Entendemos que uno de los conceptos más precisos respecto a  la educación en todas sus formas y manifestaciones  es considerarla,  en cuanto a su función básica y al proceso que implica,  como la apropiación y transformación de las formas de la cultura humana; pero  para mejor entender dicho concepto hay que precisar primero sobre el significado de Cultura.

Fuera de las confusiones e imprecisas interpretaciones del concepto de Cultura (como, por ejemplo entenderla sólo   como cultura artística, identidad, folclore, etc.), nos remitimos al enfoque  antropológico de Cultura; tomando en cuenta que la  Antropología estudia al ser humano desde sus características físicas hasta su cultura considerada ésta (la Cultura)  como el rasgo único no biológico.

De ahí que Cultura es todo lo creado por el ser humano más allá de su naturaleza biológica que comprende tanto sus productos que utiliza la sociedad humana –  sean bienes o servicios- como los procesos mediante los cuales se obtienen. Mas al hablar de educación  no se trata sólo de apropiación o asimilación de las formas de la cultura humana,   sino que al mismo tiempo ha de orientarse hacia su  transformación.

Vista la educación desde esa perspectiva, procede destacar el qué se ha de aprender.

Hoy en día se habla mucho de Educación o Aprendizaje por Competencias y a veces se quiere presentar como lo más novedoso, como muy  distante  a lo que ha sido hasta ahora  la educación, que independientemente de sus limitaciones, fallos o retrasos  ha asegurado  en lo general el innegable progreso de la humanidad en todos los ámbitos tales como ciencia, tecnología, arte, deporte,  organización social, entre otros.   Mas no es así, pues  en su esencia un aprendizaje por competencias es un enfoque integral y dinámico principalmente de conocimientos, valores, actitudes y habilidades y esa  ha sido el propósito de la educación por la vía de la promoción de los aprendizajes  a través del tiempo.

Más sí hay que admitir que en el enfoque del qué  ha predominado y lo cual  ha de ser superado, entender que sólo se trata  adquirir conocimientos,  y no es así.  Muchas veces una actitud positiva o proactiva vale más que muchos conocimientos, lo mismo  que un comportamiento honesto o el  despliegue de habilidades que aseguren una efectiva respuesta a muchas situaciones de la vida. La verdadera educación por lo tanto no es sólo conocimientos, casi al mismo nivel de importancia están los valores, las actitudes y el desarrollo de habilidades.

Tener presente y bien claro el qué de la educación es en sí mismo un aspecto crucial  para su cualificación efectiva.