Mucho se discute sobre que la educación debe ser integral, pero no podemos hablar de esto si en las aulas no se implementa como materia agregada al currículo de estudio la educación sexual, que debe ser entendida como un derecho de la niñez y de la juventud, que de hecho se ha constituido en un derecho humano fundamental. “Los principios de los derechos sexuales y reproductivos, así como de los derechos humanos, son la dignidad, la libertad y la igualdad, que se permite que cada persona defina su identidad individual y sexual”. Entendemos que el pilar fundamental de la educación es la familia, pero esta debe ser reforzada por políticas de estado que permitan un mayor alcance a través de la educación formal en las aulas y cubran las posibles deficiencias familiares, que vienen dadas por la falta de educación en los adultos. Es por esto que nos corresponde educar para una vivencia de la sexualidad sana, responsable, informada y constructiva, ya que hasta la iglesia ha reconocido su importancia de manera bien implementada.
La tasa de embarazos adolescentes en nuestra nación es de 22 % entre jóvenes de 12 y 19, cifra que es 34 % más alta que el promedio de los países de Latinoamérica y el Caribe. (Datos contenidos en Informe Nacional de Desarrollo Humano (INDH) 2017)
Unos estudios realizados por el PNUD establecen que existe un vínculo entre la pobreza y el embarazo en adolescentes con un efecto negativo en educación, formación e inserción laboral, salud sexual y reproductiva. Otros datos importantes indican los hogares donde solo hay mujeres con embarazos durante la adolescencia se registra un menor porcentaje de afiliación a la Seguridad Social, y que existe un alto índice de riesgo de mortalidad en los neo natos de la mujer que se embaraza en la adolescencia.
La educación sexual no solo es transmisión de información sobre lo que corresponde al sexo en términos biológicos, sino que también es una política efectiva de prevención de embarazo precoz o no deseado, de diferentes tipos de enfermedades (venéreas, HIV SIDA, VPH, incluso trastornos psicológicos, entre otros), y una disminución de abusos sexuales, promoviendo la igualdad de género y las relaciones saludables. Lo que representa una ganancia para la sociedad no solo en materia de salud pública, si no que se verán afectados de manera positiva los índices de desarrollo humano, así como los económicos y sociales del país, por eso hablar de educación sexual se ha convertido en una gran inversión con resultados altamente exitosos.
Es lamentable saber que La República Dominicana se encuentra entre los últimos cinco países de la región América Latina y el Caribe, con menor cumplimiento de los compromisos asumidos por el gobierno en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos ante el Consenso de Montevideo (CEPAL)
El Estado dominicano se comprometió a implementar programas de salud sexual y reproductiva, integrales, oportunos, de calidad y amigables para adolescentes y jóvenes; incluyendo acceso a métodos anticonceptivos modernos y educación sexual; sin embrago, no se han tomado medidas adecuadas, ni a nivel legislativo, ni presupuestario y esto se ve reflejado en la perpetuación de problemáticas como el embarazo en la adolescencia”, Dicho por la ONG Pro-familia.
La aprobación de leyes eficaces, la implementación de políticas efectivas, y la inclusión de la materia educación sexual en nuestro sistema educativo debe ser prioridad para el buen desarrollo de nuestro país, olvidar y posponer es un acto de gran irresponsabilidad, pongámonos en Marcha por el bienestar Ciudadano, el cambio es ahora y contigo.