La República Dominicana está atravesando  crisis a distintos niveles, entre ellos sobre la educación, en sentido general, tanto pública como privada. En la era que se invierte una cantidad considerable en educación, partiendo del 4% del producto  interno bruto (PIB), algo nunca visto en la  historia  de la república.

El artículo 27 de la ley general de educación #66-97 lo define como la estructura académica o esquema organizacional adoptado por el estado dominicano para cumplir con la función de la educación. El sistema educativo dominicano comprende los tipos de educación formal, y no formal, que se complementan con la educación informal.

República Dominicana ocupa el lugar 146 de 148 países con baja calidad de educación, sino es un record, al menos es un mal promedio.

Las pruebas nacionales, la participación en el programa PISA en el plano internacional son pruebas de que vamos por un mal camino, los datos así lo demuestran.

Cuando sabemos que solo el 2.9% de  60,100 profesores de aulas examinados dentro de la Evaluación del Desempeño Docente  pueden ser calificados de excelentes y sobresalientes, al alcanzar calificaciones por encima de los 90 puntos, comprendemos el origen de muchas de las dificultades que tiene la educación en nuestro país.

Tampoco tenemos relevos, pues el 59% de los profesores que participaron en el Concurso de Oposición Docente que convocó el Ministerio de Educación para llenar las vacantes del sistema educativo, no reunieron el perfil requerido para impartir docencia en las escuelas públicas. De un total de 16,239 postulantes que se sometieron a las pruebas de razonamiento lógico y de competencia, 9,581 quedaron descalificados.

En las pruebas nacionales de lengua española, matemáticas, ciencias sociales y ciencias de la naturaleza, el 38% de los alumnos reprobaron, como decimos “se quemaron”. Con el 30 como meta, los promedios  de notas de los estudiantes dominicanos fueron de 17.5.

En el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), sigla de su nombre original en inglés, la República Dominicana  quedó en Ciencias. en último lugar con 332, cuando el promedio era 500, en lectura quedó en penúltimo lugar, y en matemáticas en último lugar…peor no puede ser, porque no existe.

Las pruebas del programa PISA son sobre textos, gráficos, mapas, diagramas, tablas y simulaciones, no es para recordar, sino para utilizar la lógica.

Este programa demuestra que en educación los resultados no dependen de la inversión económica, sino de la combinación de los talentos de profesores y alumnos. A mayor horas de clases, menor rendimiento. Si un profesor no es bueno en 4 horas, en 6 será peor.

Todos los países que tienen programas educativos eficientes, han comenzado por la formación de los formadores. Aquí hemos dado preferencias a otras cosas, invirtiendo  mucho dinero en algo que no es educación.

Los principios de la educación permanente de ser, saber, saber hacer-hacer, y el aprender a aprender, aprender a reaprender y aprender a desaprender, han quedado atrás. La instrucción de moral y cívica, el respeto y las canciones de la patria también. Y ahora se pretende dar una educación sexual, desde la educación pública,  de contenido perverso para la juventud contrario a las normas morales de la educación.

La educación dominicana debe ser revisada a todos los niveles, ya no tenemos espacio, ni a nivel nacional ni internacional a ser peores.

En los programas educativos se han olvidados los libros digitales, la educación virtual, y los medios educativos modernos. Ni siquiera el gobierno digital se ha interesado en los libros digitales.

Se han calificados las mil universidades más excelentes en la educación, y ninguna de las dominicanas aparece, aunque fuimos el primer país de las Américas en tener  una universidad, volvemos al los últimos lugares.

Muchos libros escolares son obsoletos. Cuando un profesor explica sus clases y sus alumnos tienen respuestas actuales, buscadas en internet,  en tiempo real,  es la confrontación de generaciones los estudiantes  que se quedan frustrados.

Ahí tenemos el caso de los libros nuevos del Ministerio de Educación, que por intereses privados, han dejado a los estudiantes en el limbo.

Hagamos algo ahora con la educación pública y privada, no tenemos espacios, ni en el nivel nacional ni internacional…