La educación, como relación social y derecho humano, ha permitido democratizar el conocimiento y transformar las sociedades, no por intereses individuales, sino como construcción colectiva, no arbitraria, en razón de los patrones culturales e históricos. Los cambios sin historia, cultura, voluntad o sin el convencimiento social, son efímeros, sin posibilidad para desarrollar nuevos proyectos.

Educarse representa, para el ser humano, la construcción perenne de conocimientos y aptitudes, así como de su facultad de juicio y acción. El incremento del saber estimula el sentido crítico, permite comprender el entorno y descifrar la realidad, por lo cual puede acceder al razonamiento crítico y científico. A pesar de la brecha entre naciones, la educación se desarrolla como el medio de acceso al conocimiento científico, y su aplicación, en la dinámica de la globalización, habilita a los individuos para expandir sus posibilidades de desarrollo y progreso.

He ahí la importancia del 4% del PIB para la educación, pero para la educación en sentido general, no solo para la construcción de las escuelas. Reconocemos que parte importante en la transformación y la modernización de la educación es la infraestructura, en especial si consideramos que en cada recinto educativo se impartían dos y hasta tres tandas y ahora, con la necesaria tanda extendida, sólo se podrá impartir esa tanda única extendida, que será en favor de los estudiantes y un alivio para las familias dominicanas de cualquier clase social. Pero no es menos cierto que debemos prepararnos para invertir ese 4% (como mínimo)  en la educación de nuestras generaciones futuras; entiéndase por educación el proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar, en esas nuevas escuelas.

Probablemente, las construcciones de aulas en todo el territorio nacional ha dinamizado la economía de las diferentes regiones del país, en las que tradicionalmente (en los últimos gobiernos) no se invertía en nada que no fuera en vías de comunicación y por esto ha habido un alivio en esas economías, con lo que la popularidad del gobierno se ha catapultado.  Pero no es menos cierto que terminadas estas escuelas habrá que ejecutar un plan que eleve el nivel educativo de nuestros bachilleres, no sin antes aumentar la capacidad y la preparación de nuestros maestros; es en estas áreas donde debemos invertir esos recursos.

El aporte de la educación para la transformación de la sociedad en un mundo que exige mayores recursos cognoscitivos, adquirirá cada vez más importancia que los recursos materiales; por lo tanto, la competencia profesional tendrá mayor responsabilidad en los países en desarrollo y, la investigación será esencial como medio para transmitir el conocimiento.