José Francisco Peña Gómez y Leonel Fernández han sido los líderes políticos con mayor vocación para promover las relaciones internacionales del Estado dominicano.

Las largas jornadas internacionalistas de PeñaGómez les sirvieron para insuflaraires políticos liberales, renovadores,a su partido y a lapolítica dominicana de la época.

Es decir, las relaciones internacionales operan como un mecanismo de interacción con el exterior que permite influenciar y ser influenciado.

Se esperaba, pues, que la larga andadura de los peledeistas por la arena internacional le permitiera entender en detalles esa doble vía del internacionalismo.

Por ejemplo, los organismos multilaterales no son foros puros, políticamente secos, para el debate de intereses y proyectos económicos, sino que su matriz organizacional y de funcionamiento está asentada en condicionantes de carácterpolíticos que a su vez se fundamentan en los propósitos compartidos entre naciones para impulsar en su seno los valores de la libertad, los derechos humanos y la justicia.

En consecuencia, la anulación retroactiva de la nacionalidad dominicana a todo hijo de haitiano nacido en el país desde el 1929 hasta el 2010 ha sido interpretada por la comunidad internacional como una acción inaceptable para una sociedad decente, según la conocida definición de Ashivai Margalit (1996): “una sociedad es decente cuando sus instituciones no humillan a sus miembros”.

Lo que ha hecho nuestro flamante Tribunal Constitucional mediante sentencia es institucionalizar la humillación de cientos de miles de dominicanos que de ahora en adelante formaran una clase inferior putativa, que disfrutara de algunos derechos pero quedara privada de muchos otros.

¿Que pretendía el PLD y el Gobierno de Danilo Medina? ¿Que eso iba a ser aceptado sin más por una comunidad que tiene ya décadas luchando con los casos de inmigraciones y de minorías nacionales indígenas, hispanas, africanas y asiáticas entre sus naciones?

Los paseos por la arena internacional debieron advertirle de que esa estrategia sería rechazada y de que las sociedades más estables y decentes del mundo son aquellas donde no existen instituciones que legitimen la discriminación y el sadismo contra minorías.