Entre personas educadas la importancia de la ciencia, y de su hijastra la tecnología, no es algo que amerite discusión. Y muchos han propuesto que el desarrollo de la ciencia- hoy día cada vez mas con ayuda de lo tecnológico- es el único avance real que ha tenido nuestra especie, nuestro ambiente y nuestro planeta.
No es el interés de este escrito discutir si lo arriba expresado es válido o no; nuestro pensar va en otra dirección. Si aceptamos la validez de la idea de que solo en ciencias hay progreso y desarrollo y que, por ende, solo el conocimiento básico de qué es y cómo se hace ciencia nos puede dirigir hacia una manera bastante exitosa de enfrentar problemas ( resultados basados en evidencias, le llaman hoy), la creación de una “cultura de la ciencia” debería ser una de las preocupaciones de todo comglomerado humano.
Pero resulta que la realidad nos muestra que una “cultura de la ciencia” no existe en casi ninguna parte del mundo de hoy. Muchos estudios y encuestas en paises desarrollados muestran que el conocimiento de realidades científicas no obtiene buenas notas. Ni que decir de paises “en desarrollo”. En nuestra República Dominicana, ni los estudiantes, ni los profesores, sacan buenas notas en este aspecto de la instrucción y la educación, tal como nos lo recuerdan cada cierto tiempo estudios y encuestas internacionales al respecto.
Pudiera ser que los paises desarrollados si posean una mayor cultura de “respeto por la ciencia”, aunque la visión de la comprensión científica del mundo no sea conocida y hasta sea despreciada o simplemente considerada de poca importancia real.
Es por lo arriba expuesto que en muchas latitudes el papel de la noticia científica dirigida hacia no especialistas se ha convertido en una actividad muy apreciada, tanto entre la colectividad científica como por la generalidad de las personas. Este tipo de comunicación, que ha sido llamada divulgación científica, se ha constituido en una de las patas de la mesa de toda persona con cualificaciones profesionales en cualquier sociedad. Y en nuestros dias la Internet, con la comunicación instantánea de los teléfonos inteligentes dirigida a todos y enviada por todos, hace de la divulgación científica algo mas urgente y necesario como aporte a nuestra cultura general de qué se sabe y conoce hoy y qué es ruido y desinformación.
Hay varios detalles que conviene recordar. Solo un profundo conocedor de una ciencia hará una aceptable divulgación sobre ella. Los científicos, con años de entrenamiento para poder comunicarse efectivamente entre si, no siempre resultan muy buenos para divulgar a un público culto y menos aún a uno común.
Por otro lado, los esfuerzos de periodistas, autodidactas y formadores de opinión en general resultan de graves errores de conceptualización en una ciencia que desconocen y que solo saben de ella lo que escriben buenos y malos divulgadores.
Muchos creen que un texto de divulgación debe acompañarse de referencias y hasta bibliografía, pero los buenos divulgadores no lo hacen, consideran que es parte de ofrecer un barniz científico sobre algo que no lo es. Claro hay excepciones, a veces se quiere informar de una fuente importante no solo al público, sino a otros especialistas.
Lo que si debe ser considerado es el ofrecer, siempre que se pueda, un contexto de la institución o sociedad donde se ha descubierto el referido trabajo que se divulga, ya que le hace ver al lector que el trabajo científico es en nuestro tiempo un trabajo como otro cualquiera, donde las personas iguales a ellos (los lectores) permanecen de 8 a 5 diariamente como cualquier otra ocupación humana. La experiencia nos dice que presentar a los científicos como habitantes de un cosmos especial es contraproducente, pues enfoca a los trabajadores de la ciencia como unos seres especiales, espirituales o extraterrestres, lo que por supuesto no son.
Nada mejor que lo expresado por Sarah Gilbert, la principal científica en el desarrollo de la vacuna anti-covid Astra-Zeneca en su libro: “Somos personas normales…que hicimos algo extraordinario. No tenemos sirvientes, choferes ni niñeras y como todo el mundo, tenemos otras cosas en nuestras vidas” ( Vaxxers:The Inside Story of the Oxford Astra-Zeneca Vaccine and the Race Against the Virus, 1921, Hodder & Stoughton Ltd., London).
Todo este asunto viene al caso por lo que ocurre en nuestro país. Durante la pandemia los periódicos todos han producido y ofrecido noticias sobre la enfermedad y opiniones de médicos. Pocos trabajos sobre virus, eso si, y algunos sobre vacunas.
Se ha dicho que para comprender una sociedad basta con visitar sus cementerios. Como tratan a sus muertos y sus recuerdos. Me da la impresión de que también hoy dia entendemos una sociedad observando como enfocan la divulgación de la ciencia, el mundo de la ciencia y sus resultados en nuestras vidas, como la ciencia es o no parte fundamental de su cultura.
Nuestra UASD está de elecciones. Algo que créalo ud. o no, casi no tiene que ver con lo académico y si con “política de grupos”, quien apoya a quien, que gran partido nacional apoya a cuales y a quienes no, bueno, es un reflejo de nuestro país. (aunque no hay que negar que con su ejemplo, la UASD ayudó y mucho al desarrollo democrático que hemos presentado como sociedad). Entre los puestos a elegir se encuentra una Vicerectoría de Extensión.
La función de extensión siempre ha sido con la rondalla, el coro, el grupo de danza, la banda de música de la universidad, grupos de literatura y folclor, pero nunca hemos tenido profesores contratados como divulgadores científicos, que escriban en nuestros periódicos sobre ciencias, que vayan a los centros universitarios regionales, a los clubes culturales , a reuniones profesionales y ofrecer sus charlas sobre tópicos científicos contemporaneos, sobre ecología ( no ecologismo), sobre el mundo de los matemáticos, el mundo cibernético, la importancia de la física, la actualidad de las neurociencias , etc. Nunca ha habido conferencias sobre estos tópicos en extensión, a pesar de los variados institutos de investigación que tenemos.
Hay muchas universidades privadas en nuestro país, y aunque pudiera equivocarme, tampoco veo mucha extensión cultural de tópicos científicos (científicos, no profesionalizantes) en éstas.
Así, un instrumento que valida la ciencia, sus historias, los grandes científicos, el mundo de hoy, no llega a nuestros pueblos, no alcanza a nuestros ciudadanos. ¡No hay divulgación científica!
¿Pudiéramos pensar un poco en esto? ¿Pudieran los candidatos a Vicerectores de Extensión de la UASD opinar al respecto? Creo que tenemos muy buenos profesores para esa tarea, solo que esa puerta nunca se ha abierto.