(A Sara Pérez, con admiración)

Santiago Estrella Veloz/Acento.com.do

Santo Domingo.- Hace algunos días, el amigo Fito  recibió un correo de un querido amigo que dice sentirse “sumamente preocupado” porque está más flaco que un palo de escoba, lo que hace que se cohíba al momento de intentar piropear a una chica de grandes ojos lánguidos y estruendosas caderas, olvidándose de que nada conseguiría diciéndole:

–Tu palidez cadavérica es  lo que más me fascina de ti.

Según el quejoso, mientras algunos se preocupan por estar sumamente gordos, como Pepe por ejemplo,  otros  se quejan de su poca atractiva flacura, a tal punto  que sus propios hermanos se burlan diciéndole:

–Si sigues así, nunca encontrarás una mujer para casarte, pues pensarán que estás tuberculoso.

La vida agitada, el pluriempleo, la agobiante espera de una guagua o una voladora destartalada para hacer cualquier diligencia; el consumo de chicharrón de Villa Mella y casabe de Monción, de mabí seibano y de empanaditas de Villa Consuelo, han influido en la delgadez  del amigo de Fito,  a pesar de que dizque los chicharrones son ricos en grasas y tienden a producir gordura. Los gordos ricos, llenos de grasa,  no tienen ese tipo de preocupación, pues para manejar sus asuntos disponen de empleados flacos, generalmente por falta de cuchara debido a los bajos sueldos.

La cuestión es quien se coma  entre seis u once  raciones diarias de chicharrón, espaguetis, casabe y arepitas grasosas, acompañadas de una docena de bizcochitos esponjosos de los que promueve Consuelito Despradel,   corre el riesgo de  ponerse  del tamaño de un elefante, que es lo que literalmente ha ocurrido a millones de norteamericanos al ingerir comida chatarra, de tanto atractivo para quienes aquí roban metales para buscarse el dinero con que comprar un moro de habichuelas negras con par de tajadas de aguacates y dos o tres mulos de pollas. (Sí, pollas, porque a los pollos les han hecho un boicot por su alto precio, fruto de la especulación).

Fito, sin ser experto en dietas, recomendó a su amigo la siguiente receta, a ver si engorda:

Su desayuno consistirá en un huevito de paloma salcochado, con media tajada de aguacate y un sorbito de agua. Trate de aguantar hasta las cinco de la tarde, cuando deberá ingerir rico consomé Nilson y huevos Perigueux,  con lenguado a la Colbert; costillas de ternera al jerez con espárragos y salsa Valois y capón de Pau asado con ensalada de lechuga, aunque también incluya  como aperitivos una sopa Saint Germaint, croquetas y bouchets a la montglas y jamón Richelieu y, como entradas, costra de hígado de pato a la Syracuse, mayonesa de bogavante, lámina de faisán Perigueux y costillita de lechal a la Marichale. El plato  principal debe ser  a base de capón relleno de foie-gras de Strasbourg con espárragos blancos, salsa holandesa y fondos de alcachofas Printanier y cerró con timbal de gaufes a la napolitana y gelee moscovita a la piña como postre. Si lo desea, añada  una tarta para cuya elaboración se requiere de una masa que los pasteleros llamaron mezcla real y cuyos ingredientes principales son pasta cake, pasas de corinto, crema glasé, pasta de bizcocho, perfumes culinarios y chantilly.

El amigo de Fito leyó cuidadosamente la receta, y luego le comentó a Fito:

–¡Pero eso es  una vaina para ricos! ¡Así yo no quiero engordar!

–Pues si no lo quieres así, consulta a Sara Pérez, columnista de Acento.com, que ella es experta en dietas para no engordar.

–¡Pero es que yo quiero engordar!

–Entonces, hazte rico y llévate de la receta que te di. O consulta a Sara Pérez, repito.

Tras de lo cual Fito le dio la espalda y se marchó silbando una canción de moda.