Tengo un amigo abogado que ha acuñado la expresión “Yo no entiendo ¡por qué es que no entienden!”, refiriéndose a las personas que dan señales de no entender una problemática que está clara ante sus ojos mentales, y me la repitió al día siguiente de que el Presidente Danilo Medina fuera claramente derrotado en las votaciones y en ciertos perfiles de la reunión de la Comisión Política del memorable domingo 19 de abril.

De modo, pues, que junto a mi amigo abogado tampoco entiendo cómo es que no entienden que el Presidente Danilo Medina fue derrotado poli direccionalmente aquel domingo. El primer nivel de su derrota se verifica cuando llega ya fracasado del curso de un proceso largo, tortuoso y costoso que, a su juicio, culminaría ese día con todas a su favor frente a los que debieron ser despojos políticos de Leonel Fernández. Pero no. El tipo perdió: sólo 23 de 35 votos.

Los vaticinios de dirigentes y partícipes del largo y efectivo proceso de acoso y golpeo sistemáticos al carismático político Fernández eran dichos y redichos por la radio y la televisión los días viernes 17 y sábado 18: el resultado será “un 30 a 5: Danilo 30 y Leonel 5”.

Con el discurso teatral nacionalista pronunciado ante la Asamblea Nacional sobre la renegociación del contrato de la Barrick Gold, el Presidente inició su campaña electoral y la continuó cada domingo en paralelo a la de acoso, debilitamiento y golpeo al expresidente Leonel Fernández, a la vez que se agenciaba mediante ciertos artilugios políticos un caudal tal de aceptación ciudadana y mediática que mellaran a la de aquel y facilitaran la reforma constitucional, su candidatura a un nuevo período y su triunfo electoral en el que serían decisivos los, por lo menos, 300 mil haitianos a los que intentó a la callada convertir en ciudadanos dominicanos de un solo golpe, pero que “Los Vincho” le impusieron bloquearlos, so pena de consecuencias nefandas.

El proceso cobró fuerza cuando el Procurador General de la República y luego su narigoneada Procuradora Fiscal del Distrito Nacional estuvieron a un tris de enviar a juicio a Fernández y después se aceleró con los procesos investigativos en los tribunales contra los ingenieros Víctor Díaz Rúa y Félix Bautista, cuyos expedientes serían “las grúas” que lo remolcarían hasta la cárcel, en paralelo a la inverosímil temprana campaña electoral interna -¡hace año y medio!- que él prohijó de Reinaldo Pared Pérez, José Javier García, Temístocles Montás y Radhamés Segura, para que drenaran las simpatías internas del expresidente Fernández.

A lo anterior se añade la alianza con los caras pintadas de Hipólito Mejía que se han desgañitado y han accionado contra Fernández, alianza matizada de contratas y asesorías a reconocidos acólitos, y de puentes orales públicos al decir el primero que se iría a sembrar yuca si Danilo iba a la reelección, por lo que este último acuñó en el pasado discurso ante la Asamblea Nacional la frase “todavía falta mucho por hacer”.

Y para colmo de colmos una cadena de encuestas antileonelistas y de empresas cuyos trabajadores de campo son jóvenes denunciados por algunos encuestados como de la seguridad estatal; y la larga, sostenida y costosa campaña reeleccionista de ablandamiento y casi beatificación del Presidente Danilo Medina.

Entonces, ¿cómo es posible que el Presidente Danilo, ahíto de respaldo ciudadano y de la base peledeista en sus encuestas y las ajenas, glorificado por una campaña reeleccionista, a dos años de haber iniciado su campaña y la de acoso sistemático con la finalidad de llevar a prisión a Leonel Fernández, apoyado por el drenaje de cuatro precadidatos, solícito asaz con los poderes supranacionales dominantes, cabeza de un gobierno adornado de éxitos sociales y económicos, no haya dominado con su magia –no necesariamente presupuestaria- el todo de un organismo de ¡sólo 35 personas!?

Lo que pasó fue que al fracasado no lo siguen todos. Venía fracasado de su largo proceso de fulminar el expresidente Fernández, y por eso el tipo estaba allí, en la antípoda de Najaya, a años luz de Quirino, encabezando la reunión de 35 que sabían que tenía en su mochila el porcentaje necesario para iniciar el regreso a la Silla de Alfileres.

Razón de sobra tenían los Freddy Aguasvivas y compartes al pronosticar el 30 a 5, partiendo de su premisa del “Danilo Triunfador”, de quien esperaban que en la reunión redujera a Leonel Fernández a su mínima expresión de votos: Leonel, su esposa, su alter ego Rafael Alburquerque, su también alter ego Radhamés Jiménez y el caoba centenaria Franklin Almeyda.

Y si acaso los Freddy Aguasvivas y compartes han entendido lo dicho por mi amigo abogado y por mí, comoquiera que sigan riendo, por Dios, que la risa hace bien al alma y es un “remedio infalible”. ¡Hasta para Danilo!