Procesos tales como la aplicación de la ley de manera igualitaria para todos; o el surgimiento de nuevas aspiraciones de cara al relevo político, son vividos en la República Dominicano como una tragedia y no como parte del fortalecimiento de la  democracia.

Resulta lógico y esperable que un político como el ciudadano ex presidente Leonel Fernández, ante un sometimiento judicial reciba el apoyo de sus seguidores. Y es que un político, se defenderá con instrumentos políticos en el terreno que sea, incluyendo el judicial.

Lo que no resulta esperable en el marco democrático es que el ex presidente intente escurrir el bulto buscando inmunidad a través de su incorporación en el Parlamento Centroamericano, PARLACEN, o que sus seguidores actúen como lúmpenes políticos y agredan a quien interpusiera el sometimiento, como ocurrió con Guillermo Moreno, quien debió ser protegido por la policía.

En otro orden, dentro del Partido de la Liberación Dominicana, PLD están surgiendo nuevas aspiraciones presidenciales, como son los casos de Temístocles Montás y Minou Tavárez Mirabal, entre otros. Dichas aspiraciones lejos de constituir un acto de traición, son una posible fuente de regeneración de dicha organización política.

Y es que la competencia obliga a mejorar a los contrincantes, como también posibilita el relevo político. Si nadie aspira, ¿Cómo y con quienes se construirán los nuevos liderazgos?

En la sociedad dominicana, apenas estamos comenzando a vivir en democracia, por lo que no terminamos por comprender y aceptar que el drama que se vive hoy es la ausencia de una institucionalidad legítima y eficiente, que regule los procesos en los que deben ventilarse las aspiraciones y los conflictos políticos.