¡Democracia! Se supone ha de ser esta una de las categorías básicas de las sociedades "modernas", sin embargo en la práctica no es más que otra de las palabras manidas, que en el marco de una entidad mecánica y cada vez menos racional y reflexiva, se usa con frecuencia pero con muy poca consciencia de lo que significa e implica.

Para hacerlo sería preciso irnos a su origen y revisar la tradición griega, con pensadores  primigenios como Platón y Aristóteles, debido a que entendidos en la materia consideran a Atenas como primer ejemplo de un sistema democrático. No obstante, otros indican que ya en antiguas civilizaciones existían sistemas políticos democráticos y con más contundencia que en la capital griega, donde en realidad no todos tenían derecho a participar.

De todas formas, en un caso y en otro, y al menos a nivel teórico, la democracia implicaba que en una organización compuesta por personas la titularidad del poder residiese en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo, o en su defecto, a la mayoría.

Sin embargo, lo cierto es, que en su devenir histórico el concepto democracia no se limita a una forma de gobierno, sino que abarca un estilo de vida fundamentado en el respeto a la dignidad de las personas, la libertad, los derechos humanos, la justicia y el bien común. ¡Nada más lejos de la realidad dominicana!

Basta dar un vistazo a la escena política nacional, para darse cuenta que la democracia hace mucho que murió. Este fallecimiento es brillantemente explicada por los integrantes de la Red de Acción Juvenil, quienes difundieron un comunicado titulado: "Crisis de la democracia". Con frases como "Somos testigos de una crisis de la democracia representativa", "En la democracia (electoral) el elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros",  "La democracia es una forma de gobierno en la que cada cuatro años se cambia de tirano", "La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere  y defiende un solo interés: el del pueblo", éstos jóvenes nos invitan a reflexionar sobre el manido término y la frustrante realidad.

Lo primero que hacen es llamar la atención sobre este afán de ponerle apellido a la democracia: directas, indirectas, representativas, semi-directas, democracias populares y/o democracias parlamentaria, democracias presidencialistas, democracias constitucionales…lo que, según mi parecer, distrae de la esencia.  Luego tras una revisión de obras como "El Federalista", de  A. Hamilton, J. Madison y J. Jay, y  La Democracia en América, de A. Tocqueville, llegan  a la conclusión de que la democracia está en crisis, en lenguaje coloquial es que el paciente está agonizando.

Luego identifican sus síntomas: el creciente distanciamiento de los partidos y su clientela electoral, el desinterés generalizado de la ciudadanía por la política, el abstencionismo electoral y su incremento cada vez mayor, la incapacidad del Estado de agregar las demandas económicas y sociales, la desconfianza en amplios sectores de la población de  la clase política y la no representación de los partidos políticos de los intereses legítimos de la ciudadanía.

Agregan otros indicadores notables:  la hegemonía y control del presidencialismo en los otros poderes del Estado, el transfuguismo, las formas clientelares apoyadas en el servilismo, la miseria y la mediocridad de sectores poblacionales sin dejar de lado el despotismo, el incumplimiento de la Constitución y las leyes, la discriminación por raza, sexo y creencias, la corrupción en el Estado y la sociedad civil, la desideologización y la desmovilización ciudadana, entre otros.

Ante este panorama, muchos optan por ignorar la situación. Creen que hay democracia porque entienden pueden expresarse o criticar, por ejemplo,  al Presidente (algo imposible en la dictadura de Trujillo),  publicar artículos como éste o acudir a las urnas cada cuatro años, sin saber que van pero están limitados a elegir entre los que otros ya eligieron.

En cambio, otro grupo de la población es un poco más sagaz, reconoce la crisis, sin embargo, explica la Red de Acción Juvenil,  se conforma con ponerles "curitas" y como soluciones inmediatas centran su atención en el sistema electoral y no en el sistema democrático en sí. De esta manera se preocupan apenas por el financiamiento de los partidos políticos y las campañas electorales, la amenaza de la penetración del narcotráfico y el crimen organizado, las condiciones de transparencia y rendición de cuentas en las campañas electorales, la utilización abusiva del  dinero del Estado y el uso clientelar de los planes sociales  en las campañas electorales, la desigualdad en el uso de los medios de comunicación y de opinión pública, los  fraudes electorales.

Sin embargo, estos jóvenes, como elemento novedoso en el marco del debate nacional, trascienden la crítica y en su comunicado llegan a la parte propositiva, al señalar la  necesidad de encausar el rumbo y proponiendo las siguientes líneas de acción para los nuevos escenarios y los actores y actrices sociales:

-Recuperar los espacios públicos y la construcción de ciudadanía.

-Movilización permanente de los ciudadanos por sus reivindicaciones sectoriales.

-Ocupaciones simbólicas de espacios del poder estatal y de las élites dominantes.

-Desobediencia civil en el desconocimiento de las leyes opresivas y antidemocráticas.

-Tomar las calles con manifestaciones, marchas, caravanas, bloqueos…

-Denunciar a través de medios disponibles y creados, hojas sueltas, boletines, notas de prensa, entrevistas, comunicados, artículos.

-Participar en programas de radio y tv para descodificar y anular el discurso ideológico-hegemónico.

-Realizar diagnósticos y estudios para sustentar y formular propuestas de solución a las problemáticas.

-Disponer de medios en la internet (twitter, blog, páginas web, facebook,…).

-Desarrollar procesos sistemáticos de educación, capacitación y entrenamientos en áreas cognitivas determinadas, que eleven el nivel científico en el tratamiento de los fenómenos.

– Formular planes de educación cívica y ciudadana de carácter masivo para una conciencia crítica y común de los ciudadanos.

-Realizar foros de debates, asambleas barriales, encuentros y reuniones territoriales.

-Utilizar los medios e instrumentos culturales (Cine-Teatro-Círculos de Estudios-presentaciones artísticas y culturales).

-Realizar los debidos análisis de coyuntura y monitorear los procesos económicos, sociales y políticos del acontecer nacional.

-Diseñar y ejecutar programas de trabajo signados por una orientación estratégica que permita acuerdos, alianzas y pactos con diferentes sectores estratégicos y actores relevantes dispuestos y comprometidos con la lucha social.

-Proponer y llevar a cabo políticas de desestructuración de los poderes fácticos y estatales.

-Promover el asociacionismo, formas cooperativas y comunitarias de producción y de intercambios en las interacciones y relaciones sociales.

-Divulgar y asumir en la praxis e internalizar los principios y valores ético-morales como fundamento de construcción social y de un nuevo ciudadano.

-Hacer de la experiencia política un proceso de socialización, intercambio y educación que posibilite la asunción en los actores y ciudadanos de una sociedad comunitaria y solidaria.

-Convertir a cada miembro de la sociedad civil en pedagogos ideológicos.

En definitiva,  de lo que se trata es de superar la tragedia democrática descrita por  J. Maritain, quien explicó que la tragedia de las democracias modernas consiste en que ellas mismas no han logrado aún realizar la democracia, y de hacer realidad la visión de Abraham Lincoln, en el momento de la Guerra Civil de los Estados Unidos, quien dijo: "los gobiernos son del pueblo, para el pueblo y por el pueblo". ¡Esto sí es democracia!