La reciente instalación de los primeros miembros del Consejo del Poder Judicial no es la única señal de que la democracia por fin está penetrando en las estructuras del Poder Judicial. Recientemente se constituyó la primera asociación de jueces, denominada Jueces Dominicanos para la Democracia, presidida por la magistrada Katia Miguelina Jiménez, que deberá jugar un rol importante en la tarea pendiente de democratizar el aparato judicial.
Algunos que prefieren los métodos autoritarios, que siguen pensando que el orden sólo puede existir en la dictadura, ya comienzan a criticar que las reglas de la democracia también operen en el Poder Judicial. Tal vez piensan que el Poder Judicial dominicano radica en África, o que no se le aplica la Constitución dominicana y sobre todo su artículo 4, que señala que el Gobierno de la Nación es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo, y se divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial.
La primera ola de la reforma trajo avances en el Poder Judicial, en la eficiencia con que opera, en la preparación de los jueces a través de la Escuela Nacional de la Magistratura, en la reducción de la corrupción rampante que existía, entre otros aspectos. Pero no cabe duda de que este importante poder del Estado tenía pendiente la asignatura de aplicar las reglas de la democracia a lo interno del Poder Judicial.
En una de las primeras Conferencia del Poder Judicial, evento que reúne a todos los jueces del país, fui invitado como panelista y fui testigo de la forma autoritaria como fue censurado un juez que se atrevió a destacar la necesidad de mejorar los salarios de los jueces. Se le indicó que se trataba de un tema de vocación y de que si no estaba dispuesto a sacrificarse podía marcharse.
El Consejo del Poder Judicial y la asociación Jueces Dominicanos para la Democracia deben ser los impulsores de la democracia a lo interno del Poder Judicial. Deben ser celosos guardianes del respeto a la carrera judicial, para que no haya privilegios. Pero también deben vigilar estrechamente que la independencia de los jueces no sea menoscabada por los demás poderes del Estado, por los poderes fácticos o por la corrupción. Deben defender los derechos de los jueces, pero evitar proteger a los que mancillan la toga.
Espero que Jueces Dominicanos para la Democracia se fortalezca con la integración entusiasta de los jueces del país y que contribuya con las labores que debe llevar a cabo el Consejo del Poder Judicial, suministrándole informaciones que le permitan aplicar correctamente la Ley de Carrera Judicial e incluso corregir cualquier desvío de la misma que pudiera ocurrir. Se trata de una excelente iniciativa, que además comienza en buenas manos.