En pocas horas tendremos un Nuevo Año, que recibiremos con nuevas energías y renovado optimismo, aún a pesar de las cosas negativas que a menudo nos afectan de tal modo que cualquiera tira los guantes.

Sin embargo, nos asaltan varias preocupaciones, unas relacionadas con la economía y otras, hay que decirlo, con el desarrollo de la política en la República Dominicana. En cuanto a la economía, se ha mantenido la estabilidad macroeconómica, con un peso que ha tenido pocas fluctuaciones con respecto al dólar. Es decir, se ha mantenido una tasa de cambio relativamente aceptable, aunque las cifras oficiales sobre la inflación que afecta a los productos importados, principalmente las medicinas y los alimentos que bien podrían producirse en el país, difieren notablemente de la realidad.

Ha habido notable crecimiento en algunas obras de infraestructura, pero en el aspecto social y distribución de la riqueza andamos como el cangrejo, que en el lenguaje popular significa caminar hacia atrás.  La Justicia puede exhibir algunos logros institucionales, a pesar de la permanencia de decenas, quizás centenares, de jueces complacientes con la delincuencia, principalmente con los vinculados al narcotráfico.

Nuestras preocupaciones adicionales se centran en algunos jueces que quedaron fuera de selección para las llamadas "altas Cortes" que pretenden llevar ese caso a organismos internacionales, lo que podría afectar la credibilidad de los que fueron elegidos, acerca de cuya escogencia nadie ha protestado, porque en realidad entre ellos hay muchos profesionales del derecho serios y capaces.

Otra gran preocupación es que estamos en una democracia tan débil que ni siquiera, a la hora de escribir este artículo, los principales partidos no se han  puesto de acuerdo para resolver el problema del Centro de Cómputos de la Junta Central Electoral, pues mientras su titular es respaldado por uno, es rechazado tajantemente por otro. El Centro de Cómputos es uno de los departamentos más delicados de la JCE, puesto que es que tiene que ver con  los resultados de las votaciones.

Otro punto que llama la atención, es el que se refiere a las profundas diferencias que mantienen el principal candidato de la oposición con el presidente de su propio Partido.

En un país donde hay un bipartidismo claramente definido, esa disputa amenaza con romper el necesario equilibrio para que haya unas elecciones diáfanas y transparentes, aceptadas por el pueblo y que disminuya la abstención, lo que no ocurriría si se mantiene  el encontronazo entre los dos líderes opositores.

Si analizamos los pronósticos sobre la economía mundial en el 2012, nuestro país no escapará a esa nueva faceta de la crisis, ante la cual todos debemos estar preparados, si es que queremos tratar de enfrentarla e incluso superarla. Esto significa que esa tarea demandará del esfuerzo de todos, gobernantes y gobernados, jugando limpio para fortalecer nuestra débil democracia.