El presidente de la Suprema Corte de Justicia Dr. Mariano German, acaba de lanzar una vehemente exhortación a los jueces del país para que defiendan su buen nombre frente a las personas que traten de deshonrarlos mediante expresiones calumniosas, difamatorias o injuriosas.

Es frecuente que los litigantes que resultan perdidosos en un proceso no solo ataquen la sentencia que les perjudica mediante los recursos correspondientes, sino que además les formulen serias imputaciones al juez que la emitió poniendo en tela de juicio el comportamiento ético y moral del magistrado.  Es necesario admitir que en ocasiones los quejosos actúan con razón, puesto que ciertamente algunos juzgadores a veces incurren en prevaricación y dictan sentencias estimulados por razones espurias; sin embargo, que en las mayorías de los casos las imputaciones se formulan alegremente y sin justificación comprobable.

Soy de los que creen que los jueces como todos los ciudadanos tienen derecho pleno sin necesidad de que nadie se lo recuerde a accionar en los tribunales en defensa de su honor cuando lo crean mancillado. En efecto existen dos casos recientes en ese sentido ocurridos antes de la exhortación del presidente de la Suprema Corte: Una juez de la Cámara Penal del Distrito Nacional ha presentado acusación contra dos abogados que ella alega le han difamado en su condición de juez. Por otro lado, el magistrado Teófilo Andújar, ahora juez presidente de la Cámara Penal del distrito Nacional, que conoció una acusación por difamación del periodista Domingo Páez contra los señores Dany Alcántara y Oscar Medina, quienes resultaron condenados, presentó acusación contra estos comunicadores en razón de que profirieron comentarios sobre el hecho de la sentencia dictada, que el magistrado considera difamatorios.

Al fin y al cabo, lo que la ley y el buen juicio ordenan es que toda persona cuide sus expresiones cuando se refiera a otro tratando de no emitir criterios dañinos para la reputación y el buen nombre de esa persona, puesto que corre el riesgo de hacerse reo de persecución judicial. Este derecho a defensa del honor en la justicia no discrimina a los jueces. La ley es general e igual para todos.