La seguridad es un tema objeto de políticas públicas, y por estas últimas se entiende, que son ejercicios que diseñan los gobiernos como solución a demandas de la sociedad. En ese entendido, debemos colegir que son los políticos quienes elaboran tales acciones, planes, programas, etc.
Al lado de la Seguridad, se encuentra la Defensa, que también es incumbencia del Estado a través del gobierno y los políticos. Por lo tanto, debemos estar contestes en que los políticos deben poseer el conocimiento necesario sobre tales temas, de manera que estén capacitados para elaborar las políticas de Seguridad y Defensa que necesita el país. Pero en la República Dominicana, los políticos llegan al poder sin contar con tales conocimientos previos por lo que deben ser las Fuerzas Armadas a través de sus oficiales quienes elaboren tales programas y asesoren al nivel político para su implementación.
De ahí, que sea necesario que los ciudadanos, en especial aquellos que aspiran a posiciones políticas que los lleven a intervenir en la cosa pública, adquieran los conocimientos que aunados todos, llamamos “Cultura de Defensa”. Esta última debe ser parte de la cultura política, y la debemos entender como el grado de percepción, identificación y conocimiento que tiene la sociedad sobre la necesidad de defensa de los intereses y valores nacionales. Actualmente se agrega la Seguridad para identificar el concepto como “Cultura de Seguridad y Defensa” que incluye las impresiones de los ciudadanos sobre los riesgos y amenazas que enfrenta su seguridad y que históricamente ha enfrentado.
Existe actualmente otro concepto más moderno que se conoce como “Cultura Estratégica”, que trataremos en otra ocasión.
La Seguridad, en un concepto clásico y amplio, por un lado nos señala la ausencia de riesgos y amenazas en el ámbito nacional e internacional, en todo aquello que el Estado considera indispensable defender. Por otro lado apunta a la presencia de confianza para la vida y convivencia, como también, la certidumbre de un futuro estable y feliz. Asimismo, la Seguridad tiene otra dualidad de formas de advertirla, pues puede verse como una condición, estado de ánimo, sensación o cualidad intangible; y por otro lado, nos refiere a las actividades que se llevan a cabo para conseguir tal condición.
Dentro de los componentes que le dan sentido a la Seguridad, nos encontramos con “los riesgos y las amenazas”. Los primeros, son aquellas situaciones que contienen los elementos necesarios para generar amenazas latentes (escondidas, que no se manifiestan exteriormente, ocultas). Estos tienen como su factor causal las vulnerabilidades que se padecen y que pueden hacer más grande el daño, en caso de concretizarse los mismos. Las amenazas son cualquier situación, acción o circunstancia, real o potencial, interna o externa, que en un momento dado pueda poner en peligro el logro de los Objetivos Nacionales.
Las nuevas amenazas a la Seguridad afectan de forma importante los niveles de seguridad del Estado. Su tratamiento es a través del fortalecimiento de la democracia, de la gobernabilidad y del desarrollo económico y social. Como ejemplos de estas amenazas, encontramos la pobreza extrema, la inestabilidad económica, la fragilidad del gobierno, los abusos contra los Derechos Humanos, las enfermedades endémicas, y los desastres naturales, entre otros.
En los últimos años la concepción existente sobre la seguridad se ha ampliado por el hecho de que se ha venido incorporando dentro de las consideraciones de la seguridad, a las llamadas nuevas amenazas o amenazas no tradicionales. Ahora, se tiene más en cuenta a quién va dirigida la seguridad, o más bien, a quién se protege. Es decir, con esto se ha llegado a diferenciar quién es el beneficiario final de las acciones de seguridad, si el individuo, o el Estado.
Siendo así, han surgido nuevas dimensiones de la seguridad entre las que sobresale la Seguridad Humana, dentro de la que se ubican la Seguridad pública, ciudadana, alimentaria y la jurídica.
La Seguridad Humana ha sido definida por la Asamblea General de la ONU, en enero de 2001, como la protección del núcleo vital de todas las vidas humanas, de forma que se mejoren las libertades humanas y la realización de las personas. Significa proteger a las personas de situaciones y amenazas críticas graves y extendidas, utilizar procesos que se basen en las fortalezas y aspiraciones de las personas, crear sistemas políticos, sociales, medioambientales, económicos, militares y culturales que, de forma conjunta, aporten a las personas los fundamentos para la supervivencia, el sustento y la dignidad.
Seguirá….