La sociedad dominicana, como parte del mundo, ha estado experimentando complejos procesos de transformación de sus instituciones y actores sociales principales. En el marco de este proceso de modernización acelerada, la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), ha supuesto la aparición de nuevos conflictos y paradojas; por un lado, la digitalización ha hecho posible estar mejor comunicado e informado, mayor acceso a una diversidad de recursos culturales: libros, músicas, videoconferencias, etc., pero también ha provocado un incremento del consumismo, de los riesgos de adicción a los videos juegos y la pornografía.

De todas formas, hay que reconocer que, con la aparición de la pandemia del covid-19 y la obligación de mantener el distanciamiento físico, hemos entrado de lleno a convivir con la cultura digital. Según los datos del Observatorio Nacional de las Tecnologías de la Información y la comunicación en República Dominicana (ONTIC-RD), en el año 2020 se observó un aumento de 411,193 nuevas cuentas a internet, llegando en diciembre de 2020 a un total 8, 765,268 de dominicanos con acceso a internet.

En relación a la telefonía móvil, en el 2020 se produjo un crecimiento de 2.64%, es decir de 41,480 nuevas líneas, para un total de 8, 989,587, hablamos de un poco menos de 9 millones de usuarios de telefonía móvil en diciembre de 2020.

En el 2020, la televisión paga, se incrementó con 16,704 nuevos usuarios reflejando una ampliación de 2.6% en relación al 2019, para un total de 789,066 de casas que tienen acceso a la televisión por cables y cientos de canales de televisión para diciembre del 2020   (https://ontic.org.do/wpcontent/uploads/).

Sin embargo, a pesar de los que dicen las estadísticas, hay que destacar que la digitalización de la sociedad, no afecta a todos los dominicanos por igual, sino que, todavía existen grandes diferencias por clases sociales, edad y por territorio; urbano o rural.

De manera que no es de extrañar que, la cultura digital; es decir los hábitos, experiencias y subjetividades producto del uso de los contenidos de las tecnologías digitales, sea motivo de críticas y rechazos para algunos, como también de reconocimiento y aprobación para otros. Muchos la ha visto como un instrumento de deshumanización, de consumo, de vigilancia de la población, de (re)estructuración del poder del capitalismo global, mientras que para otros, son recursos que nos ofrecen nuevas y diversas oportunidades de desarrollo económico, político, social y cultural.

En términos económicos, se ha producido un enorme crecimiento del e-commerce, que se refiere a la venta y consumo de bienes y servicios a través de Internet, usando como forma de pago medios electrónicos, tales como las tarjetas de crédito o servicios de dinero electrónico. Según un documento de prensa de la Asociación de Bancas Múltiples de la República Dominicana (ABA), el año 2020 finalizó con 10 millones 323 mil transacciones de comercio electrónico local, con un crecimiento de 54.5% con respecto al 2019, es decir, 3 millones 640 mil operaciones adicionales. Con un valor total de operaciones locales en el 2020 por un monto de RD$26,430 millones. (https://www.aba.org.do/index-operaciones-de-comercio-electronico).

En el campo político, la cultura digital ha hecho posible la aparición de nuevos programas y actores políticos, que tienen una gran incidencia en la opinión pública a nivel nacional, como también un incremento de la capacidad de comunicación, organización y movilización de la ciudadanía y los movimientos sociales a través de las redes sociales.

Sin embargo, debemos insistir que, la relación no se reduce exclusivamente entre sistemas tecnológico, económico y político, susceptibles de incrementar el consumo y el poder en la población, sino que también, las plataformas y los dispositivos digitales se han constituido en un medio de comunicación, mediante el cual la nueva generación (re)construye sus relaciones sociales y organiza sus formas de vida: El trabajo, la educación, la diversión, las relaciones afectivas, pasan hoy por las mediaciones de las tecnologías digitales.

En ese sentido, la cultura digital en la sociedad dominicana, ha develado un conflicto generacional, pues ha aumentado las brechas entre los llamados nativos e inmigrantes digitales. Los primeros, se han habituados al uso de herramientas instantáneas como Google, Wikipedia, redes sociales, WhatsApp, etc., configurando nuevas experiencias, subjetividades e identidades que entra en conflictos con la cultura de la generación anterior.

Sin embargo, hay que reconocer que la superación de los riesgos, conflictos y desafíos que supone la mediación de la cultura digital va a depender de nosotros, pues son los actores, en su relación con los otros, los que deciden el uso y los fines de las tecnologías. Está en nosotros convertirnos en ciudadanos más reflexivos o consumidores irreflexivos de las basuras de la cultura digital.