Quién podía decir que de camino a una competencia automovilística, un 30 de septiembre del año 1958, el joven actor James Dean, perdería la carrera más importante de su ¨vida¨.   El actor, con apenas 24 años de edad, tenía una promisoria carrera de éxitos por delante en el ramo de la cinematografía […] y desgraciadamente, la velocidad en la carretera al no activarse a tiempo los ejes de seguridad del automóvil en que viajaba tronchó de repente todo ese furor, al protagonista del filme ¨Rebelde sin causa¨, causándole la muerte con violencia.

Fue realmente un aparatoso accidente que desencadenó en un contratiempo calamitoso, no solo con la pérdida irreparable de la vida del joven actor quien conducía su flamante Porsche 550 Spyder,  sino también, que dejó huérfano emocionalmente a un sinnúmero de seguidores –fans-. El impacto de su muerte le provocó a ellos (sus seguidores) desilusión, desconsuelo y desesperanza.  Y lo peor, muchos de ellos se aferraron a las drogas y al alcohol (otra extraña forma de morir) al no superar con rapidez la pérdida de su ídolo.

Lamentablemente la vida detrás del volante no es tan segura como dicen los spots publicitarios: ¨extrema seguridad¨ (simplemente es una estrategia de comunicación subliminar de ventas, y nada más.  Por lo que, debemos (los usuarios) de repensar al momento de comprar y correr una ¨carrocería¨ con un motor de propulsión sin  nada que lo frene y que lo controle). 

Para ilustrar, podemos recordar la muerte a destiempo del actor Paul Walker, aquel joven que protagonizó junto a Vin Diesel la exitosa saga cinematográfica  de Rápido y Furioso.  Él (Paul) perdió la vida cuando en un automóvil Porsche Carrera GT modelo 2005 se estrellara contra un postel del tendido eléctrico en la carretera.

También, la princesa Diana (Lady Di) con tan solo 36 años de edad, y Dodi Al Fayed, su acompañante de 42 años, perdieron la vida cuando el automóvil marca Mercedes-Benz, chocó a alta velocidad contra un pilar en el túnel Pont de l’Alma en París.

Por último, y no menos importante, en la tarde del miércoles 19 de septiembre del 2018, el joven empresario Fernando Rainieri, su automóvil  colisionó contra un objeto aún no especificado, en la Autovía del Este, cercano al Parque Nacional  Cueva de las Maravillas […].

Tristemente una vez más: ¨la carretera, la velocidad o los ejes de seguridad del automóvil¨ conspiran contra el conductor con la nefasta incidencia de quitarle con violencia la vida. 

Mientras tanto, a 60 años de aquel trágico accidente del actor James Dean, y a unos días su triste conmoración (30 de septiembre, 1958), todo sigue igual: el piloto muere por los mismos factores de colisión; y las industrias automovilísticas siguen haciendo vehículos más costosos, cada día; y de la seguridad del conductor y los pasajeros, ¿qué? …seguir lavándose las manos como Pilato. 

Me parece escuchar en voz alta sus conclusiones cuando están reunidos en la mesa de diálogo con los ingenieros de diseño y seguridad automotriz: ¨El resultado de las muertes son por -la conducción negligente-¨.  ¡Tétrico!.