Mark Lilla the once future liberal.

¿Por qué el Partido Demócrata fue derrotado en el 2016? Lo explica Mark Lilla (politólogo estadounidense, historiador de ideas, periodista y profesor de humanidades en la Universidad de Columbia de Nueva York) en un libro que habla sobre La Política de la Identidad.

Lilla sentenció que los demócratas recularon hacia políticas identitarias, como núcleo de su política para USA; se preocuparon más por minorías que por la mayoría. Y este aspecto era válido si no fuera por las hondas diferencias entre reconocernos en un sector identitario para ser reconocidos por la sociedad, que por tener una identidad grupal, como es ser negro, mujer u homosexual, y que deben ser tratadas de tal y tal modo. En ese sentido, Lilla argumentó: “los liberales del país deberían repensar drásticamente la política de corte identitario con la que afrontan las elecciones de 2016, abandonando su obsesión por los intereses particulares de grupos específicos (latinos, afroamericanos, LGTBI, mujeres) y recuperando un proyecto unitario capaz de llegar a los estadounidenses en todos los ámbitos de la vida.”

Grupos identitarios europeos
La expresión lambda,símbolo del movimiento de identidad. Fue llevado en escudos por soldados espartanos durante la Batalla de las Termópilas.

El riesgo de concentrarse excesivamente en las identidades de grupo hace perder el sentido de pertenencia a una comunidad o sociedad. No conseguimos identificar las relaciones como un igual con los demás grupos y esto es fatal para una sociedad enmarañada de una nación como USA. Un ejemplo trivial es hacer una visita a los site de los partidos republicano y demócrata, en el republicano se lee “preocupación por soluciones a los problemas nacionales” y en el demócrata era resolver los problemas de minorías. La lección fue aprendida: La idea fundamental es no perder que tenemos algo en común, y ese algo en común es una ciudadanía que está más allá de las simples identidades.

Ahora bien, ¿por qué se habla tanto de identitarismo? ¿Es una especie de elemento de la filosofía que en psicología se podría llamar como narcisismo? Se anota a que sería como mirar hacia el espejo, que es igual a mirar al otro y solo mirar en ese otro aquello que es parecido conmigo y si descubro algo diferente lo aparto porque yo no quiero a ese otro.

¿El identitarismo combate al otro? La respuesta es un no rotundo. Se asegura que es un combate al otro en cuanto identitario, o sea al otro grupo. Y que el otro lo es en cuanto a negación de sí mismo, aquel elemento que no es igual, que no pertenece a ningún grupo porque él no es un elemento, él es un singular, “ese identitarismo no cabe”.

Soldado espartano con su escudo en la Batalla de las Termópilas.

Se pone el siguiente ejemplo: “Si yo soy negro, yo pienso que el otro es blanco, pero no es así. Si yo soy alguna cosa que tiene una identidad yo pienso que el otro tiene alguna diferencia, pero no es así, el otro es el que te niega. El otro es el que te niega y que dice yo soy su obstáculo. Y ese es el otro.”

Los filósofos lo describen así: “El identitarismo nunca encuentra al otro. Él encuentra pequeñas piedras que no son obstáculos, porque él consigue echarlas a un lado. El otro no lo consigue, el otro es un embate: prepárese porque ahora es guerra.  Ese otro no es posible desconsiderarlo, ignorarlo, presumir que no existe, va a tener que enfrentarlo. El otro implica conflicto. Y el identitario no quiere conflictos. El identitario tiene la práctica del cancelamiento, es decir que elimina el conflicto eliminando a cualquiera que pueda ser candidato a ser otro. Cuando salgo de la práctica identitaria, cuando me olvido de la identidad de grupo, cuando no me preocupo de identificar cualquier identidad de grupo, yo comienzo a pensar en los problemas objetivos que están más allá de mí.  Ahí aparece el otro. El otro es un singular no necesariamente diferente. El neoliberalismo asume la diversidad, pero eso no es el singular, son las particularidades que se vuelven iguales, cada uno en su identidad. El singular es aquel que se levanta para ser el otro. Sócrates decía "yo soy el otro de Atenas. Yo soy el singular, el crítico de Atenas.  Con el discurso de la política, con el discurso de los problemas, es que logramos superar conflictos, no con la eliminación física del otro o fingiendo que no existe o ignorándolo.”

Politólogos, estudiosos de las ciencias humanas, filósofos e historiadores resumen que “grupos identitarios inventan la glorificación de la identidad (porque están todos colonizados) por la idea de que ser yo igual a mí mismo es lo máximo. Que no es con la pluralidad de narcisismos que tenemos que vivir.”

“Tenemos que vivir con pluralidad de individualizaciones aunque estas posean un problema común.”

“La política hecha a partir de nuestros problemas es la gran política. Quien atiende las cosas a partir de su identidad de partida y de llegada es la política menor.”

Y esto es una gran verdad. Cada minoría que ofrece identidad para la gente, pide derechos. Y esas no son cuestiones de identidad son asuntos de ver los problemas de aquel grupo. Cuando una minoría pierde el foco de cuáles son los problemas de una sociedad se está centrando en el vacío de su narcisismo para poder sobrevivir mediante una abstracción, de una ecuación, de una identidad.

La identidad llevada al extremo es el identitarismo, lo afirma más de un estudioso. Y no tiene nada que ver con una democracia que respeta las minorías que quiere hacer políticas públicas para minorías.

“El capitalismo nos da esta vida, pero el propio no es humano, es una creación nuestra y nos está dominando y llevándonos a no conseguir enfrentar los problemas comunes porque la cantidad de problemas que crea es superior a nuestra capacidad de enfrentarlos”. Bien señala un filósofo.