Al echar la vista atrás vemos un camino recorrido; esta perspectiva hacia el pasado nos lleva a meditar en nuestros pasos dados. El artículo de hoy, a modo de reflexión, nos viene muy a propósito de una magnífica entrevista que nos hicieran nuestros buenos amigos de la SARD
(Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana). Ver entrevista en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=aPZMuQ3OlPM.
No vamos a repetir lo que pudimos compartir con los colegas la tarde/noche del pasado miércoles por las plataformas de ZOOM y Youtube, pero lo que sí haremos es reflexionar sobre los pensamientos que flotaban en nuestra mente, antes, durante y después de la entrevista.
El ejercicio de la arquitectura en España se nos ha presentado muy variado. Desde nuestros primeros pasos en territorio peninsular hemos tenido que ejercer plenamente el oficio, por ser lo único que sabemos hacer. Los proyectos más grandes (desde arquitectura hasta urbanismo) los hemos realizado bajo el paraguas de los despachos que nos dieron aquella oportunidad entre marzo de 2005 y febrero de 2012. Aprendimos mucho, muchísimo y sobre todo disfrutamos como si fuera ocio y no trabajo. A partir de esta fecha iniciamos nuestro andar con nuestro ejercicio particular, y aunque los proyectos fueron – y han sido- más pequeños que los desarrollados para otros, no han sido menos emocionantes.
Aún esperamos nuestra Torre Colón o nuestra T4 o nuestra propia remodelación de un ala del Museo del Prado, pero mientras tanto, y en lo que eso llega, hemos hecho de espacios existentes, mucho mejores sitios para vivir o trabajar, o incluso divertirse. Desde viviendas unifamiliares de nueva planta, pasando por reformas – varias- de viviendas y locales, centros de salud, hospedaje, ocio y música, etc. Desde el desafío de diseñar lugares con muy altos niveles de insonorización y que luego su construcción sea fiel a lo proyectado, hasta el desafío de controlar el montaje –nunca mejor dicho- de un prototipo de fachada altamente tecnológica, hasta el momento no ensayada.
En días pasados un par de personas de nuestra alta estima y cercanía cotidiana, que si no fuera por los escenarios en los que nos toca interactuar serían, ambas personas, nuestros grandes amigos, nos hacían referencia a la ausencia de un gran proyecto en nuestra “carrera en solitario”. Hemos de confesar que en las dos ocasiones en que se refirieron, por separado, al hecho, sus palabras nos causaron pesar. Lo cierto es que aún esperamos nuestra Torre Colón o nuestra T4 o nuestra propia remodelación de un ala del Museo del Prado, pero mientras tanto, y en lo que eso llega vamos sacando el día a día; intentando que la casa, del Henares, con las grietas feas, estructura de madera y revestimiento de yeso nos la encarguen para restaurar; apurando el paso para que la oferta del piso de La Castellana, nos la acepten en todas sus partes; investigando para realizar la evaluación energética de la casa del Economista y que sus paneles fotovoltaicos le hayan valido la inversión; estudiando las mejores posibilidades de peritación para la casa del Doctor; esperando noticias de la reforma del bajo rasante del centro de estética de Alcalá; dándole vueltas al rediseño de las instalaciones y revestimientos del hostal de Arturo Soria…etc.; etc.; etc…
Nuestro despacho sigue abierto, ahí estamos siempre que no estamos en casa descansando o dando clases; ahí estaremos hasta que llegue nuestra propia Torre Colón o nuestra propia T4 o nuestra propia remodelación de un ala del Museo del Prado; después de que lleguen y por fin tengamos nuestros grandes proyectos, seguiremos allí, en nuestro despacho y hasta el final de los días.