I.- Lo que motiva las opiniones opuestas
1.- En nuestro país existen grupos de personas que se diferencian entre sí, no por el color de su piel ni por la edad, sino por el lugar que ocupan en el ordenamiento económico-social; y, de igual manera, se comportan de las formas más diversas ante los fenómenos sociales que ocurren en el medio circundante.
2.- De la misma forma que el ambiente social dominicano no es homogéneo respecto al conglomerado humano, tampoco es semejante la apreciación y forma de la colectividad examinar un suceso. La disparidad en las clases sociales lleva, por consiguiente, disimilitud en sus actitudes
3.- Es imposible alcanzar el completo acuerdo allí donde cada quien se mueve atendiendo a lo que es de su beneficio material o espiritual. Estar acorde con que se haga algo que tiene relación con la comunidad resulta, si no imposible, algo difícil, porque la coincidencia de voluntades no es factible cuando los llamados a ejecutar tienen basada su orientación en el provecho personal.
4.- La contraposición se presenta cada vez que un sector social se cree lesionado con una decisión. La aceptación o rechazo es la expresión de la lucha de intereses que desemboca en enfrentamientos que se desarrollan de diferentes formas, dependiendo del encono y grado de antagonismo.
5.- En cualquier escenario de una sociedad donde exista heterogeneidad de clases sociales, estará presente la confrontación, unas veces abiertas y otras soterradas. En ocasiones es posible la concertación, a no ser que la pugna sea de naturaleza tal que haga imposible un acuerdo.
6.- Las dificultades de todo tipo que tienen que enfrentar aquellos que son los más, el pueblo, les mantiene en permanente contradicción con las posiciones que en cualquier asunto asumen sus adversarios. En la actitud que adopta un ente social está envuelto su parecer en torno al tema en cuestión.
II.- La justificada indignación
7.- Porque es un concepto ampliamente difundido y utilizado, y en ella vivimos, es bueno saber que la sociedad humana está conformada por la organización de la familia, los estamentos y las clases; las relaciones de propiedad; las formas y procedimientos de distribución; y en general por las condiciones que hacen posible la existencia y el funcionamiento de la vida real y la actividad del ser humano.
8.- Reteniendo la idea de sociedad, procede ubicarnos en la nuestra, la dominicana, y tomar en cuenta el momento que estamos viviendo, determinado por un conjunto de condiciones y circunstancias caracterizadas por crisis económica, sanitaria y social que, en su conjunto, tienen relación con la vida, las actividades y otros fenómenos político- sociales.
9.- Sin importar lo que esté incidiendo en un determinado ámbito del país, al proceder al análisis de lo que ocurre, la persona está en el deber de tomar en cuenta la época, es decir, ese período generalmente prolongado en el desarrollo y caracterizado por determinados acontecimientos de significación, procesos y fenómenos que presentan rasgos significativos.
10.- El momento actual de la sociedad dominicana está tipificado por la existencia de un orden económico y social que tiene por base la desigualdad de oportunidades para la mayoría de la población dominicana, y esta disparidad genera toda una serie de taras presentes en nuestro país.
11.- La desigualdad que existe en el seno de la sociedad dominicana, el profundo abismo entre una minoría que dispone de todo, y el drama que padecen las grandes mayorías nacionales que carecen de lo indispensable para una vida digna, es causa de una crisis frontal que, aunque a veces no se expresa en forma objetiva, subyace, está ahí presente.
12.- Solamente examinando la base de sustentación económica de nuestro país, es posible llegar al conocimiento de las consecuencias que trae consigo la desemejanza y cómo se manifiesta en forma objetiva en todas las esferas de la vida nacional dominicana.
13.- Las lacras sociales, como hambre, analfabetismo, insalubridad, desempleo y falta de techo, tienen sus expresiones en mendicidad, pobretería y necesidades insatisfechas, a las que se unen infelicidad, desgracia, desventura e infortunio. Todas estas taras hay que buscarlas vinculadas en grupos humanos víctimas de la marginación a que les condena el orden establecido.
14.- Los vicios motivados por las diferencias sociales, acompañan a los oprimidos, que por sentirse marginados, ofendidos y despreciados, se convierten en quejosos que no simulan su condición de discriminados. Las secuelas que trae el estado de opresión impulsan al olvidado social a expresar su desgracia en resabios y resentimientos.
15.- La forma como actúan amplios sectores de una sociedad injusta es su sentir ante el infortunio a que han sido arrastrados. Las palabras cargadas de indignación lanzadas en determinados momentos por mujeres y hombres del pueblo, contra personas en las cuales ven representado el statu quo, son desahogos en respuesta a injusticias acumuladas.
16.- La suma de enojos en la mente de los pobres les lleva a canalizar sus perturbaciones mediante actos que encierran en su contenido vejaciones por fatigas sistémicas. Hay que ver su enfado social como el resultado del desagrado causado por las privaciones al acceso para satisfacer sus perentorias necesidades de subsistencias.
17.- Las expresiones de mal gusto de parte de una persona hay que buscarlas en sus condiciones materiales y espirituales de existencia. Haberse formado y desarrollado bajo rígidas estructuras que generan miseria, marginación y hastío, hace posible ver a ciudadanas y ciudadanos hoscos y disgustados; despojados de bondad y solidaridad.
III.- Los excluidos de la sociedad
18.- Condenar a las masas populares a permanecer excluidas de la instrucción, las priva de que tengan educación, y por vía de consecuencia impedidas de tener conciencia de las causas de los males que padecen y cómo pueden ser erradicados.
19.- Porque la gran mayoría de la población dominicana no sabe a qué se debe su pobreza, dentro de su atraso y desesperación cree que ella es pobre, analfabeta y vive oprimida porque le fue lanzada una maldición divina.
20.- El malestar social lleva a los integrantes de una sociedad desigual a permanecer en estado de desasosiego físico y síquico, a sentirse inestables y aquejados; a comportarse irritados, agobiados y enfurecidos.
21.- Ese añejo orden económico que obliga a lanzarse a las calles a niños y niñas para que vivan de la caridad pública, de tender las manos implorando piedad y de puerta en puerta pidiendo un pedazo de pan, contribuye a la formación de una sociedad de pordioseros e indigentes.
22.- La sociedad dominicana de hoy, sustentada en un ordenamiento económico y social que ya no aporta nada bueno, es el mismo que crea a las trabajadoras sexuales que en la presente coyuntura están más abandonadas y desesperadas que nunca.
23.- Esa formación en línea interminable de mujeres y hombres hambrientos que ahora han salido desesperados en busca de una funda o una caja con comida, son hijos abandonados, despreciados y burlados del actual orden social que existe aquí, que solo sirve para parir pobreza, desigualdad, opresión social, violencia, criminalidad, delincuencia, corrupción e ilimitados males sociales.
24.- Allí donde la sociedad no funciona con equidad toma su imperio la injusticia, lesionando a quienes no pueden vencer los resortes que trae consigo la disparidad. Aquí se está olvidando que el equilibrio manda proporcionalidad para que funcione la armonía entre los diversos sectores sociales.
25.- Por más que se quiera defender con palabras altisonantes, santificarlo y perfumarlo, es insostenible desde todo punto de vista forzar que se conserve un sistema que cada día estimula la presencia de segmentos que van a estar excluidos socialmente, porque están imposibilitados de tener acceso a las fuentes adecuadas para su desarrollo integral como ser humano.
26.- Colocándoles en condición de peligros sociales, en nuestro medio son muchos los seres humanos que llegan al mundo de los vivos con un sello de relegados, marcados con la imposibilidad de ocupar un espacio conforme sus condiciones de capacidad, por las trabas que les ponen para transitar por el camino que les ha de llevar a demostrar su intelecto.
Reflexión final
27.- Porque ahora, con motivo de la COVID-19, los marginados de la sociedad dominicana se han sentido en la necesidad de abandonar en masa sus refugios, se ha comprobado con toda crudeza la descarnada miseria que golpea a una gran mayoría de la población de nuestro país.