I.- La COVID-19 y ante ella enfoques diferentes

1.-  Un suceso de cualquier naturaleza, ocurrido en el medio social, incide en  los miembros de la colectividad e impacta en su conciencia lo que les permitirá  conocerlo y analizarlo dependiendo de su formación. La instrucción hace posible aprender a tomar en cuenta la dimensión de un hecho y la forma de manejarlo en uno u otro sentido.

2.- La COVID-19, no ha sido analizada por igual en  el seno de la sociedad dominicana. Para unos la pandemia es algo sin importancia, nada de consideración; mientras que para otros es de trascendencia  y  de gran alcance que tiene que ser tratada con responsabilidad de Estado, ciudadana y cívica.

3.- En el ámbito dominicano, ante la COVID-19, la respuesta por parte de la población no podía  esperarse que fuera la misma porque así como son variadas las voluntades,  invertidas son las opiniones. Allí donde hay discrepancia de pensamiento está presente el desacuerdo.

4.- A la hora de plantear un tema relacionado con la COVID-19, siempre hay que tener presente que estarán de por medio personas con intereses de clases que se contraponen, y cada una de ella tratará de imponer su criterio procurando que los demás lo acepten.

5.- Cuantas veces se somete a discusión el tópico relacionado con el mantenimiento, levantamiento o restricciones de la cuarentena motivada por la COVID-19, estarán encarados enfoques que encierran lo que es de la conveniencia de los diferentes grupos sociales que convergen en la sociedad dominicana.

II.- Los intereses encontrados para ampliar o limitar el confinamiento

6.- Porque en nuestro país existen personas con ubicación de clases sociales opuestas,  mantener, limitar o eliminar  el confinamiento es aceptado o rechazado  con motivo de la COVID-19, partiendo de su acomodo o no. Es algo imposible lograr la unanimidad y que cada quien se mueva en una sola dirección.

7.- El Gobierno Central de cualquier país, al tomar una medida relacionada con la COVID-19, está obligado a considerar la composición social de la sociedad y las diferencias que puedan surgir con motivo de la decisión a adoptar.

8.- El  triciclero que se levanta de madrugada para dirigirse al mercado de expendio de frutas y adquirirlos, para luego pedalear por la ciudad y revenderlos casa por casa, de seguro que no soporta el confinamiento por una o dos semanas.

9.-  Ese marchante triciclero, a diferencia del alto empresario o comerciante, no acepta con beneplácito la cuarentena,  por  una o dos semanas. De seguro que van a venir las desavenencias porque no todos los grupos humanos de una sociedad dividida entre muy ricos y muy pobres, permanece sin discrepancias. La incompatibilidad no desaparece allí donde la minoría lo tiene todo, y la mayoría carece de lo indispensable para subsistir.  

10.- Comprender esa divergencia de las clases y capas sociales, y su conflicto de intereses en todas las esferas de la sociedad, permite saber que en nuestro país la COVID-19, arrastra  fenómenos sociales que van más allá de contagio, confinamiento y levantamiento parcial o total.

11.- Por más que se quiera soslayar, la COVID-19, no es solamente  algo que tiene que ver con la salud y prevención. Esta enfermedad va más allá de los que algunos creen, porque  pone de por medio asuntos que escapan a los deseos individuales de avenirse o quejarse.

12.- Aunque algunos integrantes de la sociedad dominicana no quieran aceptarlo, la COVID-19, les hace comprender que hemos sido arrastrados a toda una serie de diferencias reales  surgidas en el curso de la pandemia las cuales  deben ser resueltas  en el tránsito de la misma.

III.- La COVID-19, en la ocasión de la descomposición social

13.- Los contratiempos originados como consecuencia de la COVID-19, tienen relación directa con la vida de las personas que habitan en el territorio nacional, y deben ser solucionados cada quien aportando dentro de sus posibilidades sin importar que sea difícil o cómodo. Un contratiempo de naturaleza social impone solución dentro  de los marcos de la colectividad.

14.-  No sería otra cosa que pura ilusión pensar que puede haber unanimidad de aceptación allí donde no existe semejanza de intereses y de pensamiento. Ejecutar en común una decisión emanada de los poderes públicos requiere identificación en la realización.

15.- Sin importar lo conveniente  y saludable que  sea para preservar la vida de los ciudadanos y las ciudadanas, en el ambiente nacional dominicano están presentes factores de índole social que hacen imposible acatar de buena gana una medida que se tome con respecto a la COVID-19, manteniendo, limitando o eliminando el confinamiento.

16.- Para saber que estará presente  la disidencia en lo que se decida para evitar  la contaminación con la COVID-19, solo hay que estar consciente de la diversidad de intereses, la opresión social de que son víctimas amplios sectores populares, el atraso educativo, la falta de civismo, el relajamiento o resquebrajamiento de la autoridad y  la inclinación a todo lo que significa desbarajuste.

17.- Quiérase  o no, es una verdad de a puño que en el conjunto de mujeres y hombres de nuestro país, hay amplios grupos que se sienten cómodos estimulando o permaneciendo  en el estado de desorden.

18.- La cultura de trastocar cuadra perfectamente en aquellos que están formados para vivir manga por hombro; sin orden ni concierto, y les da lo mismo que el toque de queda sea total o parcial. De  cualquier forma no van  a cumplir porque lo suyo es vivir patas arriba, mientras más desordenado mucho mejor.

19.- El estado de descomposición material, social, ética y moral que hoy existe en la sociedad dominicana,  es un ambiente adecuado para que la COVID-19, siga haciendo estragos. Estamos en una situación de sálvese quien pueda y como pueda.

20.- Aunque con todo pesar, pero hay que decirlo, la realidad es que la COVID-19, ha llegado a nuestro país en un  período sumamente difícil  en el orden económico-social, político, institucional y en el proceder cívico de los ciudadanos y las ciudadanas.

21.- Con la mayor franqueza debo decir que el escenario dominicano estando aquí la COVID-19, no es nada halagüeño, porque además de la incertidumbre creada por la pandemia, las fuerzas políticas y sociales llamadas a crear un ambiente favorable al pueblo dominicano, no dan demostración de sensatez y prueban estar dominadas por apetencias personales y grupales.