Dos males que históricamente han afectado a nuestra nación, pero que además tienen muchos elementos en común.

En la Republica Dominicana desde el más humilde de los dominicanos, cuando por ejemplo, cuela su primer café en la mañana, está pagando impuestos y les explico porque: el vehículo en el que se transportó el grano de la finca a la embazadora o procesadora, consume combustible y éste tiene en su precio un impuesto, luego vuelve y se transporta al supermercado o colmado donde usted lo compró y volvió a necesitarse combustible que tiene en su precio un componente impositivo, la envoltura del café pagó ITBIS (otro impuesto); éste es un pequeño ejemplo con el café, luego todo lo que consumimos los dominicanos tiene en su precio una proporción impositiva. Además a muchos nos descuentan una proporción del salario para el pago de impuestos, otra para el pago del plan de pensión y la seguridad social o salud.

La lógica general es que estos impuestos que se le cobran a cada dominicano sean utilizados por el estado para desarrollar actividades públicas con el fin de satisfacer necesidades sociales determinadas como son la salud y la educación, por ejemplo.

¿Qué sucede cuando elementos como la corrupción o la inmigración desmedida aparecen en el escenario de un país?  Estas rémoras o sanguijuelas se alimentan de los impuestos que usted, sus amigos, sus familiares y yo pagamos, impuestos que deberían ser destinados para darle salud, educación y otros tantos servicios que corresponde al estado darnos, a cambio de nuestros impuestos.

Ya hemos manifestado nuestros criterios y condenas a la corrupción, a la impunidad y a la defensa de ésta; aborrecemos y condenamos esta práctica, sin embargo, el capitalismo democrático en el que creemos y hemos defendido,  promueve, entre otras cosas, la acumulación de capitales, basado en que ésta genera inversión, la inversión genera empleo y bienestar, el empleo genera consumo y por último el consumo genera nuevas oportunidades. La corrupción suele generar acumulación de capitales y de ahí todo el ciclo antes mencionado. Sin embargo, reiteramos que la corrupción es condenable y que todos los corruptos deberían ser juzgados y condenados, sólo hemos utilizado esta mala práctica para hacer un símil con algo que puede resultar ser peor.

La inmigración desmedida, si es que aún le podemos seguirle llamando así, desde hace no más de dos años, pareciera ser la fusión de nuestra nación con los vecinos haitianos; fusión organizada y planeada por los grandes imperios, en complicidad de las autoridades Haitianas y DOMINICANAS.

Definitivamente la inmigración de trabajadores de un país a otro suele ser consecuencia de las oportunidades y tentativamente puede ser beneficioso para ambos países en cuestión. Pero cuando de un lado hay un estado fallido, una nación fallida y si consideramos su desforestación, hasta un territorio fallido, mientras que del otro lado hay un país pobre, una nación pobre, pobremente administrada, no debería haber posibilidad alguna ni de inmigración, ni mucho menos de fusión, salvo que el estado pobremente administrado pretenda alcanzar la categoría de Estado Fallido en el breve plazo.

Para que tengan una idea, el gobierno del presidente Danilo Medina lanzó el más ambicioso plan de alfabetización que recuerde nuestra historia, ha contado con la participación de instituciones públicas y privadas, con la ayuda internacional y de voluntarios dominicanos, se trazó la meta de cero analfabetos, y al final habrá quintuplicado la cantidad de analfabetos. Invirtió el 4% para la educación y priorizó esa inversión en la construcción de infraestructura, y al final puede que el déficit de aulas haya aumentado. Aumentó las partidas presupuestarias a la salud pública y el déficit  de camas y medicinas en nuestros hospitales, en los que hoy vemos morir a nuestros hijos, etc., etc….., va en aumento. Esto así, porque no importa cuánto hagamos, cuanto invirtamos, si permitimos que el crecimiento poblacional sea más de lo que hacemos y ese crecimiento no viene a invertir recursos, si no que por el contrario vienen a demandar servicios, resulta en una ecuación imposible.

¿Con que presupuesto pretendemos pagar la GRAN deuda social de la Republica Dominicana? Una gran pregunta, que si bien podría tener respuestas, acompañado de la corrupción y especialmente de la inmigración masiva, indocumentada e incontrolada, NUNCA, pero nunca tendrá respuesta.

Definitivamente las visitas sorpresas, la práctica de salto y otros aspectos populistas han dado buen resultado en la percepción del público, acerca del gobierno de Medina y en especial en la aceptación de éste en el corto plazo;  pero no es menos cierto que a pesar de sus buenas intenciones y buenas iniciativas, su gobierno, de cara a evaluaciones futuras, podría considerarse  uno de los peores gobiernos de la historia, por la permisibilidad de esa inmigración sin control y las consecuencias de ésta.