El juicio de fondo de Giuseppe Profiti y a Massino Spina, que ocuparon los cargos de presidente y tesorero respectivamente del Hospital Gesu Bambino del Vaticano se inició el pasado 18 de julio. De todos los involucrados en la corrupción solo estos dos ex -funcionarios fueron llevados a la justicia junto a dos periodistas por haber dado a conocer los detalles del caso en el 2015 con la publicación del libro Avaricia: Los documentos que revelan las fortunas, los escándalos y secretos del Vaticano de Francisco.

Quién fue procesado y quién no lo fue, constituyen marcadores de los valores expresados en leyes que rigen la Ciudad-Estado del Vaticano. Giuseppe Profiti y a Massino Spina fueron acusados de utilizar $422,000 euros ($481,000 dólares) donados a la fundación del Hospital Bambino Gesu para renovar el pent-house del  Cardinal Tarcisio Bertone; desviando así el uso del dinero para fines diferentes al de la donación. La próxima sesión del juicio continuará los días 7, 8 y 9 de septiembre, fechas en que el papa Francisco estará en Colombia.[i]

Cardenal Bertone Foto Reuters

A la desviación del dinero se añade el escándalo de la opulencia en que viven sus “príncipes “aún en tiempo de Francisco. Resulta contradictorio a lo que el papa ha expresado de querer una Iglesia pobre para los pobres.

La residencia del Cardenal Bertone es un apartamento de lujo de 3,230 pies cuadrados localizado en el tercer piso del Palazzo San Carlo. Además del dinero pagado con fondos del Bambino Gesu, cuatro otras cuentas fueron enviadas al “Governatore” de la Ciudad del Vaticano por la suma de $307,00 euros, más 63,000 euros por trabajos adicionales y materiales. El Vaticano envió la cuenta al Cardenal Bertone sugiriendo que éste lo pagase. Las cuentas al Vaticano y al Hospital Gesu Bambino, sumaron un total de 792,000 euros destinados a la renovación de la mansión asignada al Cardenal Bertone.

El Cardenal Bertone no fue acusado y le fue permitido continuar residiendo en su palacio, a pesar que el fue el beneficiado de la corrupción. Negó tener conocimiento alguno de los pagos y dijo no haber hecho nada malo. Declaró que él pagó unos 300,000 euros por la renovación con su propio dinero y que adicionalmente donó 150,000-euros al hospital, “para compensar por el daño incurrido a su reputación”. Entre los no-sometidos, además del Cardenal Bertone, fue exonerada la compañía Casteli Real Estate, del empresario Gianantonio Bandera, amigo personal del cardenal y ex -miembro del Magistrato di Misericordia, una obra pía fundada en el siglo XV, mencionada por haber recibido el dinero “ilegal” de los fondos del Hospital. [i]

Fittipaldi y otro reportero italiano fueron sometidos a juicio por la Justicia del Vaticano por haber publicado documentos no-autorizados. En correo electrónico dirigido a la AP, Fittipaldi escribió “siento que a Bertone se le permitiera continuar residiendo en su pent-house, mientras el periodista que descubrió el escándalo terminó sometido a la justicia”. Fittipaldi agregó, “Diferentes estándares para gente diferente”.[ii]

En el prólogo a su edición de Avaricia en la versión electrónica de Kindle en español, Fittipaldi presenta el interrogatorio a que fue sometido por el secretario del tribunal del Vaticano. Reduzco al mínimo los puntos clave del interrogatorio por motivos de espacio. El interrogatorio revela la ausencia de libertad de prensa en el código pernal del Vaticano, y el uso del SECRETO como estrategia para evitar escándalos. Unidos, éstas políticas  tienen el efecto colateral de promover la misma corrupción que Bergoglio quiere evitar.

El interrogatorio se describe en el prólogo de la versión de Avaricia en español (2015) de Kindle, distribuido por Amazon. Fittipaldi anuncia el contenido del libro: Describe “los detalles y ofrezco pruebas de los escándalos económicos y financieros de la Iglesia durante el período de Francisco, un material exclusivo y recabado durante más de un año de investigación. Historia sobre el lujo, el despilfarro y la corrupción que han llenado las portadas de los medios de comunicación de medio mundo”. Además agrega que “dos días antes de la publicación del libro en Italia, Bergoglio dio su beneplácito a la detención de dos de mis presuntas fuentes, ‘los cuervos’; los llaman con desprecio”.

Durante el juicio, unas seis personas junto al secretario del tribunal del Vaticano estuvieron presentes: el jefe de Gendarmería, los hombres encargados de investigarlo, y el magistrado que hace las funciones de fiscal. Este último le informa por qué ha sido llamado:

“Veamos señor Fittipaldi, está usted imputado de un delito muy grave. Difusión de noticias y documentos confidenciales. Lea esto”. Le entrega una fotocopia de un documento en que el papa Francisco modifica el código penal Vaticano a partir del 11 de julio de 2013. En el párrafo sobre “Delitos contra la Patria” aparece un artículo nuevo, el 116 bis, el que describe su crimen:

“Quienquiera que obtenga de forma ilícita o revele noticias o documentos cuya divulgación está prohibida, será castigado con entre seis meses a dos años de prisión o con una multa de entre mil y cinco mil euros. Si la conducta implica información o documentos que conciernen a los intereses fundamentales o relaciones diplomáticas de la Santa Sede o del Estado, se aplicará la pena de prisión de entre cuatro y ocho años”. Según la ley, la violación de Fittipaldi se castiga de cuatro a ocho años. Fittipaldi argumenta que él es periodista y ha escrito solo la verdad, y ni una línea ha sido desmentida. “No se trata de eso”, le asegura el juez. “Usted, según nuestro código, ha incurrido en un delito muy grave”, le repite de nuevo uno de los gendarmes. De aquí en adelante, Fittipaldi es cuestionado para que revele los nombres de sus fuentes:

“¿Cómo es posible que haya obtenido los documentos secretos del IOR, la banca Vaticana? ¿Quién le ha ayudado a obtener los documentos de la APSA, la entidad que administra todo el patrimonio inmobiliario de la Santa Sede? ¿Quién le ha facilitado y de qué manera los informes secretos acerca de los cardenales y sus negocios millonarios? Fittipaldi apeló al secreto profesional y además a la Constitución Italiana, que protege la libertad de prensa. Ambos le permiten no tener que revelar fuentes.

“¿En el Vaticano no tienen leyes sobre la libertad de prensa?, pregunta Fittipaldi. “No. Nos vemos en el tribunal señor Fittipaldi”, le responde el juez. La Corte, al final decidió que no tenía jurisdicción para procesarlo y lo dejó en libertad.

El libro La Avaricia está lleno de datos que muestran como el SECRETO y la ausencia de rendición de cuentas en la administración de hospitales y otras obras de servicio constituyen un caldo para la corrupción. Muestra que el lujo del apartamento de Bertone, no es la excepción sino la norma. El mismo Bertone defendió el tamaño de su apartamento, diciendo que otros cardenales tienen apartamentos más grandes y que el reside con una secretaria y tres monjas que ayudan a cocinar, limpiar y atenderlo, y que además, el necesita el espacio para su archivo y biblioteca. En su libro, Fittipaldi establece que “hay un montón de cardenales que moran en pisos de cuatrocientos, quinientos, y seiscientos metros cuadrados” y reciben ganancias de los negocios del Vaticano.

De igual manera, un estudio del 2014 dirigido por Daniel Burke, Editor del blog Belief de CNN, basado en records del gobierno y la Iglesia Católica Romana, revela que 10 de los 34 Arzobispos activos de los Estados Unidos residen en mansiones valoradas en más de $1 millón de dólares; eso es sin contar cientos de obispos católicos retirados o que residen en ciudades pequeñas cuyos estilos de vida son igualmente costosos. Entre los arzobispos, se destaca la mansión del Cardenal Timothy Dolan de New York. Reside en una mansión de 15,000 pies cuadrados, en la Avenida Madison, uno de los lugares residenciales más costosos.  CNN contrató a la firma Vanderbilt Appraisal Company, de New York para estimar su valor: por lo menos $30 millones de dólares.

En su libro, Fittipaldi analiza las finanzas vaticanas que “funcionan exactamente como un merchant bank que–desde siempre—ha hecho negocios a través de la diversificación de sus intereses. Los principales son el ladrillo y las inversiones financieras en todo el mundo, aunque también ostenta una posición dominante la industria de la sanidad: desde hace décadas, una de las actividades más rentables de la Santa Sede”. Además del hospital del papa, el Vaticano controla directa o indirectamente cuatro grandes hospitales, tres en Roma y uno en Puglia.

En su análisis del Hospital Gesu Bambino, Fittipaldi relata el estupor que provocan las inversiones en bolsa del hospital. Aunque el papa Francisco se pronuncie a menudo contra "el capitalismo salvaje que introduce la lógica del beneficio a toda costa, del dar para obtener, de la explotación sin consideración alguna hacia las personas" el hospital Bambino Gesu ha invertido en múltiples multinacionales que además contaminan el medio ambiente.  Entre ellas cita las acciones de Exxon, "la multinacional del petróleo obligada recientemente a pagar millones de dólares de multa por fraude financiero y desastres ecológicos como el del petrolero Exxon Valdez en Alaska". Yen títulos resalta "el coloso americano del sector químico Dow Chemical", sometido a varias investigaciones por incidentes graves”. Además enumera otros títulos adquiridos por el Hospital, de Baxter, Pepsi y 3M. Según Fittipaldi, "se trata de negocios cuya ética social está en las antípodas de lo que promulga la Santa Sede". (Avaricia, versión Kindle, localización 2114).[i]

El otro gran escándalo que confronta Bergoglio es el cardenal George Pell; el hombre elegido por Bergoglio para "enderezar las finanzas del Vaticano”. Fittipaldi encontró que Pell gastó para él mismo y sus amigos medio millón de euros en seis meses. Y por si fuese poco, ha sido requerido por el Gobierno de su nativa Australia acusado de abuso sexual de menores antes de ser obispo, y de proteger a otros curas pederastas cuando fue nombrado obispo.

En mi opinión, que una organización mundial de hombres solteros, –bajo estricto mandato de obediencia ciega a sus superiores designados por un monarca—maneje tantos recursos bajo la sombra del SECRETO, constituye una fórmula segura para asegurar la corrupción, el desprecio por los discriminados del grupo privilegiado, y la sustitución de su misión expresa por el lucro personal. Si a esto agregamos el peso de la Tradición a partir de la romanización del cristianismo en el siglo IV y su identificación con la nobleza y el poder, reformar a la Iglesia Católica Romana, requiere mucho más que sermones bonitos y anunciar una Iglesia pobre para los pobres.

[i] Emiliano Fittipaldi. 2015.  Avaricia. Los Documentos que revelan las fortunas, los escándalos. y secretos del Vaticano de Francisco. Madrid: Ediciones Akal, S.A. para lengua española.

[i] Nicole Winfield. Room with a view: 2 ex- Vatican hospital officials charged, .Associated Press, 13 de Julio de 2017. Ciudad del Vaticano http://abcnews.go.com/International/wireStory/vatican-sets-trial-administrators-hospital-48608932

[ii] Idem.

[i] Zoe Tidman. Trial opens for Bertone corruption scandal. En The Italian Insider. Julio 18, 2017, (http://www.italianinsider.it/?q=node/5657)