El único mérito que tienen las recientes declaraciones de Hipólito Mejía sobre la corrupción, ha sido la reacción provocada, que permite afirmar que la corrupción será tema importante de la campaña presidencial y esto es positivo.
Estas declaraciones dejaron muy mal parado al candidato Mejía, quien pretendió enviar el mensaje de que perseguirá a los corruptos de ganar las próximas elecciones, pero lo dañó cuando señaló que no perseguiría a Euclides Gutiérrez no porque no era corrupto, sino porque era su "canchanchán". No le hizo un favor a Euclides, pero tampoco al mensaje que pretendía.
De llegar a ganar las elecciones, habría que pedirle al presidente Mejía que además de una declaración jurada de sus bienes, haga otra separada de sus canchanchanes, para poder saber quiénes disfrutarán de impunidad gracias al canchanchanismo presidencial. Lo lamentable es que si tiene canchanchanes en el PLD, habría que imaginar que una vez se agreguen los de su partido, la lista será demasiado larga.
A pesar de lo señalado, es correcto que el tema de la corrupción ocupe un lugar preponderante en los temas de campaña y varios aspectos positivos se pueden derivar de que así ocurra. Para comenzar, saldrá a flote mucha información desconocida sobre actos de corrupción, producto de las acusaciones y contra acusaciones. De hecho, ya Marino Vinicio Castillo les ha pedido a Danilo Medina y Félix Bautista que se preparen para divulgar las famosas 34 auditorías que poseen de la gestión de Hipólito Mejía y que hacen de éste último un "preso de confianza", según Castillo.
A mi profesor Marino Vinicio Castillo también se le zafó ese tiro, pues no se puede justificar que una persona con la posición que él tiene (presidente de la Comisión Nacional de Ética), no haya obtenido esas auditorías para utilizarlas en el cumplimiento de sus labores, aún cuando fuese solamente en la fase preventiva.
Sacando aparte la metida de pata con el tema de Euclides, la estrategia de Hipólito es correcta, y no estaría haciendo nada distinto a lo que ya hizo el PLD en campañas pasadas con sus famosos álbumes de la corrupción. Es un crimen que el dinero público sea robado, pero es crimen con mayores repercusiones sociales, y por tanto electorales, cuando ocurre en una época de estrechez económica como la que vive el país y por tanto la gran mayoría de los dominicanos y dominicanas.
Este es el momento preciso para evaluar la forma en que nuestros funcionarios públicos han administrado el dinero de todos. Hasta los precandidatos del PLD lo han entendido así. Francisco Dominguez Brito ha sido el más agresivo hasta ahora con spots publicitarios que señalan que si usted ha sido capaz de robar, debe también serlo para enfrentar la cárcel. Hipólito lo ha señalado de otra forma: si tenemos generales y empresarios presos por corrupción, es hora de que también los políticos sean alojados en Najayo. Hasta Danilo Medina, que ha sido muy conservador tratando de no herir al presidente Fernández, lo ha expresado al señalar que de ser electo presidente no robaría, y además al señalar que corregiría lo que está mal y haría lo que no se ha hecho. Una de las cosas que está mal es la corrupción generalizada en la administración pública y otra que no se ha hecho es perseguirla.
Este debate sobre la corrupción debe ser bienvenido. No se puede tener la visión fatalista de que todo se queda en campaña, y esos discursos se olvidan desde que se llega al poder, lo que ha sido una realidad hasta ahora. Algún día la situación cambiará y uno de los elementos que ayudará a acercar ese día es el debate público del tema.