Sin escarbar mucho, apenas arañando la superficie, aparecen casos de corrupción por donde quiera; parece ser que esta manera de actuar se ha convertido en la norma y no en la excepción.
No sólo tenemos hechos que involucran antiguos funcionarios del pasado gobierno y parientes cercanos al expresidente Medina; también comienzan a aparecer miembros del partido de gobierno y legisladores, a los que se acusa de actividades dolosas. Entre éstos llama la atención el caso del sorteo amañado de la Lotería, institución en donde se designó como administrador a una persona vinculada al mundo de las bancas de apuestas. Sería interesante saber quién se lo recomendó al presidente.
Los abundantes casos que están conociéndose en diferentes instancias y que tienen como protagonistas a vinculados al gobierno saliente no extrañan a nadie, pues aquí se había instaurado una especie de cleptocracia muy bien organizada que sobrepasó todos los límites imaginables. Los montos que se asocian a cada expediente verdaderamente asombran, se habla de miles de millones como si aquello no fuera dinero. Si todo lo que se dice es cierto, me imagino que no será nada difícil ubicar el producto de tan inmenso saqueo.
El problema cuando la corrupción es generalizada, es que hecha raíces y afecta todos los niveles de la sociedad hasta corromperla, afectando el comportamiento de las personas, el clima de negocios y las oportunidades de desarrollo. El caso se agrava en países con una institucionalidad débil, pues los organismos encargados de combatirla no tienen la fortaleza necesaria, ese es el caso de la República Dominicana; aunque se hacen esfuerzos para mejorar la situación.
Es preciso señalar, que la corrupcion no sólo se da en el ámbito político, también ocurre en el empresarial, es bien sabido que grandes fortunas en el sector privado se han logrado en base a la evasión, el tráfico de influencias y el fraude; aunque es de lugar aclarar, que en algunos casos de ese tipo, los involucrados han sido condenados y cumplido sus penas, lo que hasta el momento no ha ocurrido con los políticos.
Algo que debe preocuparnos a todos vista la dimensión que alcanza la corrupcion, es la manera de cómo se va a controlar ese flagelo, que de continuar como va terminara carcomiendo todos los cimientos de la Nación.
El fortalecimiento del Poder Judicial en todos los órdenes, es una pieza clave en la lucha contra ella. Además de la actuación responsable del Ministerio Público, se necesita que los jueces cumplan con su rol de condenar a los que resulten culpables, se recuerda con amargura, que en el pasado casos bien sustentados sucumbieron por sentencias que obedecieron más a intereses políticos que a jurídicos.
Por esas razones, es necesario que la ciudadanía continúe vigilante y exigente para lograr que al fin tengamos una justicia diferente y nos sintamos más seguros y protegidos.