“Cualquier poder si no se basa en la unión, es débil” – Jean de la Fountaine
Un análisis de los resultados electorales del 2012 indica que la“Convergencia por un Mejor País” tendría que sacar cerca de 400,000 votos adicionales a los votos recibidos por el PRD en el 2012 para garantizar un triunfo electoral en el 2016. Esto sería prácticamente imposible de alcanzar sin una estrategia política que garantice una amplia coalición de fuerzas de oposición, incluyendo a personalidades como Guillermo Moreno y Minou Tavárez Mirabal. Es decir, así como ha ocurrido con el PLD, la unión con partidos y movimientos minoritarios es vital para alcanzar el triunfo. En caso de que el PRD minoritario y el PRSC se mantengan como partidos independientes, los números indican que la Convergencia necesitaría un poco más de 100 mil votos adicionales, lo que haría una victoria electoral mucho más posible. En caso de una ruptura entre la alianza PLD-FNP y la participación de Alianza País en la Convergencia, los números favorecerían a la Convergencia.
Si analizamos los votos en las elecciones del 2012 sin tener en cuenta las alianzas con partidos minoritarios, es evidente que el PRD fue el partido más votado con 1.9 millones de votos, seguido por el PLD con 1.7 millones. Sin alianzas, el PRD ganó una pluralidad de votos en 33 de 42 zonas de votantes (provincias y zonas votantes en exterior), mientras que el PLD ganó en 9 de 42. Sin embargo, después de incluir los votos aportados por aliados minoritarios, el PRD ganó en 16 de las 42 zonas votantes, mientras que el PLD y aliados resultaron victoriosos en 26. Esto se debe a que partidos minoritarios aliados al PLD aportaron 610,358 votos, casi 3 veces más de los 218,406 votos aportados al PRD por partidos minoritarios. Esta diferencia de 391,952 es enorme comparada a la diferencia de 192,176 votos que separaron la candidatura de Danilo Medina con la de Hipólito Mejía en el 2012.
Ningún partido político en los últimos 30 años ha ganado las elecciones sin sacar una pluralidad de votos en las 5 provincias con mayor número de votantes: Distrito Nacional, Santo Domingo, San Cristóbal, Santiago y la Vega, cuales representan el 52% de votantes. En el año 1996, el PLD sacó 739,529 votos (39%) en estas 5 provincias contra los 698,714 (36%) del PRD. En el 2000, el PRD obtuvo 745,258 votos (46%) en las mismas provincias, comparado con los 377,518 votos (23%) que obtuvo el PLD y los 381,563 (23%) que obtuvo el PRSC. En el 2004 y 2008 el PLD obtuvo otra vez una pluralidad de votos en estas 5 provincias, lo que garantizó su triunfo en estas dos contiendas.
En el 2012, excluyendo alianzas, el PRD ganó en Santiago, San Cristóbal y la Vega, mientras que el PLD gano en Santo Domingo y el Distrito Nacional. En total, el PRD sin alianzas alcanzó 931,335 votos en estas 5 provincias, mientras el PLD obtuvo 918,574. Sin embargo, con alianzas, el PRD obtuvo 1,036,351 votos, comparados con 1,173,589 de votos por el PLD. Es decir, los partidos minoritarios aliados al PLD aportaron 255,015 votos solo en estas 5 provincias claves (incluyendo 120,956 aportados por el PRSC). Esta diferencia en las 5 provincias claves fue determinante, pues es mayor que los 218,406 votos aportados por partidos minoritarios aliados al PRD en todo el país.
En otras palabras, la unión hace la fuerza. El PLD no puede ganar sin el apoyo de partidos minoritarios, incluyendo el PRSC. No es coincidencia que la única fórmula ganadora del PRD en los últimos 25 años (Hipólito Mejía) alcanzó el poder a raíz de una ruptura entre la alianza PLD-PRSC en el año 2000. Por igual, la convergencia no puede ganar las elecciones en el 2016 sin alianzas que aporten una cantidad significativa de votos en el Distrito Nacional, Santo Domingo, San Cristóbal, Santiago y la Vega.
En el 2012, PLD y aliados ganaron con una diferencia de 192,176 votos. Sumándole los votos adquiridos por el PRD minoritario, equivalente al 12% del viejo PRD, o aproximadamente 200,000 votos, los números indican que la convergencia necesitaría cerca de 400,000 votos adicionales para obtener una victoria electoral en la primera vuelta. Esto sería prácticamente imposible, y mucho menos sin conseguir una pluralidad de votos en bastiones Peledeistas como Santo Domingo, Distrito Nacional y San Cristóbal. Esto sería aún más difícil con una baja asistencia electoral en los EEUU, donde el PRD Mayoritario goza con alto respaldo.
Asumiendo que el PRD Minoritario no se arriesgue a una alianza oficial con el PLD, entonces la Convergencia tendría buenas posibilidades de ganar, y más si el PRSC participa como partido independiente, como ha aludido Quique Antún recientemente. En caso de que el PRD minoritario y el PRSC se mantengan como partidos independientes, laConvergencia necesitaría un poco más de 100 mil votos adicionales a los votos obtenidos en el 2012, lo que haría una victoria más probable. Esta posibilidad sería aún mayor con el apoyo de figuras como Minou Tavárez Mirabal y Guillermo Moreno, quienes representan el desprendimiento de un PLD alejado de los principios Boschistas con que fue fundado. El apoyo de estos le agregaría credibilidad a la Convergencia y le restaría votos al PLD en el 2016 en provincias claves, como en Santo Domingo, Distrito Nacional, y la Vega.Sumando los votos de Alianza País, la Convergencia necesitaría un poco más de 35 mil votos adicionales a los resultados del 2012 para obtener una victoria electoral en el 2016. Finalmente, en caso de una ruptura entre el PLD y FNP si se aprueba regularización de extranjeros, como ha advertido Vinicio Castillo, entonces la Convergencia podría obtener más votos que el PLD y Aliados.
Sin duda, los números indican que la Convergencia debe ser una fuerza política con una nueva generación de líderes, pero con el apoyo de viejos robles del PRD Mayoritario y con el respaldo de partidos minoritarios como Alianza País. A la Convergencia también le convendría una posible ruptura de los derechistas PRSC y FNP con el PLD. Más que todo, la Convergencia debe dar señales de cambio desde ahora, con una nueva forma de hacer política, con más transparencia, con propuestas concretas, sin sobornos, sin la compra de votos, sin el clientelismo que siempre ha caracterizado a los partidos tradicionales. Más que simplemente un partido de oposición, la Convergencia debe ser una alianza social para defender valores democráticos e impulsar un nuevo parámetro ético en la política. De este no ser el caso, la Convergencia sería un total fracaso.