Introducción
Ningún sistema opresor se identifica odioso por muy injusto que sea; por el contrario, se presenta como muy preocupado por los pobres, de filosofía democrática e interesado en los cambios que favorecen a la mayoría del pueblo. Con fraseologías agradables procura hacerse simpático.
Aunque tenga por base las más cruel explotación, lo que se va a escuchar con relación al régimen de dominación son expresiones atractivas, encantadoras, sumamente seductoras a los oídos de los oprimidos; su discurso fascinante cautivaría al más ardiente de sus oponentes.
Por la seducción, el hechizo fijado en la conciencia de quienes padecen los daños causados por el sistema opresor, estos no alcanzan a comprender que son perjudicados con los mensajes bonitos transmitidos por sus opresores para que alegremente los acepten.
Las expresiones con las cuales se busca conquistar, o de cualquier forma agradar a los de abajo, son difundidas por propagandistas de sistemas que descansan en injusticias. El objetivo es que los afectados se sientan identificados, embrujados con lo que es la causa de su desgracia. Las palabras utilizadas como cebo por los defensores del sistema se fijan bellas en el cerebro, aunque sean en esencia desagradables, repelentes.
Para impulsar a una persona a que acepte tranquilamente una situación que la lesione, hay que hacer con ella una labor de convencimiento, estimularla para que llegue a la alucinación y termine entregada, no importa que sea mediante deslumbramiento engañoso.
Los políticos del sistema que predomina en el país, para cautivar a los hombres y mujeres del pueblo, han recurrido a ponerles bellos anzuelos rodeados de palabras tales como justicia social, libertad, igualdad, comprensión, amor y fraternidad, completarlas enloqueciéndoles con expresiones de democracia, bienestar colectivo, pan, educación y salud.
Con los párrafos anteriores procuro demostrar que las grandes mayorías nacionales han sido víctimas de las maquinaciones de los aprovechados e identificados con el sistema predominante en el país, las han mantenido cautivadas; y en semejante forma han procedido, sin excepción, todos los partidos tradicionales.
El pueblo ilusionado, y preparado para el engaño
1.- Una aliada permanente de los que viven a costa de la miseria del pueblo es la ignorancia, que condiciona a las personas y las mantiene sin capacidad para pensar; privadas del conocimiento de las realidades en que viven, y las lesionan espiritual y materialmente.
2.- Los favorecidos por el sistema, apoyándose en la ignorancia, han hecho creer al pueblo que su felicidad llegará en un determinado momento; que el estado de pobreza en que vive es transitorio, el avasallamiento desaparecerá próximamente, y en lo adelante todo será comodidad.
3.- El carente de conocimientos, el lego, es ajeno a las causas que le llevan a permanecer en una especie de limbo, a no saber lo que ocurre a su alrededor; aunque permanentemente es golpeado por el ordenamiento económico que lo lleva a mantener con su mente empañada, permaneciendo como si viviera en la luna.
4.- Amplios sectores de la sociedad dominicana, al no tener la menor noción del porqué su estado de degradación, lo que motiva ser un tarugo, lleva una existencia de total oscurantismo. El que ignora las causas generadoras de los fenómenos sociales permanece sin prestar atención a los hechos que se dan en el medio donde vive.
5.- Aquel que ha sido inducido a la estupidez, es una pieza fácil de utilizar por los que deben su prosperidad a la misma masa que trata como zoquetes y necios de la sociedad. Los dominados por la viveza y las habilidades de los dueños del poder, para estos no tienen ningún valor, son algo así como cazurros de ocasión.
6.- En nuestro país la inerudita forma parte de la reserva de que dispone el sistema para siempre tener disponibilidad, y en ningún momento interrumpir la producción por falta de mano de obra dócil a su servicio. Mientras menos ilustrado y más ignorante es el que vive de la venta de su fuerza de trabajo, mucho mejor para el aprovechador de las penumbras.
7.- La inocencia, que entraña la ignorancia, hace posible que los maquinadores permanezcan en constante intriga para adormecer a sus víctimas que, una vez aletargadas, se muestran anestesiadas y en disposición de cumplir con los designios de sus confabuladores.
8.- Por el vacio que tiene en su mente el individuo carente de conocimientos, lo hace fácil para la siembra de ilusiones, obra de astutos, taimados y maliciosos. La captura de la voluntad de un ignorante no es difícil, y mucho menos para un operador del maquiavelismo.
9.- Hacer fijar ilusiones en el cerebro de un asalariado está al alcance de cualquier entendido interesado en dominarlo, lo que logra sin la mayor complicación, porque la inexperiencia acompaña al fracaso de aquel que no tiene capacidad para discernir, saber cuándo lo quieren embaucar.
10.- Es común ver que a la persona víctima de la ignorancia le hacen creer que la igualdad ante la ley, es lo mismo que la igualdad de oportunidades, y procuran convencerla de que por el hecho de los seres humanos llegar al mundo de los vivos con iguales órganos vitales, los hace idénticos como clases sociales.
11.- Al ilusionar a alguien se le lleva a la mente la idea de ánimo, se busca motivarlo, entusiasmarlo; llenarlo de esperanza; que le aguarda algo bueno, hacerle creer que se acerca su felicidad en la tierra. Aquel a quien ilusionan, hinchan su cabeza de promesas halagadoras; lo llenan de gracia, llegando a encandilarlo de tal forma que se cree haber tomado el cielo con sus manos. Lo convierten en dueño de castillos construidos en el aire.
12.- Por los ofrecimientos que le han hecho, históricamente el pueblo dominicano se ha mantenido ilusionado, hasta llevarlo a permanecer oprimido, pero embriagado de ilusiones que, con el tiempo, se han convertido en fantasías, invenciones creadas por artífices del espejismo.
13.- En el accionar político es donde lo mejor de nuestro pueblo puede comprender que lo han mantenido con los pies separados de la tierra, poniéndolo a forjarse, alucinarse, deslumbrarse con ofrecimientos, palabras adornadas para embaucarlos.
14.- Los adversarios de las masas populares, al ilusionarlas llevan a su cerebro la posibilidad de alcanzar sus objetivos liberadores, pero el tiempo les demuestra que ellas no son más que cosas políticas, arrastradas por fabulas, absurdos, puros disparates para ponerlas a delirar con desatinos elaborados en forma de regalos envenenados.
15.- En la conciencia de los hombres y mujeres del pueblo, los políticos del sistema que padecemos hoy han establecido la ilusión de que pueden esperar una democracia muy sana, y que pronto llegará, pero la materialidad prueba que todo no ha sido más que una esperanza atractiva, pero falsa.
16.- El tiempo pasa y el pueblo es más y más golpeado por la miseria, aunque los ideólogos al servicio del statu quo procuran convencerlo, poniéndolo a delirar, mentalmente moviéndolo entre alucinaciones y manía, hasta llevarlo a devaneos que lo hacen ver como entes descabellados sin objetivos posibles a lograr.
17.- Mientras más atrasado es un determinado grupo social marginado, es más propenso a ser víctima, a creer en los anhelos que sellan en su cabeza los políticos vendedores de expectativas que, al final, concluyen en decepciones que guían a la desesperación.
18.- Las grandes mayorías nacionales, las masas empobrecidas han sido educadas por el sistema y orientadas por sus supuestos líderes, a que permanezcan en espera, que aguarden otra oportunidad, la cual nunca ha llegado ni llegará bajo el orden económico actual. Pura y simplemente, las han mantenido en estado de desesperación, aunque esperanzadas en las promesas fundadas en simples perspectivas.
19.- Los sueños, las quimeras que ofrecen al pueblo los partidos del sistema son representaciones fantásticas; alucinaciones para que sirvan de encantos, y maravillar así la cabeza de los que creen en fascinaciones celestiales.
20.- No está en discusión que una masa considerable de nuestros compatriotas se mueve cambiando de necesitados a indigentes, de apurados a pobre diablos, de pelagatos a marginados, y de desheredados a pedigüeños. Para ellos el medio es de calamidad, desdicha, pesadumbre y de profundo abatimiento. Pero el letargo en que el sistema que padecemos ha sumido a amplios sectores de nuestro pueblo, no durará para siempre; el despertar ha de llegar más temprano que tarde, y ahí mismo terminarán las penurias generadas por el ordenamiento económico vigente.
Reflexiones finales
a.- El atraso secular que ha mantenido al pueblo dominicano con un bajo nivel educativo y de conciencia política, ha contribuido a que sea afectado espiritual y materialmente, arrastrando una existencia de penurias y grandes precariedades, con el agravante de que todavía no ha llegado a comprender la causa generadora de sus desgracias, el caldo de cultivo de donde proviene su indigencia.
b.- La opresión social que castiga a la verdadera comunidad dominicana, la priva de pensar con libertad, razonar con relación a la miseria que la agobia, y reflexionar en torno a cómo liberarse, consultar consigo misma respecto al método de lucha que ha de aplicar para vencer a sus adversarios; calentarse la cabeza a fin de recapacitar y determinar cuáles son sus aliados en la brega por llegar a ser dueña de su destino.
c.- La falta de conciencia quita a las masas depauperadas la posibilidad de tomar las decisiones que las lleven a quitarse de encima el yugo que las ha mantenido en permanente marasmo, amodorramiento nefasto, funesta inactividad y traumática docilidad.
d.- Una gran mayoría de la población dominicana sufre, padece necesidades; tiene limitaciones que la convierten en mujeres y hombres pordioseros; en menesterosos sin posibilidad de salir del estado de mendicidad y desamparo que han vivido durante años; y sin darse cuenta se han comportado como borregos, esclavos que besan sus cadenas, ignorando que están santificando el sistema causante de sus pesares.
e.- Todos aquellos que consideran que aquí el modelo económico vigente nos ha reducido como pueblo amante de la libertad, laborioso, heredero de hermosas tradiciones de lucha democrática, deben olvidar la candidez e ingenuidad de la que se han aprovechado maliciosos, picaros, tramposos y marrulleros de la politiquería, para mantenernos a raya, captando la voluntad de lo mejor de nuestro pueblo, para impedirnos demostrar la bravura, y así someternos a sus designios y caprichos.