En la travesía lineal, cronológica, material y cultural la historia del arte occidental, oriental o medio-oriental aparece caracterizada como una travesía donde las imágenes están ligadas a la historia de los cuerpos, los documentos de saberes especiales y las formas artístico-culturales; lo que significa que la creación artística se reconoce localizada en  tiempo, espacio y sociedad. Este proceso habrá de constituir estructuras de la representación artística contextualizadas en una determinada movilidad sociocultural y en una coyuntura pública, económica, antropológica, religiosa y simbólica, entre otras.

Es por eso que la cristiandad occidental y sus vertientes han construido y representado a través de símbolos y signos fuerzas alegóricas y tópicos visuales, donde la mirada y el quehacer del sujeto histórico y cultural desarrolla sistemas de representación y producción propios de relaciones artísticas y economías simbólicas visibles en la dinámica misma de las creaciones culturales.(Véase, en este sentido, las explicaciones de Hans Belting: Florencia y Bagdad. Una historia de la mirada entre Oriente y Occidente, Eds. Akal, Madrid, 2012).

Así las coas, el arte de la baja y en alta cristiandad se ha apoyado en dominios tradicionales de conocimientos: matemáticos, ópticos, filosóficos, geográficos, cosmológicos, meteorológicos, anatómicos y otros saberes que encontramos en las obras de arquitectos, pintores, escultores, ingenieros y proyectistas; profesiones que en la época del humanismo, así como en el alto y bajo Renacimiento dieron lugar a una cultura que hizo posible la primera modernidad en la geografía espiritual y social europea.

Todo lo que en este sentido ocurrió se creó como producto de la indagatoria social, formando parte de una realidad artística que involucró a muchos artistas como científicos, poetas, viajeros, historiógrafos y otros creadores que fomentaron un orden cultural donde el arte influyó como condición sensible y filosófica.

Se podría decir que la travesía artística localizada en tiempo y espacio fue dada a conocer en los centros, escuelas, universidades, que se hicieron eco y espacio de la creación artística, haciendo que  la profesión del artista en la modernidad se reconociera como un modo de vivir y de reflejar o revelar el mundo.

Los diferentes manuales de artistas, diarios, historias, indagatorias y biografías se convirtieron en fuentes para el estudio y la investigación de los diversos oficios y modos de vida artísticos. Lo que hará necesaria la legitimación de las profesiones artísticas, de los quehaceres  creadores y liberales.

La noción de modelo y estado de representación implica también la noción de estilo y la forma que veremos en la pintura, la arquitectura, el dibujo y la escultura. Esto quiere decir que el concepto de representación será hasta el siglo XIX un concepto-eje taxonómico y referencial donde la creación artística será afirmada por el artista, su lenguaje y su modo especial de plasmar los objetos, las fases creadoras, las imágenes  y las visiones artísticas.

Todo lo anterior se fundamenta en el concepto de modelo de investigación, tipo, ley y canon. Lo que quiere decir que el arte presenta formas, funciones y soluciones, debido a que el estatuto de la creación artística hace posible el ente mismo de la creación y el tipo activo de la visión estética; todo lo cual indica una especie artístico-visual y un conjunto o conjunción de signos, contextos, contenidos y  técnicas asumidas en el orden creacional y cultural.