Cuántas sabidurías ofrecen los grandes señores del mundo antiguo, que saboreamos y practicamos en estos tiempos como si fueran escritos frescos. Ayer constituyeron las reglas, normas y costumbres virtuosas de convivencias sociales que facilitaban la correcta forma de vida. Si penamos sabiamente veremos que talvez había mejores relaciones de interacción social entre los individuos y grupos sociales.

Nada en materia de costumbres y educación de los pueblos permanece estancado, pasa y se fusiona con ciertas maneras simbiosis que adaptan las comunidades para aprovechar noblemente sus experiencias. En ese trasiego de cultura hay cosas que se rechazan y otras que alimentan la forma de convivencia. Por eso, los epistemólogos hablan de paradigmas y como éstos en una línea continua y discontinua construyen nuevos conocimientos, ciencia y culturas.

Todo es de alguna forma hologramático, no existen “ compartimientos estancos”, los acontecimientos y riquezas de los pueblos se conectan e interactúan ricamente. Los gobernantes y funcionarios deben sabiamente comprender ésto y observar que son monitoreados, siendo a la postre castigados moralmente por sus víctimas de hoy. A ese tenor el sabio chino Confucio nos predica en El Arte de la Estrategia: el pue

Lo que hacen los gobernantes es luego imitado por el pueblo, por consiguiente, no puede acusar ahora al pueblo de su proceder ni condenarle por ello, pues ha imitado lo que ha aprendido de su príncipe; ha devuelto lo que se le había dado”. Muy claro e iluminador, conforme a su preclara conciencia de sabio y educador de virtudes y principios espirituales que orientaban el correcto proceder de su pueblo. Quien ofrece dignidad, recibe dignidad.

Las desgracias de estas democracias, al menos  occidentales, es que practican el mal ejemplo y el propio gobernante dice del Tiburón para luego hacer todo lo contrario. Y esto, un solo ejemplo; así que como vamos la violencia, la delincuencia y el narco no tienen posibilidad de freno y consecuencia ejemplarizadora  en las sociedades convulsionadas por estos fenómenos degradantes.

Aunque reconozco que esta variable de gobernantes corruptos y dados al dolo, no son los únicos elementos de la imposición de antivalores: el sistema, así como lo oyes, con toda su complejidad nada bueno y alentador ofrece a las nuevas generaciones, ni revierte en los adultos transformaciones positivas que hagan un mundo más feliz.

Tendremos que esperar cambios bruscos que con los años generen sobre las bases de la desesperación de su gente, en materia de educación moral y cívica, sanciones derivadas de leyes e instituciones sólidas, ejemplos morales de los gobernantes, establecimientos de una democracia social con equidad e inclusión de las diferentes clases y sectores sociales que reclaman participación. Sólo así podremos detener o disminuir la ola de violencia y atracos que se desarrolla como torbellino en el país. No buscando remiendos con medidas unilaterales y desconectadas de los reales orígenes sociales que configuran ese tipo de comportamiento. El asunto es, mucho más complejo y hay que atacar todos los indicadores que se interconectan: sociales, económicos, culturales, políticos, educativos y psíquicos.

Al escuchar las diversas declaraciones o comentarios, vistos en el sentido literal de análisis, de parte de los funcionarios, docentes, políticos o ciudadanos de la sociedad civil, respecto a describir los complejos problemas sociales de nuestra amada Dominicana, podemos apreciar que cada cual se comporta como un compartimiento estanco, ya sea los jueces, los policías, el gobierno, la oposición, los comunicadores, las Iglesias, o ciudadanos comunes; los que más echan su vista escrutadora con una visión profunda, compleja e imparcial, son los investigadores, los académicos y sociedades civiles de la sociedad en general.

Haciendo excepciones de personas críticas que trabajan para algunas instituciones y tienen la virtud de apoderarse de los hechos con gran sentido de investigadores. Es ahí el caso de los comunicadores del periodismo de investigación, por cierto poco aplaudido por la población; y por demás tarea difícil por la negación que enfrentan de recibir o perseguir informaciones veraces y transparentes de los eventos acometidos [ por su carácter delicado y comprometedor).

Asociado al peligro que representan la involucración de algunas conductas de los personajes envueltos en la maraña interesada y aviesa de su isla de poder. Ese es un vital elemento crucial por su comprensión social, político y económico para desvelar el ritmo lógico y real de los acontecimientos sociales, dado a que los propios sujetos están involucrados en forma objetiva y subjetiva en el análisis, como juez y parte de un hecho. Dicha relación interconectada produce necesariamente la complejidad a la hora de descubrir su dimensión y carácter dialéctico, la subjetividad pasa por la mente del hombre economicus y social inevitablemente.