La comida rápida o fast food es muy popular, esos diversos menús de platos estandarizados resultan más convenientes para aquellos que tienen un estilo de vida marcado por la rapidez. Contrario a ella está la comida lenta o “Slow Food”, denominación que se originó cuando en 1986 una filial de McDonald’s abrió sus puertas, provocando así que algunos periodistas de medios locales de izquierda, se organizaran en un movimiento que se oponía a la comida chatarra, como también se conoce a la comida rápida; en su lugar proponían optar por una alimentación que prestara atención a la calidad de lo que se consumía y que realzara su valor gastronómico.
Esta manera de utilizar el término 'lento' para nombrar la ideología que le dice no a la comida rápida va acompañada además de la atinada insignia de un caracol. La gente que promueve esta tendencia considera que es “fundamental el derecho a la buena comida y por lo tanto es una responsabilidad proteger el patrimonio de los alimentos, la tradición y la cultura que hacen posible este placer”. El movimiento distingue a los que producen, a los que procesan y a los que comercian los alimentos y platos del “Arca del Gusto” (aparte de lo “lento”, y del caracol también hay un arca). Dentro del Arca se ubican productos o “pasajeros” que van desde animales que son criados en la zona para ser consumidos hasta una variedad de cultivos típicos de la cocina de la comarca.
Del surgimiento del Slow Food se desprende también la iniciativa “Slow City”, que no es más que aquel tipo de ciudad que convierte al ser humano en centro de sus intereses apostando por un modo de vida menos frenético y obviamente donde la inclinación se da hacia la comida lenta. La ciudad que es clasificada dentro de esta denominación intenta poner en práctica políticas medioambientales que protejan los recursos de cada territorio, promoviendo, además de la producción, actividades culturales en cada lugar, habilitando así un escenario para preservar la individualidad en medio de estos tiempos de homogeneización.
Para los promotores del Slow Food es esencial conocer de dónde proceden los alimentos que van a consumir y aíslan aquellos que están saturados de conservantes. Actualmente, el movimiento cuenta con unos 100,000 miembros y está presente en 153 países como se puede leer en el portal oficial www.slowfood.com. En nuestro país, que también es parte de la red, se registra la organización Convivium Slow Food Paraíso, la cual tiene sede en Paraíso, Barahona.
Resulta fascinante apreciar como la Comida Lenta apuesta por “la educación del gusto, el redescubrimiento de los aromas y sabores de las cocinas regionales, y la consideración de la alimentación como producto de la historia y de las tradiciones de los pueblos”.