Con la aprobación de la Ley No. 1-12 que establece la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, la República Dominicana asumió una serie de compromisos con el objetivo de convertirse en un país donde las personas viven dignamente, gestionando sus recursos para desarrollarse de forma sostenible y territorialmente equilibrada e integrada (extracto END 2030); un propósito ambicioso que busca mejorar el bienestar de toda la población sin importar el lugar del territorio en donde resida.
Ante la desigualdad evidenciada entre los distintos puntos de la geografía nacional, “como resultado de los procesos históricos de desarrollo, y de una enorme concentración del poder” (Jacques Attali), la propia Estrategia de Desarrollo establece que en el diseño y gestión de las políticas públicas debe incorporarse la dimensión de la cohesión territorial, con el fin de promover un desarrollo territorial más equilibrado entre las zonas, regiones y/o provincias del país a través de la dotación de infraestructuras, servicios básicos y capacidades.
Esta dimensión es fundamental para impulsar el proceso de recuperación de todo el país, ya que por un lado estas políticas tienen el objetivo de mejorar las condiciones de habitabilidad básica de la población residente en zonas históricamente rezagadas y al mismo tiempo reducirá la presión sobre los principales centros urbanos que hoy se encuentran saturados por una población que ha sido expulsada de sus lugares de origen, por las carencias, precariedades y la ausencia de oportunidades.
Para tales fines la END2030 a través de su objetivo general 2.4, nos muestra tres (3) elementos a considerar para garantizar la cohesión territorial de la República Dominicana de aquí al año 2030, extraídos de sus objetivos específicos: i) incorporar el territorio en el diseño de las políticas públicas, ii) reducir la disparidad urbano -rural y iii) desarrollar la zona fronteriza.
Para incorporar el territorio en el diseño de las políticas públicas, se requiere fortalecer las capacidades de la planificación del ordenamiento territorial en todos los niveles de la administración pública, completar la aprobación de un marco común de Regiones Únicas de Planificación y continuar aplicando el Fondo de Cohesión Territorial. En cuanto a la reducción de la disparidad urbano-rural como segundo elemento clave, la END 2030 propone aumentar el gasto social en educación, salud y servicios en zonas rurales, al igual que fomentar las actividades productivas en estos territoritos, lo cual mejorará las condiciones de vida de los residentes en cualquier rincón de la geografía nacional.
Finalmente, el desarrollo de la zona fronteriza como tercer elemento estratégico indicado en los objetivos específicos permitirá fortalecer la presencia institucional del Estado en este territorio, inyectando capital estratégico a través de la inversión pública focalizada y regulando los incentivos para la participación de los sectores productivos, que contribuirán en la generación de empleos. Tres elementos claves que necesita la participación mancomunada del Estado, los entes organizados, los sectores productivos y toda la ciudadanía; para alcanzar en los próximos diez años un avance significativo en la reducción de las desigualdades en el país.