La toma de cicuta para la muerte de Sócrates, cimentó de manera perdurable muchos aspectos de la filosofía concernientes a la ética-moral. La muerte en cruz de Jesús de Nazaret, cambió el destino de la entera creación. Estos dos hechos son ineludibles y permanentes en la memoria histórica de los pueblos y las civilizaciones de los seres humanos.
La cicuta de Sócrates y la cruz de Jesús, estarán siempre en los anales de los pueblos, para sensibilizar las conciencias, aminorar las intolerancias, ablandar las durezas de los corazones, y despejar el despotismo de los influyentes.
El filosofo Sócrates de Atenas, Grecia, (470-399 a.C.), fue condenado a la muerte por un tribunal, acusado de corromper a la juventud pese a que su más grave delito fuese oponer resistencia a la tiranía de Critias* sobre Atenas. (*Este es otro filósofo y político griego, aristócrata y considerado el más inflexible y cruel del gobierno de Atenas en el año, 403 a.C., José María Zabala, 1962-). La muerte en la cruz de Jesús fue entre, los años 01-04 d.C.
Hechos como estos señalan que no es fácil alterar las tradiciones, cambiar los dogmas religiosas, el estatus social, los códigos de leyes, los hábitos y principios éticos-morales. Estas vicisitudes de condenar a morir al filósofo Sócrates por la cicuta, y a Jesús el Cristo en la cruz del Calvario, indican que es espinoso logar reformas o cambios en las creencias y prácticas imperantes en una comunidad cerrada o la sociedad en general.
Hay percepciones, imágenes, concesiones, disfrutes, o estatus en la sociedad que resisten renovación, alteración o desaparición, por ser muy sensibles o arraigados en la mente y corazón del pueblo o de grupos de poder e influencia.
Por esta forma de ser de la gente, lo que enseñaba Sócrates para promover cambios en la forma de pensar y actuar en Atenas, fue rechazado. La manera de Jesús de acercarse a personas de todo rango social para solidarizase con ellos, sanar a los enfermos, atender a desvalidos, reinterpretar tradiciones de los reglamentos del Talmud (tradiciones judías) y las leyes de la Torá (leyes de Moisés), predicar mensajes, hacer deslumbrantes milagros, y dar ejemplar humildad, no fueron comprendidos y aceptados en Jerusalén, y el Rabí de Galilea y profeta Hijo de Dios, fue muerto en la cruz del Calvario.
El filósofo Sócrates, fue condenado a tomar la cicuta, porque: consideró que la manera de educar a la juventud ateniesa, era apropiada para fomentar el desarrollo intelectual de éstos, y así, ayudar a impulsar el bienestar socio-político de Grecia.
El caso de la muerte en cruz de Jesús, es más complicado, ya que entraña: múltiples individuos, grupos políticos, influentes líderes religiosos, miembros de la fuerza coercitiva, y autoridades gubernamentales. Todos éstos traicionaron, conspiraron e incidieron en el apresamiento, juicio y condena del profeta, el llamado “Hijo del Hombre”, “Hijo de Dios”, y quien se proyectó como “la imagen visible del Padre”.
Tenemos detalles del método de enseñanza de Sócrates, llamado “mayéutica”, gracias a su discípulo Platón.
De Jesús de Nazaret, tenemos narraciones de su vida, enseñanzas, testimonios, pasión, muerte, resurrección y ascensión. Estos están en los escritos del Nuevo Testamento que comprenden las cartas de Pablo, los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas, y Juan, así como los Hechos de los Apóstoles, y otros trabajos epistolares en la segunda parte de la Biblia.