Las plantas sobre las cuales se escribirá en lo adelante en esta columna son todas nativas del Caribe y de las Américas. ¿Por qué las plantas nativas? Porque en tanto que antropóloga/socióloga, tengo gran interés en la diversidad cultural heredada, en la que se manifiesta por medio de los alimentos que ingerimos, las plantas que cultivamos y los recuerdos que inspiran estos alimentos y estas plantas. El estudio entre los pueblos y las plantas se llama etnobotánica.

La mayoría de los habitantes que viven en las Américas, es decir, el Nuevo Mundo, tiene una ascendencia reconocida en el Viejo Mundo, Europa; ya sea en España, Portugal, las Islas Británicas, Alemania, Francia, etc.; o bien en el Oriente Medio, Asia y África. En la actualidad muchos de los alimentos son cultivados de plantas que originalmente fueron transportadas al Nuevo Mundo junto con los primeros pobladores y hasta en los barcos de esclavos.

No obstante lo escrito más arriba, los antepasados comunes adoptaron plantas del Nuevo Mundo y además hábitos alimenticios de los pueblos indígenas. Para muchas personas del Caribe moderno, la dieta consiste no solo en alimentos/plantas de los antepasados, sino también de plantas de los pueblos indígenas y de otras culturas de inmigrantes.

A menudo olvida uno cuáles plantas son nativas y cuáles fueron introducidas. Con frecuencia ocurre que muchas personas que comen papas fritas y hamburguesas en Los Estados Unidos ignoran que el cultivo de papas tuvo su origen en los Andes, que de allí se llevó a Europa y más tarde regresó a América del Norte con los inmigrantes europeos.

Aun cuando las comunidades y naciones de las Américas están separadas por fronteras políticas y por límites geográficos, tales como montañas, océanos, ríos y desiertos, las plantas que crecen en esos separados sitios a menudo son muy similares. Las plantas que se encuentran en República Dominicana se cultivan también en otras islas del Caribe, en la Florida y, en territorios que bordean el Golfo de México; más aun, más al sur, en algunas áreas de América del Sur también; tal y como sucede con la chinola y muchos de sus “primos” y especies relacionadas con esta.

En mi primera visita a la República Dominicana me sirvieron una bebida deliciosa, refrescante de chinola (Passiflora edulis). El sabor de la chinola es uno de entre muchos maravillosos exóticos sabores que sazonan mis recuerdos de la República Dominicana y su pueblo.

Al principio no me percaté de que la chinola era una fruta que viene de un tipo de passionfruit en la familia de Passionfloraceae. En República Dominicana hay cuatro o más especies que pertenecen a esta familia; en los Estados Unidos hay por lo menos seis especies conocidas llamadas flores de la pasión (passionflower).

Mi primer contacto con la bella planta de la flor de la pasión (Passiflora incarnata) fue en una pequeña enredadera que estaba creciendo en una verja oxidada cerca de un basurero, en una rota acera en el sórdido Miami Beach durante la época de los “Vaqueros de la Cocaína”, en la mitad de los años ochenta. El contraste entre el entorno de la áspera calle y la delicada flor fue inesperado.

Los brillantes colores y las delicadas formas hacen que la flor de la pasión aparezca como si fuese diseñada por Walt Disney para decorar la corona de una princesa de un dibujo animado. Como esta flor es de un diseño tan fantástico mi primer pensamiento fue que la palabra “pasión” y Passiflora se referían a su sensual apariencia. No largo tiempo después me enteré de que los padres jesuitas en el Nuevo Mundo crearon esta nomenclatura científica en tanto que una referencia a la pasión y crucifixión de Cristo.

Tal y como aparece detallado en el libro Ethnobotany of Florida de Daniel Austin*, la hoja simboliza la lanza. Los cinco pétalos y cinco sépalos eran los diez apóstoles (dos de los discípulos fueron omitidos, Pedro porque renegó y, Judas porque traicionó). Las cinco anteras en los estambres son las cinco heridas. Los zarcillos o hebras son los azotes o látigo. La columna en el ovario es el pilar de la cruz. Los estambres son los martillos; los tres estigmas son los tres clavos; y los filamentos dentro de la flor forman la corona de espinas. El cáliz de pétalos es el halo.

Los jesuitas pasaron por alto las palabras comunes usadas para estas plantas por los indígenas del Nuevo Mundo, quienes a veces usaban variaciones de vocablos que comenzaban con mara-, mari-, mere-, maka-, etc., como se detalla más abajo:

Las frutas de las diferentes especies tienen muchos nombres comunes:

  • Baleeyail an ´its´aamall (sandía de venado, huasteco, San Luis Potosí, en México)
  • Calabacito de los indios (República Dominicana)
  • Chinola (República Dominicana)
  • Granadilla (en los Andes) y granadillo (en las Antillas y República Dominicana) por comparación de esta con la granada.
  • Grenadine en Haití
  • Huevo de gallo (Cuba)
  • Ítamo real, ojo de venado (México)
  • Juniper berry (Bahamas)
  • Machawq (powatan), machkak (menomini), ma¨ka¨k (cree, Ojibwa), y makákákwi (fox); los anteriores son nombres de varias tribus norteamericanas.
  • Maracujá, maracuyá (Brasil y Colombia)
  • Marigouya (taíno, Haití)
  • Maycock, maypop, mayapple, mollypop, pop-apple apricot-vine (estos nombres los tiene en varios estados sureños de los Estados Unidos, posiblemente adaptados de nombres indígenas)
  • Meloncillo (Cuba)
  • Merécuya (indios caribes)
  • Morita (República Dominicana)
  • Parcha y parcha yedra (hiedra de la flor de la pasión, en Puerto Rico)
  • Parchita de culebra
  • Wild pumpkin (Islas Caimán)

 

Varias especies de chinolas son pequeñas y redondeadas, o en forma ovoide; el tamaño oscila entre el de una pelota de golf y el de una naranja. La cáscara puede ser amarilla, roja, morada, marrón o anaranjada, dependiendo del grado de madurez y de la especie a que pertenece. La pulpa generalmente es blanca con muchas semillas marrones o negras cubiertas por una sustancia gelatinosa anaranjada, amarilla o verde, sustancia que en sí misma es dulce o ácido-dulce.

Muchas de las plantas mencionadas más arriba producen frutas que son comestibles o de las que se hacen jugos; algunas de entre ellas son jugosas y tienen mayor sabor que las otras. En los Estados Unidos en los años sesenta, los anuncios comerciales hicieron de la passion fruit una palabra conocida porque esta era uno de los ingredientes menores en el famoso ponche hawaiano.

Algunos pueblos indígenas también han usado la flor de la pasión para propósitos medicinales. Los cherokees y otros pueblos indígenas han usado la infusión de la raíz de la P. incarnata para tratar el forúnculo; así también usaron estas raíces para detener la inflamación de heridas. A los lactantes se les daba las infusiones de la raíz para ayudar en el destete; además se usó esta infusión para aliviar el dolor de oído. Como tónico para la sangre la infusión la usaron los houma del estado de Luisiana en los Estados Unidos*.

La planta completa se ha usado en forma de té como antiespasmódico y sedante para la neuralgia, la epilepsia, la inquietud, los dolores menstruales, el insomnio y los dolores de cabeza producidos por la tensión. En Brasil se dice que es bueno tomar la bebida con la cena porque ayuda a la digestión y calma los nervios. Las frutas se usan también para producir tinta negra, hecho que es fácil de entender con el nombre indigo berry de las Islas Vírgenes y el nombre ink berry (bayas de tinta) e ink vine (trepadora de tinta) nombre con que se la conoce en Barbados.

Algunas de las plantas de las flores de la pasión se las conoce por la atracción que ejercen sobre específicas mariposas que vienen a ellas por la fragancia y el néctar. Estas mariposas son bellas aunque sus orugas pueden fácilmente destruir pequeñas plantas. Entre las mariposas atraídas por esta planta figuran: Gulf fritillary, Variegated Fritillary, Zebra heliconius, Great spangkles Fritiollary, Julia Heliconian, Julia Dryas, Checkered White, Cloudless Sulphur y la Gray Hairstreak. Para combatir los agresivos hábitos devoradores de estas orugas, la mayoría de las flores de la pasión han desarrollado un patrón de desarrollo de crecimiento igualmente agresivo. Si se las deja desatendidas estas plantas pueden apoderarse de todo un jardín.

Por este medio se anima a los lectores a que añadan sus comentarios, correcciones, ideas, vivencias y recuerdos acerca de las plantas que se presentan en esta columna.

(La mayoría de la información lingüística procede de los libros siguientes: Florida ethnobotany de Daniel F. Austin; Las frutas de los taínos de Bernardo Vega; y de Nomenclature polyglotte des plantes haïtiennes de Arsène V. Pierre-Noel).