En realidad no fue una cena. Je-je. Pero escribir como título Las tapas de Acento no me parece justo para lo que ocurrió, ni tampoco lo suficientemente simétrico para un encabezado apropiado.

Les hablo de una fiesta de camaradería donde los “opinionistas” u “opinioneros” (no se en realidad como se escribe, articulistas de opinión suena tan profesional) de este diario digital, Acento.com.do, nos sentamos alrededor de una gran mesa en un céntrico restaurant y nos conocimos y saludamos e intercambiamos algunas, ¿qué creen Ustedes?, pues opiniones. Muy atentamente recibidos por Fausto y Gustavo, que en su simplicidad y camaradería en realidad actuaron como dos más del grupo.

Desde los maestros Miguel Guerrero y Juan Bolívar, nuestras grandes plumas nacionales Ilonka Nacidit y Andrés L. y muchos de nosotros, que sin tener idea de lo que es periodismo ni escritura, escribimos para que los lectores nos ayuden con su benevolencia y con algo de esfuerzo traduzcan nuestras cuartillas a veces no muy claras.

También conocimos mentes jóvenes, en cuerpos jóvenes, que dicen escribir por el bien de la Patria y otras mentes muy jóvenes, pero en cuerpos algo más gastados, que también hablaron de su intento por un mejor país.

Como decía, entre tapas y vino, conversamos economistas, abogados, periodistas, filósofos, sociólogos, ingenieros, biólogos, politólogos, literatos, artistas y educadores, pero todos “opinionantes”, sobre este mundo de libertad individual, de mentes sin fronteras, que ha sido Acento.com en este su primer año

Nadie dijo nada, por supuesto, del ego intenso e inmenso del que disfrutamos aquellos que nos gusta ver nuestros nombres impresos (en este caso fulgurantes en pantalla) como Firmas de Opinión. Pero ya una vez me dijo ese gran periodista Don Francisco Comarazamy que un poco de orgullo y vanidad nunca había matado a nadie.

Y de mas está decirlo, se vio claramente superado aquel retrato que de los trópicos escribió Claude Lévi Strauss (belga, no francés) en sus “Tristes Tropiques”, cuando relataba que en cualquier aldea de Suramérica podía aparecer un buen violinista que interpretase a Mozart, pero que cuando aparecían dos, siempre eran enemigos irreconciliables.

Ya que, entre tapas y vino – (y un vodka que ordené Yo, y no por aquello de los rusos, sino porque una vez comenté a mi abuelo que había comprado dos botellas de vino y me espetó, casi airado- “¿vino, y para qué bebes vino? ¿Qué le han dado al mundo los franceses que no sea hablar y hablar? Bebe whiskey, los ingleses sí que saben como hacer las cosas”. Desde entonces, rara vez bebo vino y mucho menos después que el propio Presidente de Francia Nicolás Sarkozy, dando por válida la idea del abuelo, comunicó lo mismo a sus ciudadanos en una hoy famosa arenga.)

Como decía, entre tapas y vino, conversamos economistas, abogados, periodistas, filósofos, sociólogos, ingenieros, biólogos, politólogos, literatos, artistas y educadores, pero todos “opinionantes”, sobre este mundo de libertad individual, de mentes sin fronteras, que ha sido Acento.com en este su primer año.

Y asombrosamente, luego de presentaciones y discursos, me sentí más libre, entre tanta gente con un gusto por la libertad tan elevado que muchos ya no recuerdan lo que es la libertad de gustar. Solo la libertad del ser, y de vivir en un país, donde algún día, todos podamos ser; y el parecer (hoy casi de obligación para la supervivencia) se le deje a aquellos espíritus indomables que hagan de ese ejercicio su afición personal.

Que buena la Fiesta de Navidad de Las Opiniones de Acento. Que digno ejercicio de libertad. Que mejor opinión tengo de muchos de nuestros “opinantes”.