He puesto atención a los argumentos de Altagracia Salazar (aunque no preciso si fue en El Patio, Sin Maquillaje o, si era, Cuentas, no Cuentos donde hablaba) en la extraña coincidencia de Temo Montás y Leonel Fernández, en sus calidades de Presidentes del último parto de partidos en las elecciones de Julio del 2020, reclamando que “no sean tocados” los fondos que el Estado proporciona a los partidos con representación congresional y que le asigna paradójicamente por una costumbre hecha Ley por vía administrativa del entonces mandamás del Senado. La razón es simple: es el gasto de la burocracia partidaria, cuando los partidos pierden la inocencia de la moral y la ética que le proporcionaría una ideología sustancial.

La “política” es rentable mientras otros paguen las facturas: en un primer momento, sería la “cuota” de los militantes y los simpatizantes, luego es el “aporte” de los empresarios, y finalmente, los grandes flujos han venido provenientes del lavado de recursos de “fuentes criminosas o non-santas” (como la “cooperación internacional” incluyendo los canalizados a través de agencias de inteligencia igual que los carteles de la “droga”). El financiamiento gubernamental, sujeto a auditoría, que reparte aquí la Junta Central Electoral según los “votos” sufragados por cada formación política, supuso una solución a este entramado criminal. Una amenaza proferida es que si se rebaja el monto al 50% en un año no electoral (como propone el Presidente Abinader) deberán recurrir a los siempre dispuestos amigos “lavadores de origen criminoso" señalados como «el gran cuco» o «el pájaro malo» de nuestra niñez.

En esta situación existen una “Gran Paradoja” y otra “Pequeñina” en su resolución. Comencemos por la pequeña. En el frente a la serie de locales seguidos que forman la Casa Nacional del PLD vi un cartel, de tamaño modesto, con la imagen del Prof. Juan Bosch con la frase “Ejemplo Siempre”. ¿Significa que el ejemplo es saber hacer política con “dineros” ajenos, porque ya olvidaron la ejemplar entrega de los militantes

“originales” vendiendo la prensa del partido y los boletos y bonos para las arcas de la partidocracia? ¿Será que luego de dejar el modelo leninista de organización basado en militantes “revolucionarios a tiempo completo” fracasó y al convertise en “partido de masas”, la forma más rápida es comprándola y para ello se necesitan ingentes recursos financieros, por lo que se estableció una estructura corporativa, creando una burguesía partidaria, al estilo “boliburgués” del chavismo? ¿Habrá fracasado esta burguesía morada iniciada en las dos eras de gobierno “leonelista” y “danilista” por aquello de “todo para mí y nada para el partido”?

Pero, la pequeña paradoja se las dejo a los presidentes incumbentes de sus partidos que rechazaron en conjunto la reducción de los fondos que dispone la Ley Electoral. La Gran Paradoja tiene más calado. Han llegado los que consideramos que este financiamiento a los partidos parece copiado de algunas democracias occidentales. Por ejemplo, Estados Unidos y su Comisión Federal de Elecciones supervisan cincuenta sistemas electorales según cada Estado Federal, en los aspectos de financiamiento de las campañas electorales auditando las donaciones privadas y empresariales. En los países al sur del Río Bravo, en vez de perseguir la calidad de las donaciones, se aplicó el sofisma de financiar con dinero público al sistema de partidos con participación congresional, pero resultó el dinero de los impuestos se sumó al dinero del lavado de actividades criminosas, sin nadie investigar las procedencias “dudosas”.

Volvamos a discutir la Gran Paradoja como motivo de la legislación del financiamiento electoral. ¿Debemos seguir evitando esta incursión del “dinero sucio” del crimen insuflando “dinero sudado” de los impuestos para mantener la partida de “burócratas partidarios inorgánicos” (porque no producen riqueza) como un subsidio a la vagancia?

En esta Gran Paradoja observamos que se ha presentado un “frente sólido” contra la reducción del “subsidio a la vagancia partidaria”; pero, ¿dónde están los seguidores de la tímida propuesta del Presidente Abinader (porque debió ser el rediseño completo para perseguir el financiamiento “inadecuado” a las campañas)? ¿Dónde están los apoyos partidarios, como es la bancada del PRM en ambas cámaras, para “adecentar” la política en todos los niveles, iniciando por el congresional? O, ¿esperan los falsos patriotas y amigos de la “cogioca fácil” (de la que habla la décima de los “Mangos Bajitos”, de Juan Antonio Alix) que el tema se diluya sin tener ellos que identificarse como falsos demócratas, porque

el Presidente Abinader no está actuando como caudillo, con presión o exigencias a sus propios legisladores? ¿Es que en este tema cuenta sólo con Eduardo Estrella, Antonio Taveras y, ahora, Faride Raful más tres partidos ajenos al PRM?

Me acuerdo que en los años 70, el Prof. Mario Bonetti vino con su tesis doctoral preparada para la Universidad de Heidelger, sobre el caudillismo dominicano del siglo XIX, que hizo eco en muchos seminarios a los que asistí, sin darme cuenta que cincuenta años después, la democracia iba a estar agonizando por un comportamiento neocaudillista, de derecha o de izquierda, ¡Vaya usted a saber! Tendremos que volver a esa discusión y situarla en el siglo XXI si queremos entender algo del retroceso político de la clase dirigencial dominicana de la partidocracia.

::::::

Como una evolución de este sainete del “barrilito y el cofrecito”, ya Faride recapacitó y renunció al “privilegio nefando” heredado del poder caudillesco de Reinaldo Pared cuando era Jefe de la Tribu del Senado, por lo que se mereció la suya del cantor de décimas, Juan de los Palotes, disponible en el siguiente enlace:

https://www.facebook.com/pages/category/Personal-Blog/Juan-de-los-Palotes-1348346238595809/

Espero que su iniciativa de eliminar por Ley este engendro repudiable se introduzca ya y más pronto que tarde se apruebe, pudiendo llamar (a la usanza gringa) la Ley «Faride», la que enterró a los mellizos de la corrupción institucional del “Barrilito” y el “Cofrecito”,… ¿de una vez por todas?