Esta brillante idea de negocio está siendo analizada por innovadores empresarios. Tiene perspectivas de resolver otro problema en que se enreda el sector público a la hora de entregar algunos bienes y servicios que leyes le otorgan exclusividad.  Ya se dio con los cementerios. La pasada dictadura municipal del Distrito Nacional los abandonó por lustros. Dejó que se convirtieran en pocilgas, nido de delincuentes, patrimonio pandillas de albañiles, albergue depravados sexuales, profanadores de tumbas, paraíso de necrófilos y oasis de drogadictos.  Puerta del Cielo, Jardín Memorial y Parque del Prado al rescate. Otros inversionistas siguen ese ejemplo en gobiernos municipales tienen al frente insensatos como el defenestrado comediante. Este pensaba, hasta mayo del 2016, que “muertos no votan y deudos no visitan tumbas”. ¿Ajá?

El alto porcentaje de presos preventivos es uno de los principales aspectos negativos que señalan organismos internacionales sobre el sistema carcelario dominicano.  La presunción de inocencia y el estatuto de libertad son dos derechos procesales que los números fríos indican son letra muerta.  Para el Ministerio Público, solicitar que tranquen al imputado como medida de coerción es tan natural como el café al levantarse.  No importa que la prisión preventiva le ponga plazos fatales a la investigación, siempre creen tener tiempo de sobra y pruebas contundentes para lograr condena. También ven en todo imputado a un Jean Valjean o Papillón más interesado en planear, durante la audiencia de medidas de coerción, su fuga del proceso que escuchar los cargos en su contra. 

Los jueces tienden a complacerlos. El exprocurador tenía la costumbre de criticar en la prensa a los jueces contradecían sus argumentos de no arraigo y alta probabilidad de peligro de fuga de un imputado.  En ruedas de prensa donde mostraba vehemencia de inquisidor medieval contra los jueces, argumentaba que con la libertad pura y simple u otra medida de coerción menos gravosa que la prisión preventiva, se daba un golpe mortal a la preparación de un buen expediente para juicio de fondo.  Por eso todos los días decenas de imputados van a parar a cárceles comunes. Apiñados en celdas de recintos donde no hay atenciones humanas mínimas ni para los que están ya cumpliendo penas, es natural que sientan están recibiendo una condena anticipada y tratados como presuntos culpables.

Este mundo bizarro lo puede arreglar el sector privado con la inversión en Casas del Preso Preventivo. Las cárceles públicas tienen que ser exclusivamente para privados de libertad por un proceso donde se falló por lo menos en una instancia.  Recibir una condena de reclusión en primera instancia es un elemento que, sin lugar a dudas, incrementa el peligro de fuga. En una primera etapa es probable que la oferta privada de facilidades a los imputados excluya a éstos, a los que son reincidentes y otros donde mitigar el riesgo de fuga no sea económicamente viable.

Antes de saltar a la conclusión que en los planes de estos empresarios está crear un resort confortable para imputados de alto nivel de ingreso, respire y piense.  Estos no representan una masa crítica justifique la inversión.  Siempre serán pocos, podrán demostrar fuerte arraigo y escaso peligro de fuga a países donde no puedan ser extraditados.  La revisión sensata del pasado sábado a las absurdas medidas de coerción contra un grupo con ese perfil será referente para futuros casos. De manera que la masa de los presos preventivos está en jóvenes humildes que por primera vez entran en conflicto con la ley.  Es a éstos que se está orientando una iniciativa involucra capital privado, familiares imputados, compañías de seguros, juntas de vecinos, iglesias y asociaciones sin fines de lucro nacionales y extranjeras.  Más detalles, que no comprometan el diseño de un plan de negocios con alto impacto social, en una próxima entrega.