El antiguo Distrito Nacional ha transitado por un acelerado proceso de transformaciones a partir del año 2001, el cual se revela a través de una serie de cambios legales, económicos, sociales, físicos y políticos, los cuales vinculan el éxito del territorio capitalino a la consolidación del entorno regional.

La promulgación de la Ley 163-01 transformó aquella enorme capital dirigida por un solo gobierno local y presidido por un solo Alcalde – en aquel momento Sindico – en un territorio metropolitano fragmentando a nivel administrativo, pero unido por un conjunto de sistemas que trascienden las fronteras definidas por ley; dicho emplazamiento se denomina hoy en día Gran Santo Domingo (GSD), el mismo esta conformado por nueve municipios (Distrito Nacional, Santo Domingo Este, Santo Domingo Norte, Santo Domingo Oeste, Los Alcarrizos, Pedro Brand, Guerra, Boca Chica y Los Bajos de Haina) localizados en un área aproximada de 1,426 Kms² y con una población de 3,401,095 Habs. (ONE2010), para una densidad de 2,385 Habs./Kms.²; al contrastar los datos expuestos con la realidad nacional, el Gran Santo Domingo concentra mas de un tercio de la población del país (36.01%), en apenas el 4.86% del territorio, evidenciando la gran concentración de personas focalizadas en una pequeña extensión de la nación.

El análisis de los datos demográficos registrados durante los últimos cincuenta años, desde una perspectiva territorial, permite entender el proceso evolutivo de esta zona metropolitana y la dinámica socio-económica actual que viene presentándose en este importante emplazamiento.

El control de la migración hacia la capital durante el régimen de Trujillo pudo mantener el techo de los quinientos mil habitantes (Perez Montas, Eugenio 2007) hasta los primeros años de la década de los sesenta. Tras el fin de la dictadura los censos realizados en las décadas posteriores cuantificaban aumentos significativos en la población residente en el GSD – antiguo Distrito Nacional -, evidenciando una apertura de los movimientos internos hacia la ciudad capital, con un incremento en la relación porcentual de habitantes residentes, pasando de un 15.46% (1960) a un 28.04% (1981), hasta llegar al registro de estos momentos.

A pesar de que la mayor concentración poblacional del GSD se localiza en el Distrito Nacional – con una densidad de 10,266.34 Habs./Km² – los últimos censos nacionales registran que el aumento de la población esta focalizada en el resto del GSD y no dentro de los limites correspondientes a la capital de la nación. Entre los censos realizados tanto en el 2002 como en el 2010, el incremento poblacional en el Distrito Nacional fue de a penas 21,518 habs. (2.36%), mientras que en el resto del GSD fue de 669,301 Habs. (36.81%). Esta diferencia porcentual esta vinculada con la posibilidad que tiene la mayoría de habitantes de habitar cerca de la producción de riquezas.

La concentración de recursos en la almendra capitalina genera más y mejores oportunidades para la población, sin embargo esta concentración de riquezas incide en la oferta de bienes y servicios, limitando las posibilidades de adquisición a un reducido grupo de la sociedad; razón por la cual se produce un éxodo contínuo de personas hacia la periferia del GSD. Esta migración del centro a la periferia es forzada por el mercado, ya que existe una diferencia excesiva entre el valor de los inmuebles que están localizados más cerca al centro económico y los que se encuentran mas alejados, incidiendo tanto en la venta como en el alquiler de las propiedades.

Sin embargo, no es posible que los bienes y servicios que se generan en el Distrito Nacional se produzcan únicamente con el pequeño porcentaje de la población que tiene la capacidad de localizarse (legalmente) en la capital; ni es posible que el universo para consumir la producción destinada al mercado capitalino se reduzca a las clases mas pudientes; el presente y el futuro de la oferta del Distrito Nacional necesita de un mercado estable con capacidad adquisitiva, que mantenga niveles de demanda continua. Se necesita una clase trabajadora sólida, con oportunidades para el éxito, con acceso a servicios públicos efectivos, con necesidades básicas satisfechas e imbuidos en un ambiente de seguridad permanente, con el fin de que la producción de riquezas y la demanda de bienes puedan ser sostenibles.

Por lo tanto, la dinámica territorial que se construye alrededor del Distrito Nacional requiere de la formulación de políticas que conduzcan intencionalmente al desarrollo de todos los municipios del GSD; un compendio de estrategias acorde a las capacidades y necesidades de cada emplazamiento, con el objetivo de disminuir las desigualdades sociales que se manifiestan en estos momentos y garantizar la estabilidad de la ciudadanía en un entorno seguro y de paz.