El inicio de la campaña política electoral es un hecho, arrancó con aproximadamente dos (02) años de anticipación a la apertura del proceso electoral 2020 y de ella participan, por ahora, representantes de tendencias partidarias y de manera integrar uno que otros Partidos Políticos.
Todo luce indicar que este derrame de precandidaturas continuará su agitado curso, crecerán como la verdolaga sin importarles a los aspirantes si habrá primarias o no, si estas serán cerradas o abiertas, o si se logrará alguna solución de consenso amparada en los contenidos la carta del Presidente de la República a los congresistas.
A los precandidatos(as) existente y a los por venir, parece no importarle lo anterior y mucho menos las discusiones o diálogos empantanados que se registran actualmente en la cámara de Diputados y en su afán, ignoran la existencia de la Ley 275-97, aún vigente.
Todas estas campañas adelantadas, la mayoría a la presidencia de la república, son ilegales, están fuera del período electoral, tal y como lo estipula el artículo 88 de la Ley 275-97 que indica que dicho período inicia el día en que la Junta Central Electoral proclama su apertura y concluye el día en que sean proclamados los candidatos(as) elegidos.
El artículo 87 de la mencionada ley asigna la emisión de la proclama a la Junta Central Electoral y a nadie más, quien deberá publicarla a más tardar noventa (90) días antes de La fecha en que deban celebrarse las elecciones y su respectivo proselitismo publicitario.
En esta ilegalidad se encuentran, por el momento, precandidatos(as) cercanos a la corriente que encabeza el Presidente de la República Danilo Medina al interior del PLD, igual sucede con la tendencia que dirige el expresidente Leonel Fernández quien ya se encuentra en las calles en puro proselitismo. Otros Partidos como el Demócrata Institucional (PDI) y el Partido Nacionalista Dominicano. (No sabemos si este último tiene registro legal), siguen los mismos pasos.
Entre los aspirantes a la Presidencia de la República por el Partido de la Liberación Dominicana se encuentran dos miembros del Comité Político y 7 del Comité Central. Destacan el expresidente de la República y Presidente del PLD Dr. Leonel Fernández Reyna, Reinaldo Pared Pérez miembro del Comité Político, Secretario General del partido y presidente del Senado, Carlos Amarante Baret, Francisco Domínguez Brito, la Diputada Lucía Medina Sánchez, el Pastor Carlos Peña Saldívar y Manuel Crespo perteneciente al Comité Central de esa organización.
De igual manera por el PDI Y el PND se encuentran en plena campaña electoral los señores Ranfis Domínguez Trujillo y Porfirio López Nieto. Este Vendaval no se detendrá, así lo garantiza el anuncio del Expresidente de la República Hipólito Mejía quien ha comunicado que en un mes saldrá como un toro a buscar en las calles la candidatura presidencial del PRM.
Partidos y precandidatos(as) promueven sus aspiraciones y ambiciones sin que exista la proclama de la Junta Central Electoral y sin que partido alguno tenga organizada la preselección interna de sus candidatos(as).
Además del marco de ilegalidad en que se desarrollan estas campañas electorales adelantadas a la Junta y los partidos las mismas podrían arrojar situaciones como la de profundizar los niveles de separación o división existente al interior del liderazgo de los dos partidos mayoritarios del país.
De igual manera estas desesperadas jornadas proselitistas podrían llevarse entre las patas de los caballos la capacidad de los partidos para organizar sus convenciones y/o primarias internas. Si no se han podido poner de acuerdo en el congreso menos podrán hacerlo en medio de la división y la confrontación directa.
Ante la falta de árbitros con credibilidad, la violencia puede hacer asomo, ya que podría generarse un todo contra todos en representación de interese particulares de carácter económico y políticos.
Con la presencia de cientos de miles de precandidatos(as) haciendo todo tipo de campaña las ciudades serían inmisericordemente agredidas, el medio ambiente deteriorado y la calidad de vida negativamente afectada.
Finalmente si no les ponemos control al tsunami que se viene engendrando la credibilidad institucional de la Junta Central electoral resultaría penosamente degradada ya que con su comportamiento la clase política dominicana no hace más que desafiar abiertamente la autoridad del organismo, creando ellos su propia ruta electoral.