En ronda lo escuchábamos, preparado el ambiente académico del Salón de la Facultad Humanidades, al Premio Nacional de Literatura Manuel Matos Moquete, donde ha pernoctado por más de tres décadas entregado en cuerpo y alma al quehacer más noble de la humanidad: la enseñanza de las humanidades, que por cierto, transforma en su laberinto a los actores, que más bien son facilitadores, cual disfrutan la interacción como un manjar suculento, donde cada día representa un nuevo ingrediente de sabrosura atraído por el placer de impartir conocimientos. El propio homenajeado, Matos Moquete, nos lo atestigua al decir en sus  palabras pronunciadas en su Discurso de Aceptación del Premio el 26 de febrero del 2019, al encontrarse desterrado de su Patria en París, Francia, a causa de su accionar político de izquierda, lo refleja en este trozo de su Discurso citado:

Desde ese momento, la ciencia y la literatura se juntaron para siempre en el bagaje de mis actividades habituales, y están tan sólidamente integradas en mi adentro que investigar, leer y escribir son los actos que dan trascedencia a mi vida". La Literatura se lo arrebato a la militancia política, pero ella continuo residiendo en su vida en otra trasmutada en forma diferente, quizás más elevada, más sublime; asumida en la Semiótica, en la Literatura, en la Lingüística, en el Cuento, en la Novela; en fin, en la vida académica trascendiendo en un sujeto integrado con intenso compromiso social.

Matos Moquete en sus comentarios ante sus colegas de Humanidades, reunidos para reconocer su obra y su premio, nos recuerda su ambiente campesino y sureño, con sus supersticiones, santeria ( en su Tamayo  pueblerino) y rituales, que cual paradoja, reconoce su valor cultural y folklórico   no obstante llevar en su pensamiento la llama ideológica con que transito aquellos caminos  de un pasado inolvidable de la riesgosa política nacional. Renace en su sabía experiencia de años en función académica y " reburujado" con el quehacer de la ciencia, que el visualiza desde que matrícula en el Bachillerato en Ciencias Físicas y Naturales.

Podemos apreciar en la vida de Manuel Matos Moquete tres etapas bien definidas :

Su vivencia pueblerina y la influencia familiar y comunera de su Tamayo, con la brega del entorno cultural y lleno de rituales, envueltos en creencias mágicos- religiosas, que proyectaran sus ideas hacia la madurez, hacia el encuentro con el segundo periodo de niñez ; la etapa estrictamente política e ideológica, que juntó a su hermano Plinio Matos, más aguerrido, forma parte protagónica de la elite del MPD, Movimiento hostil a la dictadura Trijillista y a Balaguer; militancia que lo lleva a las ergastulas y posteriormente al destierro en Europa, que le tenía " prescrito el destino" , tal vez protegido por aquella instancia supersticiosa pueblerina, en aras de catapultarlo  para cumplir la obra prodigiosa de inmenso intelectual y futuro Premio Nacional Dominicano. Esa aventura pasa por París V111 y París 111( Universidades Francesas), centros educativos superiores donde se empolla el sólido intelectual que reconoce la Nación Dominicana, la Sociedad Intelectual y la Universidad Autónoma de Santo Domingo, muy recientemente al otorgársele el Premio Nacional, tan bien merecido a un escritor de la Patria.

Matos Moquete de raigambre rural, como lo testimonia su acta de nacimiento, además de su orgullo al decirlo sin tapujos, bajo el manto de su proverbial sencillez, modestia, reciedumbre, de hablar pausado y fluido, nos cautiva con sus anécdotas y rigor lingüístico- intelectual a los que escuchamos y compartimos en tertulias, paneles y disertaciones su recia formación y relatos de la vivencia política, decepcionado por cierto de sus desvaríos en estos tecnológicos tiempos. En 1982 arribo al País y lo conoci junto a su compañera de entonces, cuando se me presento a la Biblioateca Nacional lleno de esperanza a realizar unos talleres literarios, abriéndole las puertas merecidas y como una nueva coincidencia del destino,  al acreditarme en calidad de diplomático en Panamá, allí me encontré con su hermano Plinio Moquete, que recibía en algunas ocasiones en la Misión para arreglo de papeles.

El mismo, nos lo cuenta, cuando narrando los vericuetos del ser humano, el laberinto porque cruzamos  sin saber lo que nos depara el futuro, llegamos a una estación, cuando inesperadamente menos se pensaba, y luego adviene forzosamente el final de todo lo creado ( Dios o la Naturaleza) según su filosofía o creencia, aunque todos terminamos creyendo o fundido en su cultura para disolver esa imperioso impotencia que arruinan a los humanos. Por eso, Matos se refirió a la " Caja Negra ", esa que lo sorprendió a el, que le deparó un mundo riesgoso, prisionero como Nelson Mandela en Sudáfrica;  un destierro alejado, provocador de la nostalgia imaginativa, que convierte a los hombres en creativos, innovadores: lo cito, " yo estaba en París, pero en mi imaginación, yacía Tamayo"(sic). Sólo la investigación es creativa, la ciencia, la literatura, puede desarrollar esos eventos, porque todos los académicos de alguna forma cuando leemos, escribimos, enseñamos con rigor, somos en sus palabras, investigadores. La Caja Negra a que alude es la vida misma, son las sorpresas, lo inesperado, así que el Premio mismo le llego como algo que nunca esperoo y lo recibe con sencillez, laureado en el colectivo de sus colegas que los reciben con jolgorio.

He aquí una poesía suya:

Nací en la temporada
De los vientos
Nací en la temporada de los vientos
cuando los niños no sabían ya decir
amén
Y no creían ya en la conseja
De los Reyes Magos
El da la otra mejilla para otra
Bofetada
La santísima Trinidad de Dios
El negro que se los lleva en el macuto
El viernes santo no se come carne
Sana, sana culito de rana.
Nací en una temporada permanente
Y en ascenso
Cuando la quema de incienso
No bastaba para alejar los males
Y cada uno llevaba entre sus manos
Una sangría de protesta que no
Acababa de pronunciar.
(Sólo la mitad de los versos,
en Abismo ,1973).