El inglés es el idioma a la vanguardia. Es el principal idioma de la ciencia. Y de las tecnologías, por supuesto. Es el idioma de la red digital y las telecomunicaciones y la inteligencia artificial. Es el idioma del comercio. Es el idioma de la navegación marítima y aeronáutica y espacial. Es la lengua de la diplomacia. Sobresale como idioma editorial. Domina en la música popular contemporánea. Es el idioma principal de la industria del entretenimiento. Es la lengua de origen del baseball, football, basketball, softball, hockey, tennis y golf, para solo mencionar algunos de los deportes más populares. Es el idioma por excelencia del turismo. Es la única lengua reconocida como idioma oficial de grandes naciones en todos los continentes. Es por mucho el segundo idioma de las personas que hablan más de una lengua. Es un idioma de presente y futuro: ignorarlo es correr el riesgo de quedarse en el pasado. El inglés es la indiscutible “lingua franca” de la modernidad.
Hablar inglés no es un lujo fatuo. Aprender inglés no es consumo conspicuo. El inglés es una necesidad imperiosa del siglo XXI. Una de las competencias más valoradas en el mercado laboral es el dominio del inglés. Por eso muchas familias de clase media hacen grandes esfuerzos para que sus pequeños aprendan inglés, sabiendo que ese sacrificio es una inversión que se recupera con creces durante toda la vida. ¿Cuántos jóvenes bilingües no consiguen trabajo? Hablar inglés es prácticamente una profesión en nuestro país, y la prueba es que las personas con buen nivel de inglés acceden al trabajo formal con salarios muy superiores a los devengados por empleados monolingües con formación académica similar.
En lo colectivo, a los líderes nos incumbe crear oportunidades tempranas para que todos los dominicanos puedan aprender inglés, sin importar las condiciones económicas familiares, como forma de combatir la pobreza y fomentar el desarrollo humano, además de hacer crecer la economía. Aún más importante que cerrar la brecha digital, objeto de nuestros presentes desvelos, es eliminar la brecha entre los que dominan la lengua franca de la modernidad y los que quedan excluidos de todo lo que significa poder comunicarse con el resto del mundo no hispanohablante. Recientes estudios reconfirman la importancia de iniciar temprano el estudio de lenguas extranjeras, pues después de la adolescencia se hace progresivamente más difícil su aprendizaje. Eso significa que nuestras escuelas y politécnicos deberán en el más breve plazo posible proveer oportunidades de aprendizaje del inglés con la calidad de las instituciones que brindan este servicio a nuestra clase media alta.
Sabemos que no hay una varita mágica para dotar a nuestras escuelas de los miles de maestros competentes requeridos para esta magna obra de la enseñanza del inglés a todos los alumnos. Concedemos que a primera vista luce una fantasía disparatada soñar que nuestros escolares pudieran aprender inglés en el futuro cercano, cuando actualmente apenas unos pocos aprenden a leer y escribir razonablemente bien en nuestra hermosa lengua materna. Pero no es verdad que en 1959 Singapur tenía condiciones más favorables que las que tiene República Dominicana en 2018 para lograr, en pocas generaciones, la hazaña del bilingüismo y la universalidad del inglés. Sin embargo, en Singapur tenemos no solo la prueba irrefutable de que es posible, sino también la evidencia del incalculable aporte de esta valiente decisión a su despegue económico y social que hoy sitúa al diminuto estado del Sudeste Asiático como un líder del desarrollo humano sostenible, en la cúspide mundial del aprendizaje de lengua y matemáticas. En Singapur han logrado esta hazaña sin desmedro del aprendizaje de las respectivas lenguas propias de sus diferentes etnias. No tenemos por qué temer que se produzca el eclipse de la lengua de Cervantes entre nosotros, pues el correcto aprendizaje de un segundo idioma puede, y debe, reforzar el conocimiento de la lengua materna. Ser bilingües no nos hace ser menos dominicanos.
Vivir de espaldas al inglés en el siglo XXI es un imperdonable error estratégico. Conociendo el gran reto que significa prepararnos para universalizar con calidad el aprendizaje del inglés en nuestras escuelas, no podemos esperar a mejorar el desempeño de nuestros escolares en español y matemática para iniciar el proceso de formar a los futuros maestros de inglés. Sin descuidar ni un ápice la enseñanza del español y la matemática, forjemos hoy la voluntad para proveer a todos los hijos de esta patria la misma oportunidad de aprender inglés que las familias privilegiadas damos a nuestros hijos. No condenemos a nuestros compatriotas al arcaico monolingüismo, mientras garantizamos que nuestros hijos disfrutarán de la ventaja de ser bilingües, ensanchando la existente brecha del inglés en un futuro boquete insalvable.
Lecturas:
http://eresources.nlb.gov.sg/infopedia/articles/SIP_2016-09-01_093402.html
https://www.britishcouncil.cl/sites/default/files/escrito-way-yin-pryke.pdf