En mi artículo titulado GOLD, GOLD, GOLD, GOLD, publicado en el periódico HOY el domingo 10 de marzo, me referí a la necesidad de que el gobierno actuara con prudencia en el caso de la Barrick. Insistí en que debería evitarse a toda costa cualquier arbitraje internacional por violación unilateral de los términos del contrato ya que perderíamos millones de dólares en abogados sin ningún resultado.
Algunos amigos del PRD, de otros partidos o los sin partidos me comentaron que ese artículo daba la impresión que yo favorecía a la Barrick. Los mas confianzudos llegaron a decir que había entrado en la nomina de esa empresa. Dios me libre. Pero aquí todo se analiza con pasión, con demasiada subjetividad, a veces con estupideces y no se quedan atrás los muchos que opinan por dinero. Yo enfrío mi sangre antes de opinar para buscar un punto de equilibrio que con frecuencia no alcanzo. Quizás en el caso de la Barrick no lo logre y por eso vuelvo a tratar el tema.
El famoso contrato con la empresa minera está muy bien amarrado, gracias la irresponsabilidad, arrogancia y cero transparencia que caracterizó al gobierno del ex presidente Fernández. Lo mismo sucedió con los “honorables miembros del Congreso Nacional”, los que ahora hablan de patriotismo, de violación a la constitución y de robo de nuestros recursos naturales.
Y así sucedió con todos los contratos de grado a grado que el corrupto gobierno de Leonel Fernández firmó con empresas constructoras, donde se puede comprobar fácilmente que hay sobrevaluaciones de precios de hasta un 40%. Y hablamos de miles de millones de dólares que se cogieron prestados para esas obras, todas asignadas sin concurso. Lo mismo sucedió con la supervisión.
Esos grandes proyectos fueron amarrados por un pequeño grupo de contratistas nacionales y extranjeros a base del fraude, tráfico de influencia, soborno y chantaje, que le costaron al país más de mil millones de dólares pagados en exceso. Pero aquí nadie habla de eso y simplemente admiran las obras sin saber lo que representa para su bolsillo en el presente y en el futuro.
El show de Aduanas fue también algo de mal gusto ya que se supone que todos los embarques de oro, dore o plata (tengo entendido que van como 20 embarques) tienen que ser revisados cuidadosamente y registrarse adecuadamente, tanto si se exporta como si se importa. Eso evita los trastrueques, porque en verdad puede darse el caso de que la Barrick importe los mismos metales de otro país y después lo exporta con algún valor agregado.
Pero todo sucedió días después del discurso del Presidente Medina, como si la actuación de Aduanas, amenizadas por los medios de comunicación, fuera una retaliación. Si algo malo tenía ese embarque entonces los 20 anteriores también ya cuando la política está por el medio, no creo en las casualidades.
En fin, el gobierno tiene que sentarse tranquilamente con los ejecutivos de la empresa y conversar, como parece ser que lo está haciendo. Conversar largo y tendido, sin aspavientos ni politiquería. Porque el tema ha despertado demasiadas especulaciones y opiniones absurdas que solo contribuyen a crear falsas expectativas.
Eso de nacionalizar la empresa, como hizo Chávez en Venezuela con cientos de industrias y bancos extranjeros o como está haciendo Evo Morales en Bolivia, es simplemente una aberración y por eso esos países están en la bancarrota aun con sus extensas reservas de gas y petróleo. Son una vergüenza internacional por el uso ineficiente con que manejan esas empresas nacionalizadas.
Nosotros no tenemos gas ni petróleo. Tampoco debemos imitar las estupideces que hacen otros países. Nuestra seguridad jurídica a la inversión extranjera es lo único que puede sacarnos del hoyo donde nos encontramos.
Por esa poderosa razón no deben tomarse decisiones unilaterales con respecto al contrato de la Barrick. Cualquier concesión debe ser negociada y de no haberla, tratar por lo menos de que se adelanten parte de los beneficios futuros.
Estamos en uno de los peores momentos de nuestra historia económica para privar en guapos. Necesitamos más que nunca atraer la inversión extranjera y asegurarnos de que los organismos multilaterales nos ayuden en caso de caer en una posible insostenibilidad fiscal. No podemos seguir endeudándonos, ni podemos seguir generando más déficits fiscales internos y externos.
Busquemos más dinero haciendo que el gobierno sea transparente en sus gastos. Eso solo podría generar ahorros entre RD$40,000 y RD$45,000 millones al año. Fue lo que el gobierno de Leonel Fernández dilapido y robo años tras año durante los últimos dos periodos que gobernó. Y con eso hubiéramos comprados 3 empresas como la Barrick.