Si se trata con clemencia el malvado, no aprende justicia, en un país honrado comete crímenes, sin fijarse en la grandeza del Señor. (Isaías I, 26, 10-11).

Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría(Mt, 24,12)

Algunas ideas sobre el Estado Ético.

1. Recientemente, Luis Abinader, candidato presidencial  ha declarado a la prensa su aspiración de un Estado ético para el pueblo dominicano. Este  consiste, según él, en un   cese de la corrupción y la impunidad, hasta que en el país se establezca un régimen cuyas acciones se acojan al mandato de la Constitución y las leyes y los valores éticos de sana administración inspiren la gestión pública(Acento, 12/9/17). Argumenta, en su disertación, que su pedido es un deseo del pueblo dominicano expresado en la Marcha Verde.  Acusa, con verbos subjuntivos y con una lógica discursiva propia de los economistas altruistas de la oposición,  al gobierno por basar su política económica en generar los problemas que lo han obligado a reducir las inversiones de capital que generan la desaceleración económica. Propone una ética para el manejo del presupuesto.

El problema no es el Estado, que tiene una esencia ética expresada en sus leyes y juramentos, sino de la aspiración a una gestión pública ética de una generación, de un equipo que colabora con el candidato o candidata. Tanto el Presidente como los funcionarios son juramentado bajos compromisos éticos sagrados. Metieron a Dios como testigo, que a cada rato, tiene que escuchar tantos juramentos en vano y los enfados contra aquellos que reclaman que cumpla con su palabra (Artículo 127 de la Constitución):

Juro ante Dios y ante el pueblo, por la Patria y por mi honor, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República, proteger y defender su independencia, respetar los derechos y las libertades de los ciudadanos y ciudadanas y cumplir fielmente los deberes de mi cargo.

Ahora bien, pensando desde la lógica del político, que ha invertido una cantidad grande de millones de pesos en una campaña para ganar, que ha dejado trabajo y familia para entregarse en cuerpo y alma  en su afán de llegar al poder; que va  atado de pies y mano a ocupar sus funciones; que hay que darle lo suyo a los aliados y a quienes pagaron la campaña electoral; que los 48  meses del período  electivo son insuficientes para  recuperar el dinero y poder continuar subido en el palo, dirá que no se puede cumplir con un Estado Ético. Pero sí se puede, si hay buena voluntad, yendo de despacio en los cambios y  no tan brusco  como le ocurrió al expresidente Juan Bosch, que quiso realizar grandes transformaciones  y desató la furia  de los grupos de poder oligárquicos terratenientes tradicionales. Le cortaron el agua y la luz y jamás volvió al capitolio.

2. El expresidente, Leonel Fernández, su discípulo más aventajado, ha esbozado en varias ocasiones la cultura política corrupta como endémica de los seres humanos, especialmente de los dominicanos. Recientemente escribió un artículo titulado: Odebrecht y el combate contra la corrupción, publicado en el Listín Diario. Intenta, con una lógica argumentativa de jurista y de político avezado, disminuir los efectos de un huracán categoría 5, empujado por los reclamos de la Marcha Verde, de la juventud, de los organismos internacionales y un sector eclesial que presionan para que se tomen  medidas ejemplares sobre los casos de corrupción e impunidad. De paso deja caer una monición sobre   la iglesia católica. Declaró:

Como podrá observarse, la corrupción está extendida por todo el planeta, y es tan vieja en su práctica que resulta incluso anterior a la época de cuando la Iglesia vendía el perdón de los pecados, es decir, las llamadas bulas de indulgencia, lo que provocó a tal grado la ira de Martin Lutero que terminó dando origen a la Reforma Protestante…La corrupción, pues, a lo largo del tiempo, ha sido un elemento intrínseco de la vida pública en la República Dominicana, así como, en mayor o menor medida, en la generalidad de los países de América Latina.

Aunque es cierto, que tenemos escasa tradición cultural dominante de ejercicio ético en la gestión pública desde la fundación del Estado Dominicano y de combate a la corrupción, también es cierto que  ha faltado  autoridad del liderazgo político  para tomar las decisiones gruesas  contra la cultura de la corrupción e impunidad.  Por ejemplo,  ¿qué se ha hecho con la Ley Electoral y de  Partidos Políticos? ? ¿Por qué no se le pone un tope al  endeudamiento, que es un dinero fácil para que otros paguen? ¿Realmente hay independencia del  Poder Judicial en relación al Ejecutivo y Legislativo?  ¿Por qué se ha modificado tantas veces la Constitución para la reelección y no se le presta atención a la seguridad de los ciudadanos que andamos rápidos  y furiosos  como Vin Diesel en las calles de Santo Domingo?

El informe de sobre la Cultura Política de la Democracia  en la Rep. Dominicana y las Américas (2014) concluye con que la delincuencia y la corrupción son percibidas como los males más graves que tenemos en la sociedad dominicana, superando el promedio de la región, y el país se sitúa en la octava posición en este indicador de corrupción (cfr. los gráficos 3.7 y 3.8). Constituyen violaciones al Estado de derecho,  el cual  socava el  al sistema democrático. Esto permite que estos males sociales persistan e incluso se intensifiquen aumentando las víctimas

La historia política reciente   evidencia episodios en que el liderazgo político no tuvo la gallardía para aplicar las reformas que ha demando la sociedad en materia de los compromisos del Estado para que tuviéramos hoy un Estado mejor organizado. El Informe Nacional  de Desarrollo Humano del 2005  lo indicó hace más de una década:

La causa principal de la pobreza dominicana y del bajo desarrollo humano relativo no es la falta de financiamiento y recursos económicos, sino el escaso compromiso con el progreso colectivo del liderazgo nacional político y empresarial durante las últimas décadas.

Ante esta percepción de political reality que tanto refieren los politólogos y comentaristas, también ha habido una political reality  de buenas gestiones  públicas. El problema está en que no se publicitan y cierran el paso a los que pueden ampliarlo. He visto cómo se les corta las alas a liderazgos emergentes porque se sienten amenazados de que se pueda hacer una buena gestión. Tenemos un problema con el relevo generacional en el liderazgo político. Estos son tiempos para el cambio y de una nueva generación, que  tiene que abrirse paso a paso, pero no para ser más de lo mismo o peor. Tendrá que surgir de la educación en valores de las familias, donde aprendimos que no se deber robar y que y que el dinero se gana con el sudor de la frente y no sentado espiando al que trabaja para robarle.

Me pregunto: ¿qué educación reciben en sus hogares una poblada grande de jóvenes que llegan a las universidades sin  valores y responsabilidad para cumplir con sus obligaciones  mínimas académicas?¿Dónde está esos padres con la suficiente autoridad para orientales en el camino y el amor? ¿Qué valor le van a dar a una buena gestión pública y a las personas probas para ocupar las funciones públicas si ellos mismos han sido actores principales? Demasiado bien están los jóvenes, si examinamos muchos de los padres que tienen.

Pegamos el grito al cielo cuando vemos crímenes horrendos que involucra a funcionarios como el de Emely y otros involucrados en sicariatos. Sin embargo, no  pegamos el grito cuando vemos a los   partidos políticos escoger candidatos y funcionarios no aptos para ocupar cargos de poder, que son rechazados por los ciudadanos; tampoco pegamos el grito al cielo  cuando dejamos que muchos videos juegos y películas infantiles formateen los cerebros  de nuestros hijos dejando las huellas subliminares de un éxito fácil, de un léxico que atenta contra la vida, donde la muerte se exhibe acompañada  de un delicioso chocolate. Quien mata más, gana en esos esos demoníacos.

Tampoco se pega el grito cuando se vende constantemente en los canales del cable la figura de  Hitler y otros locuaces dictadores de la historia universal. En lugar de promover la paz y líderes inspiradores de valores, se incitan a la muerte, al derramamiento de sangre y la carnicería humana.  Por eso no me sorprendí cuando escuché a estudiantes de Comunicación decir que el líder que más les inspira es Adolfo Hitler. Fue un hombre bueno para los alemanes que amaba a los animales, expresó una estudiante en nombre del grupo.

Definitivamente, el país no puede estar abierto a todo lo que quiera entrar y salir. Debe establecerse controles sobre lo que llega en las programaciones locales e internacionales que convierten a los niños y adolescentes en seres adultos antes de preparase para enfrentar los problemas de la vida adulta. Tampoco debemos empujar a la diáspora talento  dominicano que engrandecen la patria.

También necesitamos que nuestro ejercicio del liderazgo en los espacios que trabajamos  tenga un contenido auténticamente humano. Los jóvenes necesitan referentes de ejercicio ético en la gestión pública para que se animen a formar parte del Estado y puedan despertar la esperanza de que es posible. Los muy mayores deben cederle el paso a la juventud que se prepara el cambio. Ojalá no se incurran en una práctica política de un tipo de dominicano que también existe en otras culturas, que obra con un tigueraje  de apariencia  ética y respeto a las leyes,   que se cree experto y que es una belleza; pero cuando se le oye disertar da más pena que vergüenza, pero es condecorado y galardonado como  una  maravilla por su grupo.

Aprendamos de los franceses, cuya Asamblea Nacional aprobó una ley de moralización de la vida pública sobre el comportamiento que deberá regir a los funcionarios electos y los que ocupan funciones.

3. En una ocasión le pedí a un aspirante a funcionario público que presentara el libro de Liderazgo Ético. Rápidamente, sin ojear el contenido, dijo: Yo no, no puedo hablar de ética, pierdo las elecciones. Quedé sorprendido por sus palabras muy sinceras -por cierto-aunque todos sus discursos y eslogan de campaña eran una propuesta ética que apuntaba a quebrar la impunidad, el ejercicio faraónico del poder y el uso falto de transparencia de los bienes públicos.

Dicho candidato comprendió muy bien el interés propio y de buena parte de público electoral. Estaba batallando con aliados y seguidores que solo quieren un cargo o hacerse rico sin importar nada, aún de aquellos que se venden como gente decente y democráticos. En ese sentido, el mensaje ético solamente sirve de adorno, de apariencia porque no puede decir en público que va repartir el botín porque también perderías las elecciones.  Sin embargo se firmaron pactos éticos,  declaración de prioridades; pero el corazón está muy lejos de eso: se escondía un liderazgo rentista a costa de los bienes y recaudaciones de sus electores.

4. Adela Cortina, desde un contexto español, ha escrito varios libros sobre ética y política. Propuso una ética de máximo para la gestión de la política y luego evolucionó y la   rebajó a una ética de mínimo. Sugiere que falta una  ética correlacionada con una  acción racional para que pueda ser posible una gestión pública. Yo agregaría una dimensión emocional. Se tiene que sentir y desear ¿Será demasiado pedir para quienes deciden utilizar el presupuesto del Estado?

 5. Tenemos un desafío educativo bien claro(Llamado al Ministerio de Educación): empujar la política educativa a la que se comprometió el Estado dominicano en las reformas curriculares. No necesita explicación, sino de enfilar la llamada revolución educativa a perseguir este desafío:

Desde la experiencia formativa del Nivel Secundario se procura que los y las estudiantes se transformen progresivamente en sujetos reflexivos, críticos, activos, autónomos y comprometidos con la construcción y desarrollo de una sociedad basada en la solidaridad, la justicia, la equidad y la libertad. Es decir, una sociedad democrática que persiga el bien común y que ofrezca oportunidades de  desarrollo que dignifiquen a cada ser humano. Este Nivel prepara al estudiantado para el ejercicio ético de una ciudadanía responsable y participativa. (Currículo del Nivel Secundario, 2017, pp. 27)

6. Concluyo, por el momento, con una apuesta que va en la línea de trabajar por la formación de una liderazgo que genere cambios en la cultura política. Acojo   la exhortación del historiador Antonio Lluberes, en su  conferencia: Movimientos sociales en la historia dominicana, (Bonó, 2017). En nuestro país se necesita y se siente la búsqueda de nueva respuesta, propuesta y liderazgo. Con esa finalidad se estudia la historia.