Con la colaboración del Ing. René Mateo, MSc.
Agricultura de tumba y quema se refiere a la práctica de talar e incinerar bosque y la vegetación para establecer cultivos de ciclos cortos. Dado que luego de dos o tres años de siembras continuas disminuye considerablemente la fertilidad del suelo, si más tierras disponibles para continuar expandiendo la frontera agrícola, el predio original es dejado en barbecho (período de descanso que puede durar de 4 a 10 años) para su recuperación. Por tanto, esta modalidad tiende a ser sostenible en el tiempo en lugares donde sea posible realizar el barbecho, de lo contrario se degrada y agota la fertilidad de los suelos, y conforme se empobrece el suelo en la misma medida se va empobreciendo el agricultor.
En la actualidad más de 500 millones de agricultores a nivel mundial, realizan esta práctica. Esta alta población dedicada a un tipo de agricultura considerada como la principal responsable de la degradación ambiental que afecta al mundo, es motivo de preocupación para los gobiernos y las organizaciones internacionales, relacionadas con el medio ambiente y los recursos naturales, como la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Fundación Rockefeller.
Entre los males ambientales causados por este tipo de práctica agrícola, se destacan las siguientes: deforestación, erosión, reducción de vida de los embalses, pérdida de la biodiversidad y reducción de nutrientes. Se estima que sólo el año pasado (2011) fueron tumbados y quemados, para fines agrícolas, más de 11.4 millones de tareas (736,000 hectáreas) de bosque.
La combinación de la agricultura moderna y la de tumba y quema, continúan siendo la columna vertebral de las economías de países en vía de desarrollo. Y se estima que el 45% de la población mundial sustenta a sus familias a través de éstas. En el mundo occidental, esta realidad resulta difícil de entender debido a los grandes contrastes mundiales. Por ejemplo, en Estados Unidos de Norteamérica, sólo el 2% de la población se dedica a la agricultura, mientras que en algunos países de Asia y África, el 80% de la población sobrevive cultivando la tierra.
¿Por qué si la agricultura de tumba y quema es tan dañina, todavía es la principal actividad agrícola en la mayoría de los países pobres?
Esta pregunta mueve a controversia. Por ejemplo, en la actualidad existe una corriente científica que sostiene que este antiguo método de producción es una alternativa viable para la producción sostenible de alimentos y que sólo necesita algunas modificaciones menores para hacerla más eficiente y productiva. Esto se sustenta en el hecho de que, a diferencia de la agricultura de alta tecnología, la práctica de tumba y quema, siempre y cuando se combine con barbecho, no causa sobre explotación, [compactación del suelo por sobre pastoreo y/o sobre-uso de maquinarias pesadas], tampoco hace uso excesivo de agroquímicos, y hay menos salinización, menos contaminación de las aguas, y menos problemas de drenaje.
Cuando se habla de tumba y quema, implica que se está hablando de prácticas agrícolas milenarias de subsistencia, las cuales, por lo general se realizan asociando cultivos que vayan primero a satisfacer la seguridad alimentaria de las familias campesinas y luego los excedentes se llevan al mercado. De ahí que, a esta modalidad de práctica agrícola se le reconocen bondades, algunas de las cuales destacamos a continuación:
1. No requiere maquinarias pesadas para iniciar la siembra. Ni necesita de productos químicos utilizados en la agricultura moderna para controlar malezas, plagas y enfermedades.
2. Permite liberar elementos esenciales acumulados en la parte aérea de los árboles, como el fósforo, que es escaso en suelos tropicales.
3. Mejora la calidad del suelo, al aumentar el pH y la capacidad de intercambio catiónico, contribuyendo a un mejor flujo de nutrientes esenciales hacia el sistema radicular de las plantas.
4. Mejora la aireación del suelo y favorece una mejor distribución de la luz solar, evitando un crecimiento irregular en las plantas, efecto éste conocido como etiolación.
5. No requiere de gran inversión económica, etc.
Como se puede ver, la tumba y quema por lo general, en condiciones de limitación de tierras y de falta de asistencia técnica oportuna, su saldo es casi siempre ambientalmente negativo, tiene sus defensores en el campo científico quienes le atribuyen bondades (continuará).