Muchos adultos de hoy recordamos con pesar aquella llegada a un nuevo colegio, que por razones variadas, que talvez no tenían que ver con nosotros, nuestros padres decidieron inscribirnos  un día.

Recordamos aquellas miradas como si fuéramos un bicho raro, el pesado titulo de “la nueva” y ni qué decir si éramos gorditas, o muy flaquitas, de piel oscura, con espejuelos o con alguna discapacidad física. Los motes, las burlas, las risitas solapadas, las muecas no se hacían esperar y todo aquello, aunque los demás no se percataran, fue dejando una huella en nuestra personalidad y en la trayectoria que tendríamos en aquel nuevo colegio que nuestros padres decidieron ponernos.

O talvez al leer este artículo te ubicas en el lado de los que hicieron pasar el mal rato, la travesura o la burla a  los que llegaban.

Hoy los juegos son más pesados y las travesuras más riesgosas tanto, que hemos tenido noticias de agresiones graves y hasta de muerte, hoy hablamos de un tipo de violencia que ya tiene nombre y del que ya se han hecho investigaciones. Se trata del “Bullying”, término anglosajón que comenzó a utilizarse en Suecia y en Noruega, introducido por Heinemann utilizando la versión sueca de un libro del etólogo Konrad Lorenz que se refería a un ataque colectivo por un grupo de animales sobre un animal de otra especie que constituye un enemigo natural (Almeida y Gómez Patiño, 2005)

Este tipo de violencia que se da en un colectivo puede tomar muchas formas: amenazas, burlas, tomar el pelo, usar motes despectivos. O con acciones físicas, como golpes, empujones, patadas, pellizcos, impedir el paso a alguien y otras sin palabras ni contacto físico como muecas, imitaciones, gestos, exclusión de un grupo o negándose a cumplir los deseos de alguien, entre otras.

Carmen Alborch, en su libro Malas, (2002) es quien usa el término “agresión relacional” y describe cómo las niñas en las escuelas usan formas de exclusión, tienen camarillas, jerarquías y exigen todo tipo de pruebas para ingresar en el “club”. Los varones, por su parte usan más frecuentemente las formas de violencia física.

En sentido general se han establecido criterios  para definir este tipo de violencia, lo cual nos sirve para identificarlo con más facilidad:

Ataques o intimidaciones físicas, verbales y psicológicas, que están destinadas a causar miedo, dolor o daño a la víctima.

Abuso de poder de una relación asimétrica, desde el más fuerte hacia el más débil.

Ausencia de provocación por parte de la víctima.

Repetidos incidentes en los mismos niños o jóvenes a través de un prolongado y sostenido periodo de tiempo (Swain, 1998).

Toda la comunidad educativa de un colegio o escuela tiene la responsabilidad común de prevenir este tipo de violencia así como de establecer y exigir que se cumplan las consecuencias adecuadas para cuando se presente.

Los directivos y docentes deberán evitar tratos especiales con algunos alumnos o librarlos de las penas de no cumplir con las normas establecidas en el reconocimiento de que la escuela es el ensayo de la sociedad mayor en la que se desenvolverán los niños/as y jóvenes en el futuro.

solangealvarado@yahoo.com

Twitter: @solangealvara2