En la continuidad del análisis del servicio noticioso aquí referido: http://www.acento.com.do/index.php/news/19619/56/El-Estado-esta-en-la-obligacion-de-defender-el-derecho-a-la-vida-de-la-madre.html
En el primer párrafo del servicio noticioso, la defensa de la vida de un ser humano queda a expensa del "ser sujeto social" o más bien, a expensa del reconocimiento arbitrario de nuestra personalidad jurídica una vez nacidos. Por tanto, doy por definido en este contexto que a afectos jurídicos constitucionales. Habla de dos vidas, pero a seguidas habla de "producto" de un embarazo para diferenciar implícitamente cuál de las dos vidas tiene pre-eminencia y valor. Esto en sí contradice intrínsecamente el espíritu mismo del artículo 37 de la Constitución Dominicana. El espíritu del mismo iba en orden a asentar el principio de defensa de la vida del no nacido. Sin que ello significara que diera pre-eminencia a este en contra de la vida de la madre.
En resumen, el Dr. Rodríguez, a conciencia, despoja al no nacido de su dignidad innata por su pertenencia al género humano.
En el segundo párrafo refiere el Dr. Rodríguez que el tema del aborto es una "cuestión ética y moral que tiene respuestas diversas desde el ámbito religioso". Es decir, que sume el debate sobre el aborto y el derecho a la vida del no nacido a un debate ético-moral meramente religioso.
Esta opinión no es extraña. Porque la misma tiene como base aquella idea propia del laicismo radical que arrincona la religión a algo privado. Como si la libertad de religión y por tanto de conciencia no fuera un derecho humano fundamental.
Es falso eso de querer descantar e incluso despojar al Estado mismo de su derecho a decidir en favor de la opción por la vida del no nacido. Está demás decir, que la vida de la madre y la de la creatura no están en contradicción u oposición. Ante la vida, el estado no puede ser neutral y de hecho no lo es. Eso es como que los saldados que van a la guerra adoptaran como código ético prescindir de los compañeros heridos en combate y dejarlos a su suerte, más aun, decidir eliminarlos de inmediato para que no sigan significando una carga de alto riesgo.
Como ya vemos en el tercer párrafo, que habla el Dr. Rodríguez de neutralidad del estado en cuestiones ético-morales. Pero dicha actividad tuvo lugar en el auditorio de la Suprema Corte de Justicia. Es decir, que el Estado Dominicano está optando no solo por ser neutral en un asunto tan grave como la vida del no nato, sino que aloja en una de sus dependencias a estos grupos que tienen definida y clara una opción ideológica sobre la vida en la que es ética y moralmente perfecto determinar sobre la vida de los no nacidos según cuales "motivos" interfieran. Algo así, como una especie de limpieza a-priori. Pero todavía más, es pensar que eso se hace con dineros de todos los dominicanos. Y después viene a decir el Dr. Rodríguez que el estado tiene que ser neutral, pero a la vez tiene que asimilarse a los preceptos de los grupos de presión abortistas. Y a los organismos internacionales que dictan tales pautas. Simplemente intolerable.