Haciendo un breve análisis de la más reciente entrega de Gallup Hoy en la que el Presidente Danilo Medina figura con un 62.5% de la intención de voto, mientras que sus más cercanos competidores, Luis Abinader apenas alcanza un 17.4%, seguido de Guillermo Moreno con un 3.6%, ventaja ésta que a diez meses de las elecciones, parece insalvable.

Definitivamente Danilo Medina demostró ser un estratega político del más alto nivel, pues primero se consolidó a lo interno de su partido, colocando a sus mejores fichas en el Comité Político y en el Comité Central del partido, hasta derrotar a cada uno de sus posibles adversarios a lo interno del partido o, para decirlo más claro, derrotar a su compañero Leonel Fernández y a los que pretendían llevarlo como candidato. Posteriormente, al introducir la modificación de la Constitución, generó las alianzas necesarias para lograr la aprobación de esta modificación, con una mayoría que no fue simple ni de dos terceras partes, sino con una abrumadora mayoría, para así reinstalar la reelección presidencial en la Constitución.

Actualmente se estima que, en más de 20 de las primeras 24 posiciones de la boleta electoral, será Danilo Medina el candidato de esos partidos, mientras que Luis Abinader lo será de algunos pocos y al partido de Guillermo Moreno, la Junta Central Electoral aún no se le ha otorgado el reconocimiento.

Leonel Fernández comienza a proyectarse para organismos internacionales; Hipólito Mejía no accedió a su último intento de postularse, ya que por su edad la constitución no le permite postularse más allá del 2016; Miguel Vargas pasó a ser un inorgánico aliado del PLD, el cual pasó de ser Ministro y candidato presidencial del principal partido de oposición a, si acaso contratista; mientras que Luis Abinader intenta hacer un honroso papel en las próximas elecciones; e igualmente Guillermo Moreno se esfuerza por alcanzar el 5% del favor de los votantes para así acceder a una buena asignación presupuestaria, por parte de la Junta Central Electoral, para poder seguir acrecentando y madurando su proyecto presidencial.

Pero, a pesar de su cómoda situación electoral, el Presidente Medina no desmaya en su afán de avasallar a sus adversarios, continuando con sus acostumbradas visitas sorpresas, además de la gran promoción de las mismas y, poniendo como principal tema de la agenda nacional la unidad de todos y cada uno de los dominicanos en torno a la nacionalidad, la autodeterminación y el problema de las repatriaciones de los nacionales haitianos. Tema que en principio criticamos las iniciativas del gobierno, pero que hoy nos demuestra que su paciencia, prudencia, sapiencia y la diplomacia eran necesarias para el logro de los objetivos, con el menor ruido posible y sin darle mayores motivos de críticas a los dominicanos (por que los hay) y extranjeros, enemigos de la patria.

Durante tres años, el presidente Medina durmió a sus adversarios con el mito de que él no podía ser candidato, por lo que la oposición mejor aupó sus virtudes y sus diferencias con el que si podía serlo, Leonel Fernández, y ahora se aprovecha de que la  nación se unifico a favor de sus ejecutorias en contra del hostil entorno internacional que atenta contra nuestra autodeterminación. De su lado, Luis Abinader tiene ante sí un gran reto y es el de demostrar que puede ejercer el liderazgo de la oposición, el cual venía ejerciendo el Ing. Hipólito Mejía.