En los próximos días gran parte de las instituciones de educación superior del país reinician sus labores virtuales en medio de la crisis sanitaria más importante de los últimos cien años, que ha sido capaz de normalizar el silencio en la ciudad y detenernos en una profunda reflexión global sobre lo que significa ser humano en tiempos de incertidumbre; y justamente aquí quiero detenerme, hoy mas que antes la academia juega un rol fundamental para la humanidad, mas allá de los tecnicismos y habilidades que deberán ser apoyados en la innovación, la creatividad y la producción de conocimiento con particular utilidad social, la academia tiene el deber con la historia de reorientar en gran medida la dimensión humana a través del bien común, la conciencia ambiental y la integridad profesional como valores inherentes del proceso enseñanza – aprendizaje en el siglo XXI.
Profesores de toda la República Dominicana, pesa sobre ustedes, proyectar en sus estudiantes las mejores de sus luces, desarrollar con ellos y junto a ellos la capacidad de la confianza, la flexibilidad, la vocación de servicio y cooperativismo para enfrentar tiempos difíciles, aún por predecir y comprender, hoy de ustedes se espera que sean primero seres humanos y luego profesionales de la educación superior, nuestros maestros inspiradores. Será un gran reto, no lo dudo, pues a su vez ustedes también viven sus propios dramas y aprendizajes forzosos en tiempo récord; un día la tecnología nos fallará y otro la incertidumbre acompañará el proceso, pero no pierdan la esperanza de que su vocación sincera y creativa les sacará a flote, no desmayen, pues están sembrando la mejor de las herencias, en el futuro de nuestro planeta.
A los estudiantes, ustedes nuestros jóvenes, les elevo mis pensamientos con particular entusiasmo, espero entiendan el valor y la oportunidad de este momento, que regresan a su formación profesional, cualquiera esa sea, comprendan la importancia de entrenarse para un nuevo paradigma orientado hacia la cultura de lo colectivo sobre lo individual, la proactividad profesional y un alto sentido de la ética, en lo adelante nuestra sociedad local y global necesita valientes agentes de cambio hacia la sostenibilidad en todo su sentido holístico.
Mis amados universitarios, pongan al servicio de la vida que les ha tocado, sus ideas y su talento, para materializar la profunda necesidad de hacer nuestro planeta un lugar mejor, no permitan que viejos paradigmas les frene su responsabilidad social con propósito y sentido. El mundo, la ciudad y nuestras relaciones sociales que nos están esperando allá afuera no han cambiado, no funciona así, sin embargo lo que si ha cambiado en nuestro profundo interior es la certeza y convicción de que así como las dejamos ya no funcionan, hace tiempo debimos invertir la ruta hacia otro camino de bienestar integral y de armonia equitativa con nuestros sistemas ambientales y socioeconómicos.
Actualmente en medio del drama sanitario en el que nos encontramos, provocado por un virus que viaja en pequeñisimas gotas y una recesión económica al acecho, aún sin estimar, no podemos permitir que nos arrope una crisis social de una ciudadanía sin horizontes, por esto les insto a mantenerse resilientes, valientes y sensibles al rol que la historia nos ha encomendado.