No es un descubrimiento sobre la importancia vital del cultivo del pensamientoy el lenguaje, lo planteado por Andrés L. Mateo, doctor en Filología, profesor de Letras meritísimo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y escritor contemporáneo destacado, en su columna “Del tiempo presente”, publicada el jueves 3 de enero de 2013 en Hoy y Acento.com.do.

Pero en el desarrollo de su tema del día, “El deleite del pensamiento”, él  ha reiterado algunas verdades de a puño –no todas–  que, por su pertinencia, deberían ser reflexionadas con la mayor fruición posible, sin el mínimo asomo de animadversión política, pese a su consabida mordacidad frente al Gobierno.Su discurso verbalizado, como sus silencios,adquieren connotación especialy obligan a ello dada su dilatada carrera docente y su prestancia intelectual. Más cuandoadvierte:

“… he estado revisando los resultados de los últimos cinco años en las pruebas nacionales en lo que respecta a enseñanza del español, y si este fuera un país y no una caricatura, hubiéramos declarado una emergencia nacional por amenaza de cretinismo galopante. La educación dominicana está en crisis, nuestros estudiantes no manejan el instrumental principal del sistema enseñanza-aprendizaje, que es la lengua; y esto los aleja de la maravillosa sensación de descubrir el deleite del pensamiento. Y los aleja de la  posibilidad de estructurar un pensamiento lógico.  El año comienza, la educación es protagonista de las luchas sociales y resulta conveniente conocer estas cosas. Yo no he hecho más que hablar  y escribir de eso en mis últimos años, porque aunque me consta que no alcanzaré a ver la mejoría profunda del sistema educativo dominicano aún con el 4%, es claro que la inversión en la educación podría poner al sistema en las condiciones de desempeño apropiadas. Repito: sólo espero que el 4% permita desarrollar el ambiente de realización efectiva del proceso enseñanza-aprendizaje”.

Perfecto. Un problema sistémico. Bueno que lo recuerde, sobre todo en estos tiempos cuando la moda es confundir problemas estructurales con pasiones y resentimientos personales. Solo que el lío nodata del último lustro, sino que deviene ancestral y es responsabilidad compartida de todos los gobiernos y el sector privado. Y que las gestiones anteriores del PRD y el PLD, de manera especial, deberían estar ahora por lo menos “dándose golpecitos en el pecho” por no haber enfrentado con seriedad esta vergüenza nacional como esperaba de ellos el pueblo consciente.

Si no fuese así, si la causa del problema fuese individual, habría estado resuelta en parte porque miles de discentes que han pasado por las manos de maestros como L. Mateo, en la UASD y otras academias, hoy serían brillantes manejadores de la lengua española. Y muchos de ellos, al pasar a estudiar otras carreras (Comunicación, por ejemplo), no sufrirían del “síndrome de la página en blanco”, cuando no del tormento de sentirse frustrados por sentirse analfabetas después de casi 15 años de estudios. No depende solo de los buenos deseos.

EL RÁBANO POR LA RAÍZ

El país cuenta con muchos docentes dotados de competenciassimilares o superiores a los de otras latitudes. No basta, sin embargo. Sufrimos un problema de fondo.

La educación privada y pública acusa debilidades acumuladas por décadas ante la mirada indiferente de la autoridad. Porque nunca había sido su prioridad. Lo que menos se ha buscado es la formación de ciudadanos críticos, capacitados para tomar decisiones y no dejarse enredar entre las patas del caballo por la publicidad y la propaganda del sistema de consumo. No conviene. La inoculación de “cretinismo galopante” es parte de un diseño global.

En el subsistema público (básica, secundaria, universitaria),la inversión siempre ha sido ridícula. Los profesores y profesoras siempre han cobrado salarios miserables que no les alcanzan ni para comprar el arroz del día; ni pensar para libros y actualización.Nada de vivir con dignidad. Los espacios para la docencia son, sencillamente, insufribles, amén de la sobrepoblación. Su destino casi siempre es quedar abandonados con cáncer en una cama barata frente a dos o tres dolientes. Ante la obsolescencia e irresponsabilidad acumuladas, el Estado se ha hecho el idiota. Los sindicatos magisteriales han caído bajo las garras de la politiquería y deciden muchas veces quiénescalifican para apareceren nómina docente. Ningún incentivo reciben quienes abracen esta carrera con amor. Un montón sin vocación escala sobre mecanismos non santos y la asume nomás como única vía de escape para conseguir unos cuantos pesos y sobreviviral día a día. En cualquier caso, para lograr un salario vergonzoso es necesario pasarse el día entero en las aulas; solo queda tiempo para sufrir de pesadillas y volver a la rutina al día siguiente. En realidad, la lectura y la investigación son una utopía bajo esas condiciones.

El subsistema privado es peor; en él es gigante la simulación. Son excepcionales los colegios y universidades que pueden presentar buenos credenciales. Y no en todas las áreas del conocimiento. Nos  asfixia un semillero de centros educativos primarios, secundarios y superiores no públicos. Quien quiere hacer dinero, aquí, se inventa uno, sin cumplir con requisitos mínimos en cuanto a infraestructura, ubicación, ambientación, laboratorios, calidad del personal, seguridad. Son verdaderos ventorrillos donde cada minuto se inventan una actividad económica con el chantaje de expulsar a los estudiantes si sus parientes no acceden. Allí, también, profesores y profesoras adolecen de altibajos en el pensamiento, escriben con faltas ortográficas imperdonables y, sin embargo, exhiben a estudiantes con índices altísimos porque nadie se puede “quemar” a menos que quieran poner en juego “la gallina de los huevos de oro”: el gran negocio donde las necesidades son grandes y la ignorancia, mayor.

El sistema educativo nacional (privado y público) ha sido exitoso, sí, en su propósito de enseñar a que los estudiantes anden desbocados detrás de un índice y, en cambio, “le huyan como el diablo a la cruz” a los libros y a la construcción del conocimiento.

Sufrimos los tiempos cuando no importa tanto el saber pensar, hablar y escribir, como el prestigio que dan las altas calificaciones, aunque sean injustificadas. Cada vez más estudiantes están en esa línea que obvia los valores y la concienciación, y sus familias corroboran.Lo único que, ante un estudiante malo en el sector público y su par del sector privado, solo el primero será satanizado. El modelo de éxito imperante ha diseñado esa matriz. Una farsa.

El 4% del PIB (casi 100 mil millones de pesos) consignado por primera vez en el Presupuesto Nacional, pasaría como un tierno rumor si el gobierno que preside Danilo Medina (2012-2016) no ataca desde el fondo todas las debilidades del sistema entrópico que le han entregado el 16 de agosto. El primer error sería llevarse del cuento de camino de que el cáncer está localizado en el sector público y que el resto del cuerpo social (lo privado) está sanito y musculoso. Como presidente del país, no de una parte, Medina enfrenta ya una de sus primeras pruebas de fuego de gran magnitud. Hasta ahora, ha demostrado voluntad. Un voto de confianza.