No sé usted, queridi lectori, pero yo, no dejo de pensar, bello nombre, me hace enamorar: Aurora.
Siempre me han interesado los nombres, no solo de personas pero también de animales y cosas. Desde que llego a un sitio pregunto, ¿cómo se llama ese río? ¿Hiwassee? Déjame averiguar qué significa eso. Oh, es nombre Cherokee para culebra cabeza de cobre, ay deja no zambullirme ahí. Igual con animales, me gustan especialmente sus nombres en Latín, cotorra: Amazona ventralis. Cuando leo libro desde que aparece alguna peculiaridad sobre nombres se me prende lucecita.
Platón en Cratylus cuenta diálogo de Sócrates con Cratylus y Hermógenes sobre nombres involucrando como siempre dilema. Si, como dice Cratylus, nombres tienen significado por naturaleza, o si, como dice Hermógenes, simplemente son letras arbitrariamente combinadas y a través de convención asocian lo nombrado. Sócrates contradice a Hermógenes, el nombre correcto para algo debe revelar su naturaleza, incluso menciona a Homero quien alegaba río troyano tenía nombre usado por dioses, Xanthus, y otro usado por humanos, Scamander, es decir, cada cosa tiene nombre verdadero a veces secreto; pero Sócrates como siempre frío caliente más paralante también contradice a Cratylus, nombres no pueden ser enteramente naturales tampoco, y de una vez empieza a desesperar tanto a Cratylus como a Hermógenes como a mí como a todos los presentes desmenuzando etimologías preguntando preguntando despachando muchísimas variaciones con onoma logrando que une floje onomatopeya [del griego onomatopoiía: ónoma {nombre} + poieîn {crear}].
Uff, qué mareo con Sócrates. Ahora algo más poético. Shakespeare, tal vez en medio de pandemia, no tenía tiempo para perder el tiempo filosofando, claro, parece estar de acuerdo con Hermógenes, nombres vienen por convención carajo. Por eso a través de la trágica Julieta nos deleita: ¿KLK en un nombre? Eso cual llamamos rosa, por cualquier otro nombre olería tan dulce.
Thomas De Quincey dijo a veces el nombre de alguien influye en la vida de ese alguien. Si niño es nombrado César, no necesariamente crecerá siendo imperativo ni quiere decir se meterá a político para salir dictador ni corregirá calendario, pero, posiblemente, con suerte, trate de hacer algo grandioso, quién sabe, podría descubrir estrella o microbio. De Quincey también parece intrigado por teoría de nombre verdadero: El verdadero nombre de Roma era un punto de religión ocultarlo; y, de hecho, nunca fue revelado.
Ursula K. Le Guin también se interesó en esa teoría pero no creo por Homero pero por egipcios. En su fantasía de Tierramar cada cosa tiene dos nombres, el conocido por todes, y el secreto, el verdadero, nombrado en la Antigua Habla. Ella lo lleva un chin más lejos, dice conocer nombre verdadero de algo o alguien es tener dominio sobre ese algo o ese alguien. Ya esa teoría había sido referida por Jacques Vandier sobre egipcios, cual supe a través de Borges que lo cita: Basta saber el nombre de una divinidad o de una criatura para tenerla en su poder.
Ahora con divinidad recuerdo a Amín Maalouf en Odisea de Baltasar, el Corán menciona 99 nombres de Dios lo cual hace suponer existe un centésimo oculto para redondear. Dizque Noé lo sabía y por eso se salvó en el diluvio.
Uy si me meto en religión me voy en una. Mejor traigo aquí a Mark Twain. De niño recuerdo chiste si alguien es apellido Delgado casi seguro es gordo. Twain tiene mismo chiste pero siendo tan ingenioso no se va por lo fácil del físico pero por lo abstracto. Dice si nombre de persona se refiere a cualidad, usualmente persona carece de la misma: Prudencia suele ser imprudente. Yo conozco una simpática Soledad quien vive rodeada de gente. Por cierto dicen libros de Twain influyeron parientes en esa era nombraran sus niñes Tom, Finn, Alice, Helen, Agnes. Eso siempre pasa con obras populares, por Juego de Tronos tengo sobrinieta nombrada Daenerys. También pasa lo contrario, parientes dejan de usar nombre de famosa persona atroz, después del 2016 pocos sensatos nombran Donald a vástago.
Otro cosa interesante es toparse en la historia antigua con alguien de nombre ya célebre gracias a otro. Josefo en Antigüedades de Judíos menciona un Judas quien fue alto sacerdote y también un Jesús quien parece armó rebú irritando a multitud al punto de ser asesinado en el templo por su hermano. Plutarco menciona un Esopo no fabulista sino actor trágico admirado por Cicerón, muy irritable parece, quien en medio de obra en el teatro le dio un yaguazo con un cetro a un sirviente quien le pasó por el frente matándolo ahí mismito. También hubo un Sócrates, vilmente plagiado por Wilde, no filósofo pero gramático quien después de ver obra de Menander exclamó: La vida imita a Menander, ¿o qué?
Por último, como soy orgullosamente dominicano no puedo dejar de mencionar esa costumbre paisana tan peculiar de combinar nombre de madre y nombre de padre para nombrar criatura con nombre exclusivo evitando así la tocayería. Conozco una Radhive, nombre de padre es Radhames, nombre de linda madre es Ivelisse; y mi tía Fe y mi tío Elvis nombraron a mi prima Felvis. De cualquier forma, no nombre a su muchacho Gervasio, recuerde a Unamuno: un nombre feo es como una joroba.