Nos referimos al manejo de la publicidad oficial. Apenas se han cumplido los primeros cien días, los de la tregua otorgada al recién estrenado Gobierno, cuando ya aparece una campaña de páginas en prensa, diciéndonos lo bien que lo estamos haciendo con el argumento de esto se hacía antes (mal) en media plana y esto se está haciendo ahora (bien) en la otra media.

Por nuestra parte (que somos yo, y mi conciencia, dos seres raros y que nos confrontamos a cada rato, pero en este caso coincidimos) les aconsejaría unas buenas cucharadas de prudencia en esto del manejo de la publicidad, a los nuevos señores que están encaramados en el palo dulce del poder, por varios motivos.

El primero, es que aún no ha transcurrido suficiente tiempo para que la gallina cante los pocos o muchos huevos que haya puesto en este simpático corral nuestro de cada día. En tres meses se han iniciado bastantes cosas positivas y se han deshecho otras que se estaban haciendo mal, muy mal, y pésimamente mal, y esto hay que reconocerlo como bueno, aunque falta una tarea ingente por realizar, y cientos de casi utópicas promesas de campaña por cumplir. Y como no podían faltar, también se han llevado a cabo unos cuantos disparates, evitables, pero hay que dar un cierto margen a los errores en las etapas iniciales por las consabidas presiones, por falta de tacto, o experiencia.

Las medidas que se acometen a nivel político, económico, o social, necesitan tiempo para desarrollarse, en ocasiones hasta años, y hasta más para ver o corregir sus resultados. Así que Gobierno, tranquilos, Keep Calm, como dicen los chinos de ahora que están aprendiendo inglés a toda máquina para acabar de engullirse el mundo, que aún no es tiempo de cosecha madura, ni de aspavientos.

Otra razón, es que los ciudadanos aún estamos atiborrados, embutidos, hartos, hastiados, y empachados de la bestial publicidad del pasado gobierno, que quiso, sin lograrlo según se vio en las pasadas elecciones, hacernos creer que las cosas las estaban haciendo requetebién y que vivíamos en el país de Alicia, sentados sobre las minas de Potosí, o en la mítica y abundante Jauja.

De verdad, necesitamos un periodo de desintoxicación mediática, de descanso propagandístico, y que lo que en un futuro se nos diga sea la verdad real de las cosas y no la verdad política interesada de unos cuantos señores disfrutando en sus cómodas sillas, y ¡por favor! sin machacarnos más nuestros agotados cerebros.

La tercera cosa, es que estamos en pandemia y hay muchas vidas que salvar (¿se acuerdan de aquella campaña religiosa tan pegadiza?) todos los chelitos, pequeños, medianos, o grandes, hacen falta para paliar las muchas cosas que suceden ahora y sobre todo las que sucederán en los próximos meses, que digan lo que digan las autoridades monetarias sobre el anunciado crecimiento, muchos vamos a entrar o ya estamos bien entrados en prángana, olla, crujía, o malaria económica.

No se ve bien que para celebrar los 100 días de gasten unos millones, 25 hemos oído, que si bien se comparan con el millón de miles del presupuesto nacional podrían parecer una chilata, pero para esos fines y en estos momento se ven más cómo una frivolidad.

Repetimos, en publicidad, Keep Calm, Gobierno, Keep Calm… (¡es que suena tan bien y tan progresista en inglés!)