EL NIÑO

Como de costumbre, mi padre y sus amigos se reunieron el sábado por la noche a relatar historias increíbles de tiempos perdidos en el tiempo, mientras bebían ron fuerte y café retinto, y fumaban interminables cigarros a la luz de una lámpara que agonizaba con la noche y las tabulaciones. Mi madre, mis hermanos y yo no podíamos participar de aquellas conversaciones prohibidas a niños y a mujeres.

Desde esta suave y comatosa región, recuerdo que el sábado pasado hablaron de galipotes y bacás, y de un muerto llamado Pedro, cuyo prontuario criminal le mereció en vida el calificativo de El Cruel. El hombre que contó la historia afirmó que Pedro El Cruel estaba condenado a pasar las noches que faltaban hasta el día del juicio sobre un caballo blanco que galopaba hasta las madrugadas, en un vaivén monótono, alrededor de un lugar grimoso al que llamaban La Recta de Colá. También hablaron de serpientes enormes que devoraban becerros y tenían comercio con el Diablo. Esa noche soñé con culebras abrazándome y con Pedro intentando montarme en su caballo.

EL PADRE

No sé qué me pasó. Parece que fue el Diablo, porque desde muchacho yo jugaba el cero ocho ¨abonao¨ y el domingo lo olvidé, cosa extraña, porque la noche anterior hablamos tanto de culebras. Cuando me informaron que el cero ocho había salido en mayor en la lotería del domingo, se me entró tal furia que me atrevía a picotear el aire y a comerme mi propia carne.

NOTICIA

Hoy, domingo 8 de agosto, a las ocho de la noche, fue llevado al hospital de la ciudad un niño en estado grave, debido a una "pela" que le propinó su padre… Ah, y le informamos que hoy salió el cero ocho en mayor. Felicidades a los agraciados…

EL NIÑO

Mi padre estaba-envenenado por la ira, debido a que no había ganado con el cero ocho. Yo sabía que él lo jugaba ¨abonao¨, pero ignoraba que la culebra daba ocho. Por eso cometí la imprudencia de contarle mi sueño de anoche. De inmediato, la ira de mi padre lo desbordó, y me dijo:

"Por yo tener un hijo intruso que oye lo indebido, Dios me hizo olvidar mi número ¨abonao¨. Así que te daré la "pela" por dos razones: por desobediente y por no contarme el sueño a tiempo".

Dicho esto, tomó el grueso lazo de su yegua flaca, lo dobló en varias partes y empezó a castigarme (quizás con más crueldad que la de Pedro) hasta precipitarme en este sueño esponjoso.